Por Rafael Soler*
Crédito de la foto (izq.) Lucía Comba /
(Der.) Huerga y Fierro Eds.
5 poemas de Memoria y no (2024),
de Rafael Soler
Y todo, para hacer de nuestra vida
el inventario
No hable el joven
que jamás pisó la raya
de frente a cuanto quiso
dictar el porvenir
y era una espuela
no hablen las espuelas
ellas saben ellas conocen
dando brío al débil
ademán de héroe
luego las estatuas
no den voz así lo pido
al ecuestre y sus palomas
pedestal para una cita
con jóvenes erasmus
femenino singular
sandalias
cintura pedestal espuela
niña paloma porvenir
callaos
y el ay de las agujas
y las cuentas que cerramos
con un cero
y los ceros que vinieron
tan callados.
Nadie nos vio, quiero pensar
Bienaventurado el que traiga
el reino de los cielos en agosto
la tersura del vientre
los pechos primerizos
de quien tanto amó
y poco tuvo
pido perdón por aquel día
pero que siga cerca
el vuelo de su pierna
y las cerezas.
Y luego está el grave asunto
de los ecos
Esos tigres
de fósforos prendidos
que al empezar el día me acompañan
con un atril de toses y de sombras
tuya es la culpa
y en su mandil ofrecen
asuntos principales
tuya es la culpa
para que luego digan
que una voz nace tullida
que todo pudo ser mejor
si lo proclamas
tuya es la culpa
tuya la culpa
cada uno en su rincón
con el menú del día
adiós
pásame la servilleta
mañana será su aniversario.
Sueño o asedio, te pregunto
¿Qué fue de aquella novia escarlatina
acogedora vulva en su arrebato
labio flotante del corazón al cuello?
¿qué de tanto ortopédico decir
difuso almidonado nácar?
la poquedad del miembro
cada rincón hollado
sin adelantar mi recompensa
el yunque
palma abarcadora
su aliento a prisa y a galleta
y luego un zumo acre
un decaimiento bucal
de lo vivido
trámite obligado
al cerrar los ojos y escucharla
así la íntima derrota
así los dos que fueron
y a su rincón acuden
pies en busca de calor
los circunloquios
la dueña del ojal
su veredicto.
Así conmigo cuando digo
La vida que ocupo
es casa tomada
espejo cuartel para tenerme
y allí
entre la nada y más
las voces que pidieron labradoras
dar paso a un joven al mío parecido
en la solapa un dandy
por desayuno el viento
copa y abrazo al que primero alcance
la vana gloria efímera
y sus secretos de urinario
recuerdo
que alguien las medallas puso
junto al fuego
y de mejor perecer con los humildes
hubo quien hasta disculpó
la soberbia del vate
su destemplanza
ahora
más entero
justo de hacienda y escaleras
tan solo pido
un verso en sazón de Luis Cernuda
lo que queda
después de los aplausos.
*(Valencia-España, 1947). Poeta y narrador. Ingeniero y sociólogo. Se desempeñó como profesor en la Universidad Politécnica. Obtuvo el Premio de la crítica literaria valenciana (2015), el Premio Cáceres (1982), el Premio Ateneo de La Laguna (1980), el Premio Primera Bienal Ámbito Literario (1978), entre otros. Ha publicado en poesía Los sitios interiores (sonata urgente) (1980), Maneras de volver (2009), Las cartas que debía (2011), La vida en un puño (2012), Pie de página (2012), Ácido almíbar (2014), No eres nadie hasta que te disparan (2016), Memoria y no (2024), entre otros; y en narrativa El Grito (1979), Cuentos de ahora mismo (1980), El corazón del lobo (1981), El mirador (1981), El sueño de Torba (1983) y Barranco (1985).