Por Paola Cantero*
Crédito de la foto (izq.) Andesgraund Eds. /
(der.) la autora
5 poemas de La Infiltrada (2021),
de Paola Cantero
La infiltrada
El amor que sí
que sí que sí yo soy el único importante
esa es la lógica esa es la verdad
yo no te dije que te vengas
Santiago con sus calles vacías
con sus locas ofendiendo a las mujeres que pasan a su lado
las locas poéticas
Las calles con sus calles llenas de estudiantes marchan
como zombis
sus banderas multicolores
y sus micros verdes como tomates podridos
con olor a axila olor a pan con hamburguesa de soya
con sus gritos con su distancia
con sus saltos fuera de este mundo al metro
y sus viejos enojados nariz contra vidrio
y llenas las calles de perros vestidos como cristianos
con capas de curas gay
perros solos perras viejas
en las esquinas vendiendo pinches
vendiendo los huevos
vendiendo paraguas
sopaipillas pasadas en aceite negro
como sus calles de negros bailantes
y negras aquí no hay niños
ni hay lluvia
hay helicópteros rondando día y noche
sus luces no dejan dormir cuando alumbran
entran por la ventana
Despierto
me bebo un trago abro el frízer el vapor llena la sala
la bruma se expande
adentro y afuera el conserje duerme
bebo hierba de San Juan
para no gritar para no caer una y otra vez
bebo el vino el pisco el té con limón huelo el luche
lloro
y nadie me escucha
El helicóptero pasa nuevamente
me escondo como si fuera una infiltrada me agacho
enciendo el computador
leo “Howl” guardo silencio como las calles
salgo
el conserje afónico me mira con tristeza camino rápido
salgo a las luces de calle Lastarria
los gringos me sonríen
me hablan en portugués les respondo
Eu gusto da????
Eu moro da Rahue
Eu
Camino paso frente a las pizzerías las calles
guardan silencio profundo
hombres y mujeres los hipster caminan rígidos
en su pasarela
Los poetas tristes de otras épocas
duermen debiendo la renta en cada esquina
borrachos empapados
Miro mi reflejo en los vidrios
donde beben serios
es una cosa seria aparentar
Los cibergays se llenan compro cigarros
busco
me siento junto a la señora de los dulces afuera “del museo Bellas”
Las calles vacías se ven vacías ante mí
ante la traslúcida silueta mía lloro
la señora habla más fuerte
habla vende cigarros
me voy ¡Ay!
El Forestal levanta sus alas verdes tratando de atraparme
me introduzco en un sótano huyo
las mazmorras me esperan
Bebo bebo los oficinistas huyen
han perdido su capacidad de verme
no alcanzan ni a sentir mi perfume
Soy un fantasma por fin al fin
finalmente
me he convertido en un cadáver salgo
me pierdo entre las calles las esquinas me impiden razonar
son tantas
y son ninguna
al final como en una pesadilla
de alguna manera ilógica vuelvo a Lastarria
¿Vuelvo? El conserje ha muerto
el edificio ha sido tomado por los fantasmas del cerro Santa Lucía
era previsible
durante un tiempo tuve a uno alojado en la cocina
y hasta que le advertí que era de ellos se fue
Un domingo debí levantar la voz
los domingos son para levantar la voz
donde la vida y la muerte se encuentran
ese será el día de mi partida ese es el día de decir las cosas
cuando todo termina
y todo comienza el día del cuándo
¿Cuándo llegará el día de aquella feliz mañana?
El día del resfrío Santiago sus calles no entienden
y sus trivialidades
sus urgencias sus correos sus FONASA sus bancos
sus Entel
los números para ser atendido en la rotisería del supermercado Unimarc
el elogio al jamón
y sus quesos de agua y sus pepinos agrios
enciendo un cigarro y veo a mi Rahue
mi redonda esfera de afectos
mi árbol la perrita abandonada
mi esposo que ocupa la cama y la pianista
el cielo la lluvia la lluvia
el humo del cañón limpiado con el sahumerio del amanecer
la fogata olvidada Santiago su silencio
no entiende
que hubo alguna vez un mirador que hablaba de mi “deber”
Ya no le canto a la patria a salvar la bandera o sumarme
[a la plaza
ya no es prioridad la hegemonía es respirar
Quizá se me han caído los dientes
esa es la razón por la cual olvidé reír
Seis días y medio ha llovido la cascada se ha secado
la pescada
la marraqueta todo tiene sabor diferente
la piel de algún hombre desconocido huele a cloaca
alguna cloaca es un hombre y comienza el hambre
el desierto
la gran mentira inicia en cada esquina
es un carnaval es un múltiple carnaval
que a los ojos de cualquier niña provinciana es una fiesta
de besos
de manos suaves de bella dentadura
el paraíso está aquí en su soledad
en el cemento de los gritos y las crisis las de pánico
las del terremoto las del Transantiago
las de ellos las de todos bailamos
contorneándonos hasta el delirio renunciamos al trabajo
[de vivir
felices arrastramos la cruz hasta el monte donde se repite
[noche tras noche
la ceremonia
y gritamos de placer y agradecemos
al padre al padrecito al papito
Enflaquecemos diez kilos o quince
las calles siguen vacías chupándonos el semen vital
Será posible idolatrar de rodillas nos preguntamos?
nos preguntamos? Preguntamos
no hay eco estamos viejos
decimos somos viejas con canas
la tarjeta VIP nos roba el ADN
nos atrapa cada día
no hay día ni hay noche
casi nos sabemos vigilados
vemos los guanacos en la esquina
presentimos las luces de las patrullas a la salida
junto a la venta de panes
imaginamos el movimiento de la coctelera en el bar de al lado
donde el barman es la estrella
huimos de las cámaras de TV que graban a las modelos
a los chicos bellos
huimos
una vez más
Santiago sigue en silencio.
