Por Juan Secaira*
Selección de poemas y crédito de la foto
Aleyda Quevedo Rojas
Música para destronarse.
5 poemas de Juan Secaira
Un trazo
Estos poemas fueron escritos
Con la mano menos hábil
En hojas recicladas
Y casi siempre con un lápiz
hay evidencias
del dolor
y uno que otro dibujo
de los que se hacen al apuro
así mismo apareció una piedra dentro de mi cabeza
ruido
escrito con un puño
al aire
tanta magia en un truco
incierto
poesía
en el punto donde
al volver
partimos.
Tatiana
Suma resta de los días
para ti
también el puñado de estrellas y la sensación de juntos ser dichosos
porque preferimos el momento a derrotarnos en un ya vivimos
los nombres finales de esta enfermedad
epílogo maldito de tanto dolor
no son para ti
no mereces la inmovilidad de las horas cuando tanto las hemos gozado
que el sufrimiento sea viruta
en la escultura que unidos construimos por placer
acabaste por amar
también
la mutación en que me he convertido
cada día un naufragio
y tú inmutable
tratando de no sucumbir ante la salada impaciencia
de la ola que llega sin irse
no habrá mejor despedida
que ver el cuerpo caer
en la cercanía
de tus manos.
Salvo
Sucede que en la fecha de celebración pasaremos
por el tamiz de hospitales
y tratamientos al unísono
atrapados por aves silentes y hambrientas
los cimientos del cuerpo en unas extremidades que no
dan más
para colmo una mano va contagiando a la otra
en marchas constantes
música para destronarse
el ritmo de los trazos cuesta caro
noches impregnadas de cantos mientras
quiero creer
paso a paso
poco a poco
que mientras enfermo
sano
maquinaria que no se limita a la dualidad
multiforme multiproblemas multidespliegues de un afán
melévolo al fin
un gesto inmóvil también es posible y ya ni siquiera
enojarse o llorar o maldecir o el surgir de un himno triste
en la caída
nunca se conoce en lo que se convierte el dolor
enfermo y sano propongo que juguemos con arcilla
mientras sano
enfermo
danza irreconciliable en inverso reino
el resultado qué decreta.
Siniestra
Con las manos enfermas
poemas en ocultos murales
buenos son el beso y la risa
que el agua cayendo no sea para siempre
que la espera dure la finitud de su fatiga
el vacío entre el tiempo y el sonido de las cosas
despojado de tristezas
el aguacero amaina entre unos dedos que todavía
intuyen
la brillante melodía convirtiéndose en sobresalto
dice Séneca que la mayor acción es contemplar
veo mariposas de colores en cielos perdidos
enfermedad
escaso hilo que se va
los días no suceden
se rastrean.
La mitad opuesta
Supe de dinero y de miseria
de vicios y hábitos
locuras y reacciones
milagros y cristales
debilitado por la dictadura del cuerpo
en su distanciamiento
la sed que no cesa
los hijos en el reverso de algún mural
cerca
de la mitad opuesta.