Por Úrsula Alvarado Noblecilla*
Selección de poemas John Martínez
Crédito de la foto (izq.) la autora /
(der.) Hanan Harawi Eds.
5 poemas de Canto a la hoja que cae (2021),
de Úrsula Alvarado Noblecilla
Elogio del hastío
Ángel de la esperanza y los calendarios,
¿Conoces La Desesperación?
Anne Sexton
Frente a mí el desayuno se derrite
como el espacio del recinto que lo contiene.
Los árboles me han dejado de hablar.
Gasto tiempo en nimias distracciones:
Me convierto en barro,
en docenas de raíces que tejo y destejo.
Exploro bajo la arcilla y cosecho cuarzos lilas,
ópalos transparentes ante mi asombro.
Como pececillo ansioso
el tiempo escapa de mis muslos
ciego, líquido y sediento.
¿Cuánto más mis vértebras sin danza y fuego?
Erróneas como el miembro extirpado que palpita
o las desgarradas alas de una mariposa,
ante la palabra vuelo se enervan.
A muchos kilómetros,
una ola que muere en la orilla
trae consigo la voz del mundo.
Lejos de mojar mis pies en ella,
ofrendo mi cuerpo a quien pueda seguir luchando
con los huesos que me faltan.
Quebranto
Es mi corazón un gran molusco que arde.
Nada sabe de fortaleza, pero aprieta los dientes.
Mi náusea pare palabras prematuras
—renacuajos entusiasmados—
nadadores aprendices que pronto transfigúrense
en anclas y maderos.
En el prolífico mar de la desesperación
mis versos se reproducen como hígados a destiempo.
Nada es suficiente.
No hay epitafios para tantos muertos.
Pétrea
Y todo aquello que no me permito pronunciar
muere inescrutablemente azul entre mis manos.
Mi luto crea manchas con las que riego consciente
esta hoja y su gramaje inmaculado,
más la pureza de la hoja
nunca acaba.
Abracadabra:
Soy la piedra y no cubro más la sepultura.
¿Dónde la carne desgarrada y el verbo austero?
¿dónde la belleza y la luz?
Diáspora de ausencias.
Del centro de mis llagas emerge un poema,
brillante costra de palabras consteladas.
Transmutación
Con la llegada del otoño transmuta mi voz,
se despiden mis hojas y en esta desnudez
encuentro abrigo.
¿Cómo pueden, criaturas del alba, no reconocerme?
No asoman los ciervos que a mis manos confiaban
el brillo de sus cornamentas,
las ardillas que en el recodo de mis piernas hallaban abrigo
hoy bajo la grama se esconden,
las aves del crepúsculo ante el saludo de mi canto enmudecen.
¿Y qué hay del eco?
¿Qué de la esencia y del aroma?
Soy yo la inflorescencia que amaron.
He liberado mis cometas,
desdeñado el polen innecesariamente impuesto.
Heme aquí desdibujada del trazo que se remarca,
he emprendido la búsqueda del boceto primigenio.
Con gozo mudo de mis versos primeros
me desvisto,
uno a uno con ternura los aparto
como a capas
de una cebolla sonrojada.
Canto a la hoja que cae
Una recargada nube retiene la lluvia
y en vaporosa distancia observa
el viaje inevitable de la hoja que cae.
¡Cuánto tiempo he buscado la magia!
La causalidad es un viejo niño que frente a mis ojos
se descascara,
me ofrece el poder de adivinar el camino
y detener en seco el curso de mi lágrima.
Un impulso primero determina el resto.
Basta que el ave malinterprete la caricia del viento
para condenar a su bandada al desvío.
Un pequeño giro en la esquina incorrecta,
una fracción de segundo,
un bostezo a destiempo desincroniza el paraíso.
Ya sabes
el aleteo incesante de la mariposa.
Si desde ahora decido caminar de manos
¿caerán como manzanas las llaves?
¿se abrirán como flores las respuestas?
Algún día he de ser la hoja que cae.
Antes seré fruto, savia, alimento;
pero esta tarde soy nube y llevo cerrados los ojos
porque los he tenido abiertos
y no he visto nada.
*(Lima-Perú, 1979). Poeta. Licenciada en Administración de Turismo por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), gestora cultural e ilustradora. Finalista del Concurso de Poesía para Mujeres Scriptura – PEN (Perú, 2014 y 2015). En la actualidad, dirige la Asociación Cultural Poesía en la ciudad y trabaja un ensayo sobre patrimonio literario. Ha publicado en poesía Metamorfosis Inversa (2015), Canto a la hoja que cae (2021) y tiene inédito Albas a Orfeo.