Por Peter Gizzi*
Traducción por Martín Rodríguez-Gaona
Crédito de la foto (izq.) www.hyperallergic.com/
(der.) Wesleyan Poetry Series
5 poemas de Some values of Landscape and Weather
(‘Algunos valores del paisaje y el clima’, 2003),
de Peter Gizzi
Tontaina
Una forma de ver, entrecerrar los ojos
para que la luz sea facetada, embellecida quizá
–es todo tan lento aquí en la cripta,
un ojo con flecos mirando fijamente un mundo inmóvil.
La hora del día me obstaculiza,
rompe mi concentración en pedazos, brilla.
Una sierra eléctrica en el patio del vecino.
Pero quería que esta pintura fuese una obra maestra
para poder así retirarme a una torre de encaje,
cuidar mi terrario y la tortuga que vive en él.
Esa es ciertamente una vida. ¿Dónde estás?
Conduciendo tu coche, maniobrando
los cambios mientras te diriges a la curva.
Pienso en ti más a menudo ahora que estoy muerto,
y espero que tu chevrón te lleve a las estrellas
que tan impacientemente invocas.
No te preocupes, están esperando, parpadeando
ahora y de nuevo. Encontrarás tu camino.
Viento
Quién no es raro cotejando piedras,
un examinador profesional de estampillas caducadas.
Un niño, pensabas confiar en las canciones
tatuadas a un brillante evento.
El deseo se elevó en el altivo árbol de aquellas tardes.
Deshuesado cromo o solitaria huella de neumático –eran lo mismo.
Sigue la cola de la cometa –sus guirnaldas
y cintas- ella renovará tu fe
en las pequeñas cosas. Una palabra concreta así pronunciada
lo hará. Las notas (lo son todo)
reconstituyen el crepúsculo mientras entras
en la canción, la calle, la casa, la ducha.
En defensa de nada
Supongo que estas caravanas apiladas en el terreno al lado de la carretera
serán apropiadas.
Supongo que también ese árbol torcido de eucalipto.
Supongo que esta carretera lo será y los coches y la gente dentro de ellos
en su viaje.
El presente está siempre alcanzándonos, circundándonos.
Es difícil imaginar átomos, difícil imaginar
el hidrógeno y el oxígeno combinándose, tendrá que ser así.
También este cielo con sus nubes manchadas
y esa torre eléctrica a la izquierda, una línea rota libre.
Estaba lloviendo en Delft
Un pilar. Pilas de mármol. Reborde y ladrillo.
Vi tejados. El sol después de la tormenta.
Liz, hay niños con chaquetas rústicas. Adoquines
y el sol ahora en una piscina al borde de la acera.
Te llamaré en una hora adonde estás durmiendo. He estado caminando
siete horas en tu nombre hoy.
Muerta, ahora te estoy llamando.
No hay columnatas. Envoltorios amarillos en la plaza.
Precisamente lo que sospechabas: un mercado con flores y matronas,
carteras.
La belleza anda en este mundo. Todo lo envejece.
Estoy lejos y soy un animal y soy sólo otro poema sobre el yo, un poema
que ve, un poema de ellos aman.
El verde. Todas las distintas ventanas.
Hay mucha piedra aquí. Y césped. Tan bella cada traslúcida
hoja eléctrica.
Y el ruido. Alegría plegándose al tráfico. Estas cosas.
Cosas que han sido muchas veces dichas:
hoja, cremallera, gorrión, dintel , bufanda, persiana.
Empezando con una frase de Simone Weil
No hay mejor tiempo que el presente cuando hemos perdido todo. No se refiere a
la lluvia cayendo
en cierta declinación, a una velocidad variable
sin propósito o diseño.
El todo presente se pierde en el tiempo, según las leyes
de la física las cosas varían
cuando perdemos el presente de vista,
cuando no hay más todo. No más presencia en todo lo que amamos.
En el modelo en expansión las cosas varían lentamente y cualquier
cosa mejor que el presente se pierde muy pronto.
Un día se abona de acuerdo a la gravedad
y el bicho bola marcha. Ido, la bisagra se resquebraja,
la puerta oscila una brisa,
brisa fortuita sobre una gracia abierta al aire,
la velocidad vinculada a disparar a un objetivo de arcilla. Cada nada en su
peculiar estación.
El sol brilla mientras se despinta, desvanece el valor espectral de todo lo
observado. Y el caos no es un modelo mejor
cuando vamos a la deriva.
Cuando hemos perdido una presencia cuando no hay más
un todo. No más presencia en todo lo que amamos,
perdiendo todo en el presente. Oí el zumbido de una mosca. Oí a la naturaleza
revelada,
coches en las calles y la basura, rastros de un mundo,
cada mosca una ventana eterna,
vida genuina, ecológica, pináculos de alquitrán.
No hay mejor todo que la pérdida cuando tenemos tiempo. Ninguna ausencia en
el presente mejor que todo.
En este modelo en expansión la lluvia cae
según las leyes de la física, las cosas varían. Y cualquier
cosa mejor que el presente se pierde
muy pronto. Cierta declinación, una velocidad variable.
¿No hay mejor presencia que la pérdida?
Una gracia abierta al aire.
Ningún tiempo mejor que el presente.