Por Lívia Lemos Duarte*
Traducción al español por Max Hidalgo Nácher**
y Lívia Lemos Duarte
Crédito de la foto (izq.) Patuá Eds. /
(der.) Julio Arenas
5 poemas de Anfibios (2021),
de Lívia Lemos Duarte
Sapos
Pasa tu lengua por mi piel.
Está el otro que soy yo,
en mí que se vuelve tú.
Las pequeñas marcas en el cuerpo
son huellas por andar con las manos,
con ojos entrelazando dedos
y fluidos liberados por branquias. El cuerpo.
¿Qué fluye dentro del cuerpo?
Semáforos ardiendo borran los colores
gotas de llamas
me llaman por mi nombre
en verde de hojas húmedas,
rojo coágulo de sangre,
mimético amarillo, deslizándose
por las curvas.
Atención.
Pasa tu lengua sobre mi piel.
Este es un motivo para sentir el atrevimiento
de estar en ambos lados.
Fractal
Rápido instante olvidado
no alcanzó condición de cosa,
como si de una cosa se tratase,
como si a pie caminase
al final diluido
en medio del brillo
desvanecido en lo oscuro
de la memoria que resta
entre lo que era
mitad marítimo,
mitad fugaz.
Viaducto del chá
leyendo a Tamara Kamenszain
Siempre hay otra línea de lectura
siempre hay un yo que se desprende del yo
volviendo el rostro como quien se olvida
del segundo beso del otro lado
del rostro ya distante
y perdido sin arrugas
porque las arrugas resbalaron
hacia las palmas de las manos escritas
por mis caras y en ellas
yo escribo
como quien tira comida a los animales
trazo trampas, grano tras grano
y soy yo quien es cazada echada
en letras sobre el tejido parpadeante
de los hilos abrazados
que vuelven a tejer
lo que serían otras líneas a contrapelo
de lecturas en mi rostro
ajeno que ya no es
perdido en un beso que nunca fue
caído en el suelo de arena
sílabas de sílice,
el alimento expuesto, mi vida desnuda
leída por la gitana del viaducto del chá
são paulo, tres de la tarde, aquella mujer me desconoce
en la multitud yo soy una en un caleidoscopio
de rostros que se vuelven otros rostros
y giran perdidos en puentes, en escenarios, en futuros baratos
en são paulo
no es que se olviden del segundo beso
allí siempre hay solo uno.
Barrio chino
De pie, delante de la ventana del departamento,
cierro los ojos y veo mi cuerpo
reflejado y atento a la calle del centro de la ciudad,
busco palabras en los pasillos de mis pensamientos.
Afuera, el ruido del paisaje que atenúa mis deseos
me dice que la vida está lejos y hay poquísimos árboles.
Son las tres de la mañana y los coches siguen su camino,
ignoran las señales y van seguros como si no hubiese fronteras,
tratan de borrar las palabras. Mi cuerpo se condensa
para no dejarse ver demasiado rápido bajo la imposición de la noche
y no borrar sus luces que apenas tienen tiempo de brillar.
Y no puede decirse si es noche o ya es de día
si es olvido o es distancia
todo aquello que se siente.
Capricho
Y ahora estoy aquí
agarrando con las manos
con mucha fuerza las patas
de un pájaro agitando
en pánico sus alas
revuelan mis cabellos no puedo
abrir los ojos de miedo
de miedo ante aquel pájaro
que se llama yo.
Estoy aquí agarrándolas
con mis propias manos
mis piernas y mis cabellos
son las alas en pánico por el pájaro
con miedo a tener miedo
de mí
y del sobresalto
de las alas escapando
por las manos
con mis cabellos proyectando
mis piernas
en el aire.
Escenario
Si algún día la vida desdoblara mi nombre
en los campos del más profundo prado
me acordaré en vano de aquel negro pájaro
escondido y tan a gusto
silbando en mi nido de espumas
sus medias enteras verdades.
Y solo seré una mujer que tenía
piel, útero, garganta, una guitarra vacía,
labios que besaban serpientes
atadas a los dedos y al soplo de las alas
por espadas manchadas.
Si algún día las campanas suenan por mi nombre
en los campanarios vacíos de la floresta inundada
entonces seré como torcidas ruinas
mi cuerpo en plumas de jaulas frías
por la fuerza del brillo del viejo sombrero
de dolor que ya no me cabrá.
Mi patio
En el tráfico,
por la avenida Flamengo
los automóviles se esparcen
rápidos,
despreocupados
de lo que pasa en las calles.
En las carreteras,
donde ya no hay ninguna
identidad entre mí
y los coches que invaden
como un océano ilegítimo
las oscuras olas
que arrastran las conchas
de las calles hacia el verde
oscuro
del fondo de la ciudad.
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(poemas en su idioma original, portugués)
5 poemas do Anfibios (2021),
de Lívia Lemos Duarte
Sapos
Passe a sua língua pela minha pele.
Tem o outro que sou eu,
em mim que vira você.