Pequeña Lulú
Llegaste del pasado con tu abrigo doloroso y pequeño rostro
Intentaste arrastrarme a la calle a enfrentarme
creíste
a ajustar cuentas pendientes creíste
Pero frente a la calle Tarapacá
bajo el asombro de los pescadores
que desplegaban su trabajo
sus ojos de mar
sus redes de día lunes
signado asombro
Espera
de
la
esquina
Temiendo de persecución
de hambre
mirando hacia los lados
Tiempo de encontrarte
vaga y escandalosa
Pero no habida
la muerte se llevó todo las muertes se llevaron
tú y yo
se llevaron
todo se llevaron
22 de diciembre
La abuela quería hacer un monumento en la tumba de mi
madre la rebelde que descansa junto a la contadora que murió intoxicada
por comer ñachi del cordero
que gimió varios días amarrado
junto al membrillo y las abejas de la huerta
Murió entre gases y vómito rojo
sangre de asado navideño
Después de enterrarla hicimos en casa el árbol
llenamos de faroles navideños para alumbrar la penumbra
de ataúd y flores secas
Y la ceremonia de la cruz en el piso del living tras el funeral estuvo acompañada por el silencio y el olor a cera
Aunque ese año no hubo galletas ni celebraciones
mi abuela Berta afiló sus dientes
para comer aquel cordero asado en el horno
de la cocina a leña
Colgamos en la despensa los restos y los ratones llegaron a completar
con su danza de rasguños y chillidos
lo que la abuela había iniciado
Esa que no soy yo me ronda
Una mujer que no soy yo ayuda a una mujer sola
las mujeres debemos ayudarnos dice
se lo dice me lo dice
Una mujer que no soy yo trepa por las calles de Santiago
por su vacío y su smog
Llora sentada en el parque
Ríe con los payasos del Paseo Ahumada
del Metro Baquedano
Huye de los barristas
y pelea con los cobradores del Transantiago
Una mujer que se parece mucho a mí
se sienta a mirar los edificios
y se pregunta dónde está la gente
do transitan los niños
Una mujer perseguida por otra mujer desnuda con un cuchillo
se esconde tras la estatua de Rubén Darío en el Forestal
Otra come empanadas de queso otra cebiche peruano
Otra un Superocho
y una distinta a mí
se saca la polera los zapatos y los tira
a una ventana en sordina
Una mujer me abraza y me da su calor caliente de madre
en una esquina de Quilicura
a la entrada del Metro Salvador
La puta histórica
Si soy una puta con historias
Una guasa puta una guasa puta y pobre
Conglomerados de camas lluviosas han pasado
bajo mi cuerpo
En cada esquina de mi piel tengo besos
He mordido y he sido mordida
por el veneno del prójimo
Soy una puta que ha olvidado
los rostros de sus amantes
Me he drogado de gritos y promesas
He caído como tonta engañada
Me hice la dormida
Y
me he hecho la tonta
Hice cosas que no tienen nombre y si lo tienen no los conozco
El sueño no ha sido con discernimiento como cuando las niñas aman
No pido perdón ni tengo justificaciones
en la punta de la lengua
Soy una puta que avergüenza a cualquiera
Cuando me ven cambian de calle
Soy una guasa que tiene encuentros que no ha buscado
que arma lechos improvisados soy bonita
caderas húmedas y manos cariñosas
Soy mañosa sé besar en los labios
Sé engañar
Aprendí a amar y ser abandonada por puta me llaman
Me requieren en cualquier sitio
para escuchar mi risa y abrazarme en actos prohibidos
Soy contagiosa como el vino
roja como el hambre siempre tengo sed
Soy pobre y ando en micro
Nadie se casa conmigo arrastro las historias
Se me nota en los ojos en la sonrisa ingenua
Se dan vuelta a mirarme porque camino como puta
Seguramente terminaré
en algún bar borracha y sola desnuda
con el sombrero puesto
*(Rahue, Chile). Poeta, narradora y crítica cultural. Es magíster en Literatura Latinoamericana. Se desempeña como profesora de Literatura en la Universidad de Chile y UMCE. Obtuvo el Premio Manuel Rojas Chile (2013) y la Beca Fondo del Libro Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2016). Ha publicado en poesía La Infiltrada (2016); Los Lagos/ Imaginario sur (2016); Rahue/imaginario sur (2015); Exploraciones de la última iluminada (2010); Que las flores tengan labios (1997).