5 poemas de «11:11» (2022), de Natalia Roncal

 

Por Natalia Roncal*

Crédito de la foto (izq.) Arteidea Grupo Ed. /

(der.) Archivo de la autora

 

 

5 poemas de 11:11 (2022),

de Natalia Roncal

 

 

Toco mis dedos

llego a las líneas

de los extramuros

me miran

me contemplan con sus ojos profundos

intensos

lascivos

aumentan

mi llanto de hojas secas

por la estación de golondrinas

aulladoras.

 

Basta ya de sumergirme

al dolor en los desiertos

inciertos.

La poeta Natalia Roncal

 

Dimensiones disueltas

angustia marfil

de otros caminos nauseabundos

colosal aprendizaje

de sus vértebras y ramas

salva la coronilla de verdes parejos

alas del alma aguda y libre

conocidas por su sensibilidad

simétrica en el vuelo

frondosa multitud

agitada por sus plumas.

 

La distancia entre ellas y yo

es el sonido del cosmos

quiero ser como ellas

que aletean

en el costado de mis pasos

que se sientan a tomarse de la mano

mediten sin olvido

conmovidas

por la ola sinérgica

de los llantos dormidos

ay, risueño

es el poder de su palabra

junto las manos

y con ellas

abracadabra.

 

 

 

Apostando por la puesta del sol

me escurrí en el sistema agrio de tu escopeta

ya la magia no nos intercepta

las balas agonizan

en el hoyo de tu inconsciencia

pisotean las huellas de mis olvidos

una y otra vez

no se cansan

mi memoria efervescente

canta con los pájaros

¿Por qué

si quiero adormecerme en su trinar

no me dejas beber de su ternura?

 

Mis uñas caminan

cabizbajas

sin saber

la inocencia de los sentidos

quiero cabalgar con las hormigas

en la cuesta de mis alas

ya deja de martillar

el corazón

taladrado desde la infancia.

 

No ha probado el cosmos

que habita en mí.

No sabes lo dispuesto

de él

en mí.

 

 

Anochece la cálida amiga

uniformemente amorfa

luchando contra centenares de anónimos

que la resguardan

en su lucha desgarradora

por saltar a la cumbre

para acompañarse de la cruz

y se despide

se despide bostezando

sumergida en su consuelo

esa niña

flor seca

desahuciada

las nubes

cantan su agonía y su martirio.

 

Las manos agitantes

cuidan tus sembríos gestuales

como la llamada suave cruz

de espinas, clavos, agujeros

se despide

se despide evitando

entre armas colindantes al vacío.

 

 

 

El quejido de la llovizna

acentúa su perplejidad andante

amortigua la caída de mis hojas

la humedad

ya no sabe de conciencia

a sabiendas de su antojo

deslumbra la luz de madrugada

con ají en los labios

y fuego en sus garras

atraviesa la cortina

el humo de las moscas desaparece

deja sin rastro

la comezón carnal de mi protesta.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1991). Poeta. Fotógrafa periodística, documentalista, activista comunitaria y promotora cultural. Ha obtenido premios, reconocimientos y menciones por su trabajo fotográfico y realizado proyectos documental de historias, situaciones, personajes, entre ellos el registro de FITECA (Fiesta Internacional de Teatro en Calles Abiertas) 2015-2018. Ha publicado en poesía Racimo de fotogramas (2018) y 11:11 (2022).

 

 

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