As pequenas marcas no corpo
são pegadas por andar com as mãos,
com olhos entrelaçando dedos
e fluidos liberados por brânquias. O corpo.
O que vem dentro do corpo?
Semáforos em fogo anulam cores
gotas de chamas
chamam o meu nome
em verde de folhas úmidas,
vermelho coágulo de sangue,
mimético amarelo, deslizando
as curvas.
Atenção.
Passe a sua língua sobre a minha pele.
Este é um motivo para sentir a façanha
de estar em ambos lados.
Fractal
Rápido instante esquecido
não tomou condição de coisa,
como se de coisa tratasse,
como se a pé caminhasse
ao fim diluído
por meio ao brilho
dissipado no fosco
da memória restada
entre o que era
metade marítimo,
metade fugaz.
Viaduto do chá
lendo Tamara Kamenszain
Siempre hay otra línea de lectura
sempre há um eu que se desprende do eu
virando o rosto como quem esquece
do segundo beijo do outro lado
do rosto já distante
e perdido sem rugas
porque as rugas escorregam
para as palmas das mãos escritas
pelas minhas caras e nelas
eu escrevo
como quem joga comida aos animais
traço armadilhas, grão após grão
e quem se caça sou eu jogada
em letras sobre o tecido pulsante
de fios abraçados
voltando a tecer
o que seriam outras linhas pelo avesso
de leituras no meu rosto
outro que não é mais
perdido no beijo que nunca foi
caído no chão de areia
sílica em sílabas,
o alimento exposto, minha vida nua
lida pela cigana do viaduto do chá
são paulo, três da tarde, aquela mulher me desconhece
na multidão eu sou uma em caleidoscópio
de rostos que viram outros rostos
e giram perdidos em pontes, em palcos, em futuros baratos
em são paulo
não é que esqueçam do segundo beijo
é que lá sempre só há um.
Bairro chinês
De pé, diante da janela do apartamento,
fecho os olhos e vejo o meu corpo
refletido e atento à rua do centro da cidade,
procuro palavras nos corredores dos meus pensamentos.
Lá fora, o barulho da paisagem atenuando os meus desejos
me diz que a vida está longe e há pouquíssimas árvores.
São três horas da manhã e os carros seguem seus caminhos,
ignoram sinais e vão seguros como se não houvesse fronteiras,
tratam de apagar as palavras. O meu corpo se condensa
para não se deixar ver depressa sob a imposição da noite
e não apagar suas luzes que mal têm tempo de brilhar.
E não se pode dizer se é de noite ou se já é de dia
se é esquecimento ou distância
tudo aquilo que se sente.
Capricho
E agora estou aqui
agarrando com as mãos
bem forte as patas
de um pássaro alvoroçando
em pânico as suas asas
fazem voar os meus cabelos não posso
abrir os olhos de medo
do medo daquele pássaro
que se chama eu.
Estou aqui agarrando
com as minhas próprias mãos
as minhas pernas e os meus cabelos
são as asas em pânico do pássaro
com medo de ter medo
de mim
e do alvoroço
das asas escapando
pelas mãos
com os meus cabelos projetando
as minhas pernas
no ar.
Palco
Se algum dia a vida desdobrar meu nome
aos campos do mais profundo prado
me lembrarei em vão daquele negro pássaro
escondido e tão à vontade
assobiando em meu ninho de espumas
suas meias inteiras verdades.
E eu só serei uma mulher que tinha
pele, útero, garganta, uma guitarra vazia,
lábios beijando serpentes
atadas aos dedos e ao sopro das asas
por espadas manchadas.
Se algum dia os sinos tocarem meu nome
nos campanários vazios da floresta inundada
eu serei então como tortas ruinas
meu corpo em plumas de gaiolas frias
à força do brilho do velho chapéu
de dor que não me caberá.
Meu quintal
No trânsito,
pelo aterro do Flamengo
os automóveis se espalham
rápidos,
despreocupados
com as ruas acontecendo.
Nas estradas,
onde não há mais
identidade entre mim
e os carros que invadem
como um oceano ilegítimo
as escuras ondas
que arrastam as conchas
das ruas para o verde
escuro
do fundo da cidade.
*(Río de Janeiro-Brasil, 1981). Poeta y traductora. Reside en Barcelona (España). Licenciada en Letras por la UERJ (Brasil), magíster en Teoría de la Literatura por la UFRJ (Brasil) y en Filología Hispánica (CSIC). En la actualidad, se desempeña como profesora de portugués y traductora. Ha publicado em poesía Anfibios (2021).
**(Castellón de la Plana-España, 1982). Traductor literario. Se desempeña como profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona (España). Ha traducido al castellano, entre otros, el poemario de Diana Junkes alas plumas macramé (2020) y, con Caterina Riba, Soy como el trueno (2017), de Anna Dodas. Publicará en 2022 la traducción de una antología poética de Hilda Hilst y, en colaboración con Caterina Riba, la traducción de Brésilien noir et crasseux/Brazuca negão e sebento, de Jean-Christophe Goddard (2017).