5 poemas de «Lo que transcurre» (2023), de Odette Alonso

 

Por Odette Alonso*

Selección por Enzia Verducchi

Crédito de la foto (izq.) archivo de la autora /

(der.) Ed. Furtivas

 

 

5 poemas de Lo que transcurre (2023),

de Odette Alonso

 

 

A esta hora

 

no habrá otro rastro que la humedad del llanto

 

No recordaba esta luz

este grisáceo asombro de la noche

asomada a retazos tras el vidrio.

Cuando abría los ojos a esta hora

era para soñar tu nombre entre mis brazos

tu nombre y no tu cuerpo

la espera inagotable de este nunca

que tejimos hilo a hilo

sin miradas.

Cuando soñaba esta hora

era porque tus ojos ya se abrían

a lo lejos

porque tú respirabas

de algún modo

en otro lado.

Allí donde estuviste

estoy ahora

en el limbo de las manos que acarician

la piel inexistente

en la añoranza del aviso que no llega

en esta súplica de cielo y de palabra.

 

La poeta Odette Alonso

 

Volver a casa

 

allí donde estuviste estoy ahora

 

Volvimos a la casa

al diente que ha mordido

y que corroe.

La ropa del invierno

parece una montaña de recuerdos

persisten los olores

despiertan en el hueso la añoranza.

Volvimos a la casa y sin saberlo

encendimos el fuego

esa ilusión que salta

y se despeña.

Hay un perfume simple en estas horas

simple es

tal vez

mucho decir.

 

 

 

Verde

 

simple es tal vez mucho decir

 

Dije verde por decir algún color.

Todavía era marzo

del acordeón brotaban unas notas infames

y olía a gardenias.

Como en una película

he vuelto la mirada

y vi un cielo empedrado

el horizonte un lienzo

mi corazón sencillo en el fragor de la ciudad.

Dije verde

y la tarde se escabulló entre sombras

verde la piel de salamandra

verde el fuego del ocaso en la bahía.

Así cualquier papel parece un mapa

y la tinta se desliza con soltura.

Tinta verde.

Eso dije

por no quedarme muda.

 

 

En el patio

 

por no quedarme muda

 

Talaron los almendros.

Sólo el recuerdo conservará la sombra

la taza de café que alegraba la charla

el bufido que echaba al pasar el animal.

Lo que ahora no existe

existirá por siempre

mientras la tarde traiga su memoria.

Y habrá una mesa

una familia con sus prisas

muy poco el alimento

ese fruto del ingenio y la miseria.

Habrá dolores silenciados

y gritos que reboten en la pared del fondo.

Ahora son otros los muchachos

y otros los padres

pero atizamos la misma herida

sobre esa tabla vieja.

 

 

 

Marea alta

 

sobre esa tabla vieja

 

El labio es lo que miro

la grieta sobre el labio

la luz definitiva.

Busco en la distancia

una señal de inalámbrico humo

ese silencio tan lleno de palabras

que pocas cosas dicen.

Habito estas estancias sin domingo

calles de luz que parpadea

y desencanta.

Muerde el aire del mar

es un golpe en el hombro

un beso viejo

brota en el escalofrío

la sombra de una casa.

Nunca se vuelve a esos parajes

rara vez la yesca mojada regurgita.

No será el amor quien nos rescate

ni sueños de celuloide la historia de estos días.

El sol furioso de los amaneceres

borda la luminosidad del término

en cuyas lindes pienso.

Hay un candor inexplicable en esas voces

es índigo el disfraz

nada puedes hacer.

 

 

 

 

 

*(Santiago de Cuba-Cuba). Poeta y narradora. Reside en México desde 1992. Ha obtenido el Premio Clemencia Isaura (poesía, 2019); el Premio Nacional de Poesía LGBTTTI (Zacatecas, 2017) y el Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén (1999). Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México. Ha publicado quince poemarios, una novela y dos libros de relatos. Ha compilado la Antología de la poesía cubana del exilio (2011) y de Género y sus perspectivas (2022), y coeditora de Versas y diversas, muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea (2020).

 

 

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