Por Giovanni Collazos*
Crédito de la foto (Izq.) Ed. La Garúa /
(Der.) el autor
5 poemas de Migrante (2017),
de Giovanni Collazos
Lejano puerto del norte
Ahí está el lado sombra que resulta irrefrenable
oscuridad nítida del cuerpo
donde la delgadez de la luz no escurre masa ni raíz
ahí está el grito del trabajador sin máscara
sólo con piedras en la sangre
en la penumbra dislocada grita su cabeza ascética
de su armonía de hambre nace su diurno
y oscurece la brega
su mesa en potencia ahonda un escalofrío
nacen criaturas solares que fecundan cadáveres
oscurece sus doce horas elásticas respira quemaduras
da de comer suturas a los hijos destejidos
se inflama lengua en vientres vacíos
nacen de su garganta ternuras de metrallas
para su aliento nervudo
para su capacidad de frente alta
ahí está absorto craneana forma de tormenta
profusión en preguntas hacia adentro.
Suburbio
Era demasiado. Tantas pancartas vacías en las núbiles calles, tantas voces congénitas y nadie aislaba la bruma. Todo era ascendente, no habían respuestas, se sentían tardíos en tumbas abiertas a altas horas de hálitos. Rezaban las rodillas al tiempo que el pan ausente en los niños les hacía la existencia descalza. Estamos próximos, decían, estamos acá, aniquilando pórticos en los balcones jugados al pie, en esta ciudad pasajera, que no nos cabe dentro. Es así como perderemos todo, es así si esperamos siempre maravillas azules que nos alimenten. Debemos estallar, decía uno. Debemos hacer estruendo en las ventanas y no callar en los brazos, vamos hacia la tempestad, el último minuto es importante como el principio fecundo de nuestros huesos. No seamos guarismos, nuestro estómago no es cerebro vacío, ni televisión satisfecha en su abundancia. Vamos al cemento, a las columnas de tumbas soleadas donde no atardezcan nuestras cenizas. Aún respiramos nuestro libre animal, es lo que hace fluir nuestra fugacidad humana, sin dejar a nadie dormir en púas. Hagamos ruido, que suene Bach en toda nuestra hambre, quienquiera que seamos. Una bala que nos encaje no resuelve la tristeza de las banderas. ¡No es un sueño inservible! ¡no es nada tierno el despojo!, seamos lanza de lo apremiante, seamos la pólvora que no mendiga vida.
Desempleo
Me dice que vivo atado con la cuerda de un ahorcado
aquí donde lo oscuro potencia la calvicie
ha rebañado el colmillo la sonrisa
el triciclo de un niño con costras en los ojos
el mar desde la calle abre la ventana
y un réquiem falso de corolas se bebe los cubiertos
me abstengo de su frío
me engullo tiritando miles de pechos
desabrocho la duda y bailo trompo sobre mi palma
me hago barroco avestruz en cama salitre de disparates
para mi silencio puente de tu no me entiendas
y llega Madrid como palabra fracaso
llega Lima como una derrota
el apellido martillea lírico
la médula de mi anacronismo sentimental
quiero mi cuerpo ser un árbol
quiero barquero navío monte caballo
quiero poder decir la rabia sin resentimiento
quiero no existe si una tortuga es tu mente
me lo dice y me destella carnívoro
el poema no alcanza y decapita
infanticida lagarto que destripa la luna.
Claraboyas
Parado entre los cascajos mientras espero ticket
el túnel se bifurca y nuncasesabe se presenta en las nupcias
es el quince de rojo cuando hay que firmar
un asma de metralla preguntándome
si te da de comer el fluido el concolón de la olla
son las dos del páramo
hallaría el pericardio en la prístina
la limadura craneal abre la soledad en un claro de labios
puede fugarse la esperanza de las maldiciones
pueden los no alcanzados correr como perros sin dueño
para comer pólvora en las noches que soplan
desyerbado desmenuzo la arenga despeino las balas
acopio horas en el desahucio de la certidumbre
supe por los muertos la verdad de las braguetas
del vacío del vicio con los pantalones abajo
la realidad del lúpulo hace el gesto de robarme
martilleo mis costillas en el caldo frío
saco la billetera
y el lenguaje forma ingrediente para el hambre
la belleza es una funcionaria con forma de medusa.
Exilio
Madrugada láctea puesta en una mesa
y esa manera cetácea de mirar el continente
el hombre flexible en su pasturanza
lleva los óbolos designados a los cañones
hombre de caracolas calatas
estancia chorreante en el olor del tímpano
hombre pavimentado con puré de muelles
quién tuviera el rostro de géiseres en los ojos
quién fuera largamente árbol y refugio
túquepliegaselpulso en la piel de los catres
te achacan la sombra como si fuera tuya
hombre lenguaje de la historia
y ese atarse luminoso a tu espalda que detiene el derrumbe.
*(Lima-Perú, 1977). Reside en Madrid desde 1999. Asistió a los talleres de poesía y escritura creativa que imparte la asociación cultural Clave 53, dirigida por Giusseppe Domínguez. Dirige el blog El plebeyo (www.gio-collazosc.blogspot.com). Ha publicado en poesía Contra la niebla (2013), El tísico bolchevique (2016) y Migrante (2017), así como la plaquette Landó blues (2015).