Por Paulo San Páris*
Crédito de la foto (izq.) Andesgraund Eds. –
Ed. Ojos del Salado /
(der.) archivo del autor
5 poemas de Gon/zaro (2023),
de Paulo San Páris
Creyendo que el poema debía ser amado
Confundí unas cuantas noches de pergaminos sitiados con mi cuerpo
Quise cambiar su volumen i hacer nuevas las palabras
Dormir menos tiempos i despertar más vidas
Acuartelar al opresor i esperanzar al oprimido.
Llevar unos cuantos mangas mostrando creaciones de universos
I alterar la realidad con viajes esporádicos a cualquier tumba de poeta.
Creyendo que el poema debía ser amado
Formé batallones i les armé medallones de greda
Para imaginar el espíritu i la soberanía que ha ser del pueblo.
Convencí a mi madre i mi padre de matarse como Romeo i Julieta
I quise nacer en un lugar llamado Antena.
Los ancianos de la tribu decían: “al poema le falta esto…”
“la poesía es aquello…”
Creyendo que el poema debía ser amado i hermoso
Desgaste unas cuantas palabras en vértebras nuevas para poder sostenerme Financié una empresa de vulgar apariencia
I me desvelé muchas noches para trazar campos
limé estrategias i pensé en omegas i alfas
Para conseguir el poema perfecto.
Cuando di por perdida la pérdida del poema
Comencé a leer que mi cuerpo se sostenía así solo
Que las palabras forman nuevas palabras desde sí solas
Que las empresas seguían financiando apariencias
Que mis padres no debían morir
Que los viejos de las tribus no vivían,
Sino que mentían sobre el origen de todo,
Que no debía nacer en la Antena, estaba desde antes aquí,
Que no debí desvelarme por cualquier poema,
El poema siempre es una posibilidad necesaria que será…
Creyendo que el poema debía ser amado
Entendí el organismo de las falsedades
I la necesidad de terminar cortándose las manos
Lo más pronto posible.
Fundición por relámpago
En un principio fue el relámpago,
Antes que El Fuego y su columna plástica,
Antes que El Agua, El Aire y Los Físicos.
Las imágenes abrumadoras y rápidas, convulsas y rápidas
Las descendencias de los hijos y las familias rápidas,
En un instante, con un ramillete de carne nueva y rápida
Era el tiempo del claroscuro,
Donde el huerto orgánico asomaba su oscuridad desnuda.
El local es confuso, escucho un agua caer como una centella
Rápido silenciosa y brillante ante el oído de susto,
Imagino las sentencias, la heredad adentro de la letra,
Las marcas de siglos y látigos sobre la palabra.
Las ocasiones en el que el fornicio también estuvo presente adentro
De los vocablos primarios.
Y quisiera volver a tener la idea de la necesidad por consuelo
Pero es innecesario, se me dio el golpe desnudo y deshojado en gracia,
Para tener granos y oscuridades de especies invertebradas en mis manos,
Entonces aparecen las calles, las honduras, las mujeres.
No decidí votar a las hermosas las hojas del olivo
Ni acercarme rápido, muy rápido a la cítara del bonito,
Tuve el esqueleto pegado a la descendencia de los padres
Primeros, movibles y únicos.
Entonces la columna decía en esos días joven rápido
Descendiente y que sube, suda escribiendo poco
Pero con un escalofrío de tumba sureña,
Entonces la palabra se abrió tuvo posesión de los animales
Oscuros y revolcados que se sentenciaron a amarse bajo la niebla,
Y que habitan en su mano,
Entonces la palabra se abrió
Si acaso el huerto con su heredad volcánica, con moldura y mujeres
Si acaso la palabra sube y grave adormece la piel armiña de la edad
Si acaso los golpes desnudos de la oscuridad brindan la calma
Si acaso la lluvia las voces únicas de los padres
Tuvieran ese ritmo de estatua volcada sobre mi espalda.
Vine a Babilonia por las fenicias y el fornicio,
La biblioteca del laberinto colgante y humano
Que recuerda a mi Lota destruida, la luz de neón
Que tiene la imagen del destello primero, en la primera soledad
Con la primera matriarca aislada de enfermedades y miserias,
La desnudez eran dos oscuridades rosas y aromáticas,
Cuando vine a Babilonia hice como hacían
Los relámpagos sobre los ojos esdrujulados
Entonces:
Vine, vi y tuve poesía.
