Por Gema Estudillo*
Selección por Marco Vidal González
Crédito de la foto (izq.) Garvm poesía /
(der.) archivo de la autora
5 poemas de estos ojos que ven (2020),
de Gema Estudillo
Veo a esos muchachos del verano
Dylan Thomas
yacéis a mi lado aún jóvenes de piel tersa y pulida sobre la arena.
sonreís inmaculados con vuestros dientes alineados, bien ordenados,
de ortodoncia bien definida. jóvenes aún imperfectos. de sonrisa ancha, abierta.
de labios sonrosados por la buena nutrición (y el deporte).
vuestros ojos alegres y vidriosos iluminados de certeza.
el centro del mundo sois (un spot publicitario),
reunidos todos bajo el sol
sobre las toallas -o las estrellas- eternamente bellos.
embrocados de vida, avarientos de belleza para desazón nuestra
o simplemente para recordarnos
nuestra propia herrumbre.
es el mar el que sostiene el tiempo. su vaivén infinito.
a la misma hora de cada día del año. su va y viene in-finito
sostiene el mundo
una y otra vez, como hace 25…30…100 años
mientras besaba a otros jóvenes
con la misma espuma.
entre ellos quizás también, algún día, estuve yo.
cierro los ojos y oigo el chirrido de las aspas del ventilador.
su lento y largo lamento de metal.
imagino que es el engranaje de mi propio cuerpo,
el movimiento que ejercen las ideas
o la sangre
cuando discurren por las secretas galerías grises.
a dónde irán.
por qué no se paran.
qué fuerza los anima a seguir en movimiento
miro las venas azules de mis ingles.
la maraña de gruesas líneas bajo la piel blanca
y veo tus venas de plástico en tu piel
fina y lacerada por las agujas.
apenas un epitelio.
una inútil membrana vitelina sin función,
incapaz de protegerte del frío o de los microbios.
el vaho empaña ahora el cristal de esta ventana
mientras la vida se posa fuera
como un gran pájaro de grandes alas.
cierro los ojos. Lo veo. Lo oigo graznar.
preparo mi taza de café como una geisha.
procuro no hacer ruido cuando los niños duermen.
-aunque ahora no están-
Agarro los objetos con las dos manos,
los muevo lentamente,
amortiguo el golpe
amortiguo el golpe
amortiguo el golpe
me he instalado en el silencio.
me gusta y reconforta.
ahora lo practico incluso a solas.
esta gravedad del ser con esta caída y este abismo, que no entiendo,
sus infinitos límites recoletos y enrevesados,
el sueño en el que te extiendes sin prisas y eternamente
en aquella habitación de paredes ficticias,
el ancho e ilimitado espacio del tiempo en el que navegas
sin un antes ni un después,
el tramo de mi vida en el que tú habitabas,
el fuelle de tu pecho detenido para siempre,
armazón desechado ya el cuerpo,
la mano helada e inerte que un día amortiguó mis pasos,
yo lo sé. sé que estabas.
no fue un sueño.
habría preferido esconderme en un rincón y dejar que menguaran los días.
tanto ruido. tantos rostros. tantas voces de gente que nunca ves.
mientras hablaba contigo clavé mis ojos en la hierba y me pregunté
qué significaba todo aquello.
algunas miradas son siempre hostiles.
como paredes de hormigón imposibles de derribar.
yo me cansé de intentar aguijonearlas.
en tu propia muerte aprendí que la soberbia
es un signo de poca inteligencia.
tampoco consiguieron abonar la mía.
pueden ir en paz y llevarse la palabra.
con suerte, ya no la necesitaremos.
*(Cádiz-España, 1972). Poeta. Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Cádiz (España). Fue lectora de español (Francia), profesora de Español en la Universidad Popular de Bonn (Alemania) y correctora para la editorial alemana Könemann. En la actualidad, se desempeña como profesora de secundaria. Desde 2017 codirige, junto con Uberto Stabile, la actividad literaria de la Asociación cultural Garvm: la revista de poesía Alameda 39, los pliegos Las hojas del baobab y las colecciones Garvm poesía y la Oveja negra, además de la organización de presentaciones y encuentros. Ha publicado en poesía Estudio de la materia (2016), Complementos circunstanciales (2017), Desorden vestibular (2019) y estos ojos que ven (2020).