Por Rocío Cerón*
Crédito de la foto (izq.) Parentalia Ed. /
(der.) www.informador.mx
5 fragmentos de Materia oscura (2018),
de Rocío Cerón
Conjunto de (in)materialidades ante observación. Aullido y dentellada surcan el cielo. Grafías de primitivo aliento: translucidos rojos se esparcen por fondo blanquecino. Trote de manada dentro, córtex. Palma verde al fondo, vitrina repleta de muebles antiguos. La cabeza -reducida- guarda en el hueco de la boca todo el rumor amazónico de la belleza.
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A los costados la jauría. No hay lugar ni camino hacia el frente. Muro apenas levantado. Gruñidos. Catalogación de afectos, estigma sobre espalda. Violáceo el manto del cardenal. Púrpura o sanguíneo. Lo que toca el dedo sobre los labios: frase silenciada entre el paladar y lo sublingual. Incidencia de lo mirado en la articulación de las rodillas.
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En el horizonte -azul convexo- verticalidades y grietas. Insistente, la mancha supura grafito y humo. En el aire, un punto. Gravitan formas ante la vista. El habla del mundo, la naturaleza de los objetos, mueren y renacen en el espacio, ante la mirada. Pliegues y estructuras en lo minúsculo. Cuerpo ovillo, fruto.
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Luces sobrevuelan el arenal. Ascenso y caída. En ambos puntos sedimento y visión. Las hojas de todo árbol -sílabas blancas- enuncian hacia tierra la ofrenda de la ausencia: lo visible, el objeto, la mancha que flota en el vacío.
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La línea -imán- aglutina percepciones, ideas, objetos. Un pensamiento, vértice, precisa instantes.