Bestia inflamada
A la orden de la carta máxima le he pedido la fortuna del cuerpo,
Solo un momento: irme de ti en beso y beso por tu mano y mano,
Querer sucumbir doloroso ante la respiración con vapor y agua sexual:
Loca y disciplinada.
Hacer de ella los licores de la huida
Como si tuviéramos el tiempo aún de besarnos bajo el manzano.
Pongo mi huella sobre tu huella y escucho tu nombre saliendo de la boca de todo:
Todas las cosas llevan tu nombre para que alarguen su existencia,
Utilizan tu estrategia de vida, de mano en forma de tierra
Para competir con las formas del vicio y la hermosura.
En forma de carta, con una hermosa a cuestas aún,
He sentido una copia feliz del Edén en tus brazos, blancos torrentes
Desfalleciendo en la estocástica que apresura su espesura:
Azar y fallo.
Que no sé qué decir, sí.
Reconozco el sueño vertiginoso,
Y aún así es tan necesario no dejar de ausentarse desde la hora
En que escribo gota a gota tu cuerpo extendido.
No quiero saber del viaje, la necesaria vuelta a los jardines
Donde está tu Golem que te sonreía como bestia inflamada
Las cosas que no pueden ser tuyas, porque no te las he dado conmigo.
Habitar lo posible
En las calles ahumadas con farmacias ahumadas en paseos ahumados
Están las huestes y encomiendas botadas.
Los carros de los trashumantes ahumados,
Mi carro lleno de gracia es una fuente dorada,
Un templo digno del Rey de Macedonia.
He visto a Chile cayendo en calles toda mi vida.
Y no hay un tambor más lleno de mariposas que mi cabeza.
No me siguen las moscas ni los ascensores del poder
Sino mi nombre real escrito en los huesos quebrados de una voz:
Me llaman como también me llamo dialogando.
He usado el titilar de las luces para anunciar mis cuatro pecados
Y mis cuatro avenidas, mi nombre olvidado en algún pasaje:
Advanceinsteinbraun.
Las noches nocheras bajo la luna de lisonja tardera,
Con una cerveza entra más adentro de mi pupila.
Se abre y se cierra
Según los segundos o los días
En que contengo el frío.
Parece ser que unas cuantas estatuas han adelantado su procesión
En la cual estaré, cuando sea capaz de habitar lo posible.
Que no han vuelto las semillas de Klein (*)
Las semillas están de costado esperando la carne.
Seguras de las oscuridades.
Dejémosla con su cuerpo de entrega rápida
En ese azul interno y mundial, que los océanos las apareen,
Y hagan las manos, las extremidades: todo su lugar adentro de su adentro.
Klein tendrá más espacio adentro de sus espacios.
No anticipemos el giro de la productora.
Hay tanta carne para extender sobre este mantel de hambre.
Cercanos?
Lejanos?
Alguien puede tratar de tartamudear el silencio. Qué me espera a mi
En la asfixia y en las vocales aspiradas, sino no he llegado aún a la corona.
La poesía parece a veces llamarse Caín igual que la pintura.
Y para qué caer sobre esa tela, si es mejor morderla.
Elévense entonces, pues batallas certeras y prolongadas
Sobre los vicios oscuros y demandantes.
Elévense como si la tensión de las letras fuese una madriguera.
Y sobre mí colgasen collares ancestrales con cada nombre de cada
Ser humano
Y pueda hacer de mano en mano un punto
En el infinito
Ethos del que fuimos incapaces:
Ojos sobre el cuaderno 100.
*(La Serena-Chile, 1987). Poeta. Reside en Valparaíso (Chile). Licenciado en Ciencias de la Educación, profesor de Lenguaje y Comunicación y Filosofía por la Universidad de La Serena, magíster en Filosofía Política por la Universidad de Santiago de Chile y Doctorando en Literatura hispanoamericana, mención en Literaturas comparadas de la Universidad de Playa Ancha (Chile). Obtuvo el Premio del Fondo Editorial Manuel Concha de Municipalidad de La Serena (poesía, 2009), el Primer Premio de Poesía Regional Stella Díaz Varín (2014), entre otros. Ha publicado en poesía Sogol Gaza (2010), parte de la trilogía sexual Segundo Júpiter que contiene Útero, Travestía y Virgalio, de ellos se ha publicado parcialmente, Travestía (2012), Lucila, Marca Registrada (2013), Isohile (2014), Youlosoy (2017), Gon/zaro (2023).