Por María Magdalena*
Crédito de la foto (izq.) www.elgranotro.com /
(der.) Ed. El desenfreno
5 poemas de Láudano para el corazón negro (2023),
de María Magdalena
Quisiste láudano
para tu corazón
negro
imploraste
láudano
para tu corazón
negro
un ruego
un rezo
una invocación
mientras sostenías
el puñal
con tu mano.
Que no era la tuya.
Pero fingías
para que doliera
menos
la herida
abierta
como un nenúfar.
Desparramada
y triste
como una
flor.
¿Y si hubiera bastado
con arrancarlo?
Arrojárselo a los
perros
corazón moribundo
que confunde
la agonía
con la muerte.
Láudano para tu corazón
empobrecido.
Láudano para tu corazón
inerte.
Un corazón negro
reconoce
el lugar cobijo
el lugar trampa
donde poder morir
un poco
más.
Una lluvia ligera
anuncia
que el tallo
no tendrá fuerza
para sostenerse
en pie.
El agua brota
con violencia
de la tierra hacia
el cielo
para extinguirlo
todo.
Un corazón resiste
la tempestad
pero no la sutileza
de las catástrofes
breves
e invisibles.
Ennegreció el corazón
cuando fuiste
herida
en el río.
Ennegreció el corazón
cuando las palabras
filosas
en el río.
Ennegreció el corazón
y estamos solas
bajo la lluvia
ligera
dentro de esta catástrofe
privada.
*(Buenos Aires-Argentina, 1984). Poeta y escritora. Psicoanalista. Editora de Las furias. Ha publicado en poesía Spleen (2013), Los nombres del padre (2016), la plaquette artesanal La pequeña muerte (2015), Continente negro (2018; 2021), Un invierno sin Emma y Láudano para el corazón negro (2023); en ensayo La perfecta desnudez. Conversaciones desde Alejandra Pizarnik (2018) en coautoría con Javier Galarza y Leonardo Leibson y Diario de la errancia. Elogio del viaje (2020).