3+1 poemas de «Suzanne» (2017), de José Luis Torrego

 

Por José Luis Torrego*

Crédito de la foto (izq.) foto del autor/

(der.)Ed. Amargord

 

 

3+1 poemas de Suzanne (2017),

de José Luis Torrego

 

 

 

EL BARDO GALÉS

 

                        a Beatriz Russo

 

Estaba Ezequiel entre cautivos junto al río Chebar en las afueras de Pisa

cuando sintió la mano del Señor presente en su cabeza y vio el espíritu

del carro girando del auriga rotando las cuatro ruedas y ascendiendo

el arcángel con los radios y los giros hechos uno    Ezra

o era Ezequiel el prisionero sentía quemar el sol a la intemperie mas no cejaba

de escribir sobre el furtivo cartón bargueño de un guardián compasivo

máscara Baluba en uniforme verde doan you tell no one I made you that table

y vio a Lao Tse sobre el Arno aparición orate en ideogramas y vio a 0ϓ TI∑ con el solo                                                                                                                       [ojo

de un cíclope que arroja peñascos hacia el mar ya ciego

y vio también a Eliot su zarigüeya su discípulo su siempre isleño amigo y así fue

como se asió a la madera en el naufragio de un lápiz sobre el Chebar y salvó la vida

 

pagó en prenda su cordura su efigie de perfil en monedas de talento

relámpago en la mirada melena al viento superviviente a Eduardo I Longshanks rey                                                                                                    [invasor de tierras

y aniquilador de pueblos en el presente y en el pretérito de sus culturas

All the bards that fell into my hand be put to death sólo entonces

el bardo galés de Gray melena al viento agreste

el arpa eólico en la mano relámpago en la mirada y casi ciego por el sol

como Homero como Tiresias como Milton como Parry

visitando Cambridge desde la falda medieval del monte Snowdon

tras ser ejecutado a manos del monarca inglés exterminador de bardos y de pueblos

sólo entonces

la American Library vio más allá de los fascismos al micrófono

vio su arte universal que amaba al hombre

y lo premió

tras su crucifixión dos veces boca abajo junto a Clara y a Benito

sin libros y citando de memoria como Coleridge

cuando citaba a Ezequiel en el sagrado inicio como Zweig en Petrópolis

en el cuarto de un hotel escribiendo Die Welt von gestern

sin un solo libro de su biblioteca sin

un solo libro de los escritos por él en su larga vida sin

un solo libro en absoluto

la misma tortura intelectual que los nazis le imponían al Doctor B. en Schachnovelle

en ese Hades brotó Ezra sus Cantos en ese Hades decidió quedarse Zweig

por qué es la pregunta de tantos desde entonces Yo os lo diré

 

porque Buchsmendel y Europa ya no volverían a ser los mismos por eso

y porque la Austria fragmentada en exterminio tras la Gran Guerra ya no volvió a ser la                                                                                                                    [misma

y porque las canciones escolares de la eterna gloria del Imperio Austriaco

de la honestidad humana del emperador y de la obra eterna

eran mentira

niebla en un tren nocturno que cruza la frontera hacia el destierro por una aldea                                                                                                                    [remota

 

por eso le dio la pastilla del suicidio a ella con un beso y luego la tomó él

se fueron juntos con el mundo de antaño

niebla en un tren nocturno que cruza la frontera hacia el destierro por una aldea                                                                                                                    [remota

 

niebla asimismo el lenguaje

no fue ya más TREN NOCTURNO el vestido DESTIERRO del pensamiento EN UNA ALDEA con retórica REMOTA de fórmulas y citas

los rimadores del precepto cerraron sus telares mecánicos

y cada uno ya con sus ruecas de Aracne con sus ruedas de Ezequiel

hubo de tejer su propio verso

tomado de los sueños que se internan en uno mismo o en Kubla Khan o en el cielo que [visita un niño deshollinador o en un árabe que es para Wordsworth Don Quijote en                                                                                                                                                                                              [dromedario.

 

 

Ruin seize thee, ruthless King!

desde las faldas del