Por Luis Ángel Barreto*
Crédito de la foto el autor
5 poemas de Las máquinas simples (2014),
de Luis Ángel Barreto
NO PERMITIRÉ MARCAS de agua
aquí no
las filigranas estas serán para otro día
hoy me quiero acunar en mi propia bulla
esta vez tomo tiempo en esto
doy sosiego a minuteros
estoy definitivamente posible dispuesto
y me gusta
me soy
con todo y vértigo
entonces juego poniendo pájaros
como si fuera otro
y me discurro
como las horas como la sombra
por eso hoy
día de quemar las telarañas
declaro
que haré un tambor con esta paz
y probaré esta manera de habitar de reunir
de decir
sin que me quede nada por dentro
NO ES POR EL AMANECER
por el crepitar en el silencio
ni es la risa o el exilio
ni la sombra vacía de estos días
es el aguacero
oscura caída de pequeños asteroides
me acuesto en la baranda para olvidarme
para humedecerme en los vitrales
escucho un estallar que parece mío y el sueño
propicia el albor que ahora tengo
un poco después amanezco
dormido
repleto
anidado
para luego huir
pulcro
indecible
ABRAZO EL AGUA
atrapo aquí la espuma
los peces vienen como siempre vienen
como una dispersión
como multitud
parece que el viento desmigaja la cara
cuando se siente un retorno
una vuelta
llegar es tener los pies mojados
llegar es eso
ser mientras más orilla menos ola
CAMINO DESIERTO
en balaustrada ilógica de arena
camino reseco
como caballo perplejo de carrusel
o avestruz
que tiembla
que ocupa
que atiborra
camino como sol obeso
maltratado por la sombra
como oso
sin reloj sin música
camino como arbusto arrancado
como temporal
como polvo
camino vestido de electricidad
con sincopado susto
con alambre enmarañado en la caminada
con el acero abierto en la carne del disparo
ANOCHE DORMÍ sin máquinas simples
sin catapultas
sin hélices para sobrevolar la noche
tengo la oscuridad del que se acuesta
lo opaco del sueño
por eso choco contra las piezas del mecanismo
toda esta penumbra suena al girar de un trompo
a lo que no se ve de los carruseles
nuestro movimiento no es ese
nuestra cadencia no es la de los planetas
no
nuestro baile
no sabe de órbitas