5 poemas de «Guerra» (2023), de Nancy Cunard

 

Poemas Nancy Cunard*

Traducción del inglés al español por Sofía Nowendsztern**

Crédito de la foto (izq.) www.dumbofeather.com /

(der.) Ed. Torremozas

 

 

5 poemas de Guerra (2023),

de Nancy Cunard

 

 

Guerra

 

Y vivimos mientras otros mueren por nosotros;

vivir en la gloria del dulce verano, todavía

ignorando la muerte, pero sabiendo que la vida será

despiadada con ellos – y, en consecuencia, con nosotros.

Demasiada sangre valiosa yace en los campos de batalla,

demasiadas coronas se elaboran para un solemne pesar;

nos levantamos del llanto, y el cruel mañana

no puede hacer otra cosa que ceder a un mayor dolor.

Todavía no ha surgido ningún dios que con justo

y firme juicio detenga este curso de la guerra

y haga cesar la destrucción, diciendo:

«La ley de la naturaleza ha sido continuamente quebrantada».

Todavía nadie se ha atrevido a extender una mano poderosa,

a ordenarle a la Muerte que se marche,

a romper la corriente de este mundo de desesperación.

 

La poeta Nancy Cunard

 

Zepelines

 

Vi a la gente subiendo por la calle

enloquecida por la guerra, el poder y las ganas de asesinar;

y tras ello, con fuertes pisadas, la Muerte, que sostenía con destreza

sus harapos regiamente rasgados.

 

Los fuegos ardían y quemaban la ciudad sitiada,

sobre todo, allí donde estaban las casas más tristes y pobres;

la Muerte seguía con paso orgulloso y mirada sonriente,

y las multitudes enfurecidas corrían arriba y abajo.

 

Y muchos murieron y se escondieron en lugares infundados

en las negras ruinas de la noche frenética;

y la Muerte seguía en su túnica, blanca

y veteada a imitación de sus caras.

 

Sin embargo, los hombres volvieron por la mañana

para burlarse de la Muerte que, con amargo dolor, los seguía.

 

 

Sí, es España

 

¿Qué es una bomba?

Algo que todavía no puedo creer.

¿Qué es una tumba?

Algo que aún no puedo ver.

¿Y qué es una herida dentro de otra herida?

¿Y el disparo que corta una vena? ¿Y la sangre que sale

de un ojo, digamos, apuñalado? ¿Es demasiado para mí?

 

Amargo, muy amargo, ¿Recuerdas cómo entonces,

hace ahora mucho tiempo, la ira hervía en lágrimas

sobre la asquerosa mancha de la medianoche de Londres?

18, 18, 18 – si hubiese sido un hombre, sí, me habrían movilizado

al gran deber, al último, la Grande Guerre,

con algún dedo bizco en el cruce de caminos señalándome

«¡Adelante!» a algún pozo sin fondo para la larga espera y con la pregunta:

«¿Puedes decirme de qué se trata?» hasta que llegue la hora

con su «¿Preparado para la muerte?» «Diablos, no –

preparado para nada»… ese sería yo.

 

Tú, un hombre, murmurando ese inapropiado, ridículo «pequeño inconveniente»,

¡Oh, hermano contemporáneo y aquellos que sois la sal de la tierra!

¿Qué más podíais hacer sino marchar? No os olvidaremos

(y eso es un hecho, humano aunque no oficial),

ni perdonaremos a la actual amapola roja que alardea hacia la siguiente batalla,

por La-Der-des-Ders hasta La Prochaine. Yo no he olvidado a mis muertos.

 

¿Crees que esto es algo nuevo? No, esto también se convierte en España,

Todo ello, todo esto es España, con el dial que marca Venganza –

No hay ningún viejo desfile de madres pálidas y amantes llorosas,

arruinadas, deshechas para siempre, que España no pueda vengar.

 

Estoy de un humor esta noche, muchacho, que indica NO TOCAR,

aunque alguien, digamos, como Villon, pueda sacar partido de esto,

muerto hace tanto, a salvo de proyectiles, gritos, heridas

y guadañas de la guerra que siegan el terreno para nuestras tumbas.

 

Estoy de humor para El Bosco y Zola y Villon,

que no toleraron tonterías, que escribieron y pintaron y dijeron

su NO a la tontería, su NO a la mentira, su NO al faquir

de carne orgullosa, su NO a los muertos vivientes,

 

los papas y los impostores, los críticos pragmáticos, la pompa y el boato

–dar sentido a la ironía mediante el corazón y los hechos–

que sean lavados en la tina con la Historia para verse mejor,

y así, à la mode du temps, convertir al artista en la obra.

 

Blake también –harás bien en recordar la declaración de

aquel hombre desnudo:

«Es imposible, sí, que la verdad sea dicha y comprendida

pero no creída». El gran Blake es el Día del Juicio,

vengativo, opresivo, peculiar– Blake es el bien.

 

Daddy Hogarth y Fausto, Shakespeare, Chaucer y Marlowe,

Goya, Heine y Daumier, y el gigante exiliado Hugo,

Dante – ¿Qué crees que te dirían, artista dubitativa?

¿Debería llamar a nuestros muertos para saber su respuesta?

 

«Ve, aprende de las ruinas y tumbas de este día», dicen,

«Nuestra confianza está en la gente que no luchó en vano

contra el hierro, la Iglesia y el Banco, con el puño desnudo.

cada hombre tiene su batalla, pequeña; esta es la tuya, entiéndelo,

Ese desierto donde la sangre reemplaza al agua – Sí, es España».

