5 poemas de «Etapas del espíritu / Runas grabadas en la piel» (2017), de Roy Vega Jácome

 

Vallejo & Co. presenta 5 poemas de libro ganador del X Concurso “El Poeta Joven del Perú” 2017 convocado después de 18 años de silencio por el Centro Cultural y la Fundación Marco Antonio Corcuera, Etapas del espíritu / Runas grabadas en la piel, de Roy Alfonso Vega Jácome.

 

 

Por Roy Alfonso Vega Jácome*

Crédito de la foto (Izq.) Ed. Cuadernos Trimestrales de Poesía /

(Der.) el autor

 

 

5 poemas de Etapas del espíritu /

Runas grabadas en la piel (2017),

de Roy Alfonso Vega Jácome

 

 

 

—intento de parábola + rubor oriental
o de la naturaleza de los ejercicios estilísticos—

 

asir la forma que se va.
Carlos Germán Belli

 

 

                                                los animales de papel pastan despreocupados.

se mueven en el pequeño mundo que acaba en mi escritorio.

no hay cadenas alimenticias que los amenacen

y una muñeca japonesa vigila su sueño.

                                                            ellos pastan libremente

sin temerle al temblor o al volcán,

ignorando la presencia de dioses y espejos.

no le temen siquiera a un probable incendio,

pues saben que de sus cenizas crecerá un nuevo árbol.

                                                estos seres sin edad ni resonancia

han adquirido la sabiduría que muchos hombres persiguen sin descanso.

 

 

 

antielegía a frida kahlo

 

¿y cuál es la temperatura de tu sangre y de mi sangre
durante la progresión del mito que las une?

 

                                                            frida tiene el tórax reconstruido.

su columna vertebral

de estilo dórico, jónico, corintio,

ya no está expuesta al desierto.

sus senos de arcilla,

heridos por clavos de carpintero,

se han desinflado como dos sacos de arena.

la única ceja permanece, los bigotes no.

el pelo largo mantiene la condición salvaje de una amazona.

los brazos siguen en la misma postura,

cogiendo las faldas de un vestido encorsetado

que no tiene comienzo ni fin.

                                                 la frida original ha cerrado la boca

para demostrar que recibe los azotes de dios

con la sabiduría de una balanza

en la que placer y dolor se contraponen.

 

                                                           tu frida ha abierto la boca

para decir lo que no dice su pecho cerrado.

tu frida podría ser circe

maldiciendo con histeria a los invasores del mar.

podrías ser tú misma quien se ha dibujado

con el cabello desordenado y las mejillas inaprensibles.

                                                        vtu tórax, su tórax, mi tórax

son las falanges que dios ha colocado

como postes para separar la tierra.

                                               son triángulos perforando esta aura de cilicio.

 

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y donde solo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de tu ser.
César Moro

 

 

                                                                                                                                  y con el tiempo descubrimos que el amor,

al igual que la escritura, es un oficio ciego.

             nunca recorrimos el mismo sendero,

nunca compartimos la misma ceguera:

esta se bifurcó, terca y brutal como un manifiesto de las viejas generaciones de rebeldes,

o una confesión ya desbaratada por los alfileres del destierro.

             así nos encontramos,

torpes y rosados como una camada de ratones.

estaban muertas nuestras palabras antes de emerger y desarrollar su tronco y sus bíceps;

nuestros alientos eran meras caligrafías que se deshacían en la niebla.

             solo así pudimos reconocer nuestros oficios ciegos:

tú cazando motas de polvo y burbujas salidas de algún juguete infantil;

yo disecando flores y animales con el propósito de extender un poco su inaudita humanidad.

             y con el tiempo descubrimos esa necesaria vitalidad de la ausencia,

ese empeño en contar las marcas que van dejando las cortinas:

                          asumimos nuestros encuentros como un bello preámbulo de la destrucción.

 

 

 

> de las creencias y dicotomías <

 

oh, yo no
soy surrealista
soy empleado.
José Watanabe

 

/ solemos conversar de la naturaleza del trabajo /

/ y las telarañas que revisten sus horas grises /

/ trama o cernidor cuya misión es preservar la demografía /

/ y la posición correcta de los bolsillos /

/ nos duele la espalda de tanto esperar /

/ a que se termine el día infectado por aquellas telarañas /

/ en varias ocasiones hablamos de renunciar /

/ de morir tristes y liberados de las cámaras indiscretas /

/ de arrojar la cultura del ahorro a la alcantarilla /

/ para continuar leyendo un libro de utilidad cuestionable /

/ ansiamos crear poesía social y la repudiamos /

/ ansiamos crear un manifiesto surrealista /

/ y lo juzgamos demasiado etéreo /

/ damos vueltas por el pasto /

/ y volvemos a ser dos puntos inexactos del cosmos /

/ con el eterno dolor de espalda /

/ y la telepatía de quienes buscan acelerar el ritmo de las horas /

/ nos espantamos los piojos transformados en cheques /

/ y ansiamos coger un cuchillo / un puñado de pastillas /

/ como fiel testimonio de las contradicciones /

/ del odio al trabajo y la simpatía por los oficios ciegos /

/ inútiles / sí / pero cuán cálidos y necesarios /

 

Al centro, el poeta Roy Vega recibiendo el Premio.
Al centro, el poeta Roy Vega recibiendo el Premio.

 

[ del principio de realidad ]

 

se me ocurrió que esa mujer de la que nunca supe el nombre
era una ola que no había logrado regresar mar adentro.
Carlos Calderón Fajardo

 

/ bien sabemos del color que adoptan las luciérnagas /

/ dos planetas con sus átomos no podrían convivir por más tiempo /

/ se consumirían sus océanos / sus traiciones / sus impenetrables cavernas /

/ y los minúsculos paisajes guardados en la memoria /

/ desde aquel primer encuentro /

/ en el que nuestras manos sobrevolaron páginas apolilladas /

/ comenzamos a ejercer este breve ensayo del destierro /

/ esta teoría de que la humanidad /

/ se aferra a un peñasco que lleva tatuado su nombre /

/ nosotros resbalando de nosotros mismos /

/ como uvas disecadas que nadie quiere recoger /

/ bien sabemos que esto ha de terminar /

/ como la última corrección de un poema /

/ que ha estado a punto de convertirse /

/ en una versión distorsionada de sí mismo /

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1988). Literato por en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Obtuvo el Premio Copé de Plata de la XVII Bienal de Poesía (2015) y, recientemente, el Premio del X Concurso “El Poeta Joven del Perú”. En la actualidad se desempeña como corrector de estilo, redactor cultural y librero. Ha publicado en poesía Rumores de un arpa retorciéndose en la hoguera (2014), Muestra de arte disecado (2016) y Etapas del espíritu / Runas grabadas en la piel (2017).

Correo electrónico: roy.vega.jacome@gmail.com

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