5 poemas de «Cabos sueltos» (2022), de Wilver Moreno Tineo

 

Por Wilver Moreno Tineo*

Crédito de la foto (izq.) Ed. Pájaro de fuego /

(der.) Patrick Valdez Alvarado

 

 

5 poemas de Cabos sueltos (2022),

de Wilver Moreno Tineo

 

 

The night is quiet

 

Se apresura el dorso

La tormenta dedálica conduce

Las líneas a las eras

A los oscuros senderos del cuerpo

De las colinas dormidas

Los surcos hermosos y hendidos

Sobre el primer estallido

Y la primera humedad

La simiente azul del no nacido

La marea del mejor descubierto aroma

Se cobijan como vanas estepas

Sobre las precipitaciones

De la tierra impura como el tiempo

Como el cementerio amado

En aquellas cercanías del origen

Las constricciones del cuerpo

Los torsos curtidos

Y las fibras partidas

No se acomodan a las manos

Ni a los oscuros senderos del alma

Que dibujan la sonrisa sombría

En las comisuras de la noche

 

 

Arena

 

Arrancar de los ojos lo que sobra, excesivas miradas que sirven para el tacto, como polvo de estrellas y nada más. Evadir los ojos mismos, dejar el recuerdo, remover los olores perdidos y adentrarse sin pudor en el cuerpo. Hacer esto con una mascarilla cómoda. Usar los terrores para darle una forma creíble. Hay que extraer lo humano a las palabras, que ellas palpiten en su forma desnuda. Coger los globos oculares, colocarlos en dos frascos de vidrio, y mutilarnos las manos con una gillete u otro objeto lacerante. Los cortes deben ser limpios y rápidos para ahorrarnos el titubeo del dolor. Hecho esto debemos acostarnos en la arena con las cuencas vacías fijas en lo alto y descubrir nuestras palabras a través de las cuerdas vocales abiertas a las formas límpidas de la sangre.

 

 

 

Círculo

 

Es interesante escribir para el propio deleite, solo para uno. Un cañaveral con hojas, brumas y dedos. Escribir para el placer de la lectura a solas, sin ninguna pretensión, sin finalidad. Solo el contacto del bolígrafo con el papel, el color, la mente, la mano. Todo en sincronía. Esfuerzo que se cierra en un círculo de reconocimiento. Luz y calígine. Reflejo y desconocimiento. Es interesante escribir en las mañanas, solo para uno mismo.

 

 

 

Vagabundo y sueño

 

Antes descubría mis dedos en parques antiguos y holgados, retorcía mis aromas y destilaba, bajo los puentes, los deseos ocultos de mis sienes.

 

Carecía de dolor y detenía mis pulsiones con escombros de adobes que coleccionaba desde antes de mi nacimiento.

 

Mentía constantemente, corregía el deseo de emanciparme y descubría los olores prohibidos con seguridad de insecto abrasivo.

Era mala espina y no me importaban los dedos que me señalaban cuando cruzaba los desperdicios de mis rastros.

Mentaba verdades a mis falsas palabras. Comía, dormía, me untaba la vida con afección certera y malla metálica.

Era pequeño y sumiso por los grises aconteceres de mi vida futura y por los pecados henchidos de mis mayores.

Ahora, todo se ha olvidado. Las falsas pasiones sometidas y los viejos olores, aunque me envuelven, no me comprometen ya a su negrura.

Estoy más viejo que nunca: tengo canas disueltas y mis arrugas parecen espuelas de orugas reinas.

Mis odios están sumidos en la maceración perpetua de los recuerdos y mis lealtades están enterradas en cofres de madera húmeda para que su memoria se haga de tierra eterna.

Hoy, agotado, solo espero la muerte, la final consecución que me atrape en el desenlace de mi ser, la oscura solución efímera y definitiva.             

 

El poeta Wilver Moreno Tineo.
Crédito de foto: Patrick Valdez Alvarado

 

Necropsia

 

En aquella cercanía. Su piel, su corazón, sus vísceras. Todo su amor estaba esparcido sobre la pista oscurecida por el olor de la madrugada. En aquella avenida, en aquel rincón donde el cuerpo grita para evitar el silencio. 

—Es inútil, mi hermano, escribir en estas circunstancias. Es inútil detenerse en poemas cuando alguien yace en un ataúd. Es inútil y estúpido persistir en palabras cuando hay verdadero dolor y verdadera pérdida. Es inútil, mi hermano, seguir escribiendo con estas intenciones—. 

En aquella cercanía. Su andar, su despedida. Yo recuerdo que salió de casa con intención de volver y me consta que mentiroso no era, pero no volvió. En cambio, lo encontramos echado en una mesa de la morgue, mal cosido y mal lavado, después de la carnicería de la necropsia.

 

 

 

 

 

*(Ayacucho-Perú, 1982). Poeta. Se desempeña como docente. Ha publicado los libros grupales Club de la Serpiente. Muestra Poética (2007), La Imagen de las Palabras (2009) y Del Alpe y del Ande. Reunión poética bilingüe de Alemania y Perú (2015); y los poemarios Detritos (2009), Destrucción del tiempo (2021), Cabos sueltos (2022).

 

 

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