 

 

 

Pamiatnik – memorial de lo agridulce

 

Este es el lugar

de expresión indescriptible, como la mirada de cierta mañana.

Esta es la casa

donde sucede tanto de mucho, tanto de nada.

Este es el día

y la noche

y el amanecer

y la lágrima

saliendo del vino o del corazón temporalmente estéril.

Este es el lugar de la casi-desesperación, el crisol de los dolores del mundo.

 

Este es el lugar

del boletín que desangra un linchamiento;

célula de ferocidad, veta de derrota, zona de continuación.

Este es el lugar de España –mi España–

estas agonías, entrelazadas con penas individuales.

Esta es la casa del tiempo que se marchita,

y el tiempo que corre, y el tiempo que se pierde,

como un pie para siempre en la escalera, y el regreso de la muerte llamada invierno.

 

No es un lugar para simples amantes;

su carácter es agridulce, su pulso se llama poesía,

su corazón es de un rojo rugiente, su conciencia intransigente.

(Oh, también puede ser suave y dulce, ¿cuánto tiempo?

¿Cuánto tiempo, querido?).

 

Aquí a menudo se queda diciembre, con el goteo pálido del mes

dando el apagón, cuando los campesinos juegan a Brueghel en las calles.

Te puede odiar y amar y despreciar al mismo tiempo, es cruel;

es un rojo rugiente, dije, bajo su arrogancia.

Se sienta a juzgar el avance y las carreras del siglo

bajo las banderas de victorias y asesinatos

y las oleadas de ira subiendo

y subiendo por la humanidad ultrajada

–Juzga, y ferozmente encuentra lo que falta.

No hay nada que podamos hacer, nada, oh, nada;

nos odia, nos odia, nos odia–

Es como yo,

es como la vida.

 

La poeta Nancy Cunard

 

El poeta frente a sus guerras

 

Para John Gawsworth

 

El poeta en una trinchera al atardecer, esperando la batalla. Continúa pensando, a veces hablando con su petaca de ron, y todo es inminente. «Es tan buena una época como otra, o cuál sería mejor, para poner por escrito al fin mi síntesis sobre lo que es la inspiración, ¿o quiero decir la poesía? Mientras espero así, ¿cuál mejor?»

 

1

 

¿La poesía? A veces viene en una lágrima

que surge aquí, allá, en cualquier parte, sola;

regresa al corazón para sufrir.

A veces viene en alas de vino, luego se va

de vuelta a ninguna parte, a ninguna parte.

 

2

 

Crepúsculo que viene, o estallido de oro

por todas partes –puesta de sol en cielos mexicanos–

puedes estar seguro de que su naturaleza aún no ha sido recitada,

entre la duda y la mentira todo está en suspenso,

¿Un poema? ¡No para ser vendido!

 

3

 

Un poema es como un viento retenido en un árbol

que tiembla por tener al viento metido entre sus hojas,

posado un rato allí, luego desaparece. Ah, mira,

las divinas hojas del afflatus, silencio

el espino se calma como un mar.

 

4

 

Silencio, parece que viene ahora…

El horizonte cercano estalla en llamas

y los ruidos panorámicos toman posesión.

La batalla no alcanza al poeta, quien,

ya en claro de luna, resume.

Pero esto parece ahora más de la vida

que de una parte de la vida:

la inspiración. ¿Se terminará alguna vez?

 

5

 

Esta roca en el desierto, ¿es protectora, firme?

Cuidado, cuidado, esta no es una tierra sagrada:

No hay roca, creo, para abrazar y asirse.

Porque el astuto escorpión o el áspid

está enroscado alrededor de su base.

 

6

 

¡Oh, luna en la niebla, cómo crecen los juncos muertos!

¡Disparos en la niebla! ¿No era así,

desde que todos empezamos a subir el escalón?

Las guerras en el viento siempre soplan suave, soplan bajo

sobre mi tierra profunda.

 

 

 

 

 

*(Leicestershire-Inglaterra, 1896 – Paris-Francia, 1965). Poeta, periodista y biógrafa modernista que desarrolló su obra en paralelo a su labor como corresponsal de guerra y como activista por los derechos humanos. Su juventud se vio marcada por la violencia de la Primera Guerra Mundial, tras lo cual tomó la decisión de marchar a París para dedicar parte de su fortuna familiar al mecenazgo de nuevos artistas como Tristan Tzara y Samuel Beckett. Sin embargo, el auge del fascismo la empujó a la labor periodística y su testimonio de la guerra civil española reveló el desarrollo de una catástrofe. Le seguirían los retratos de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra europea, donde manifestó la culminación de una escritura innovadora, descarnada y, por momentos, llena de ironía. A pesar de su gran conexión con la historia y la cultura española, Guerra, en edición bilingüe traducida por Sofía Nowendsztern, es la primera selección de poesía de Nancy Cunard que se publica en España, antología que recoge los poemas relacionados con los conflictos bélicos de la primera mitad del siglo xx.

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina, 1995). Poeta. Reside desde 2002 en Madrid (España). Graduada en Filología semítica y doctoranda en Estudios Literarios por la Universidad Complutense de Madrid (España). Ha publicado artículos, traducciones y poemas en el libro Marginalidades (2019) y varias revistas en línea; además de participar en la antología Todos los dioses: Antología panhispánica de poesía joven del siglo XXI (2022). Ha publicado en poesía Desahucios (2019) y Divina voluntad (2020). Ha sido seleccionada como poeta joven por Nuevas Miradas 2022.

 

 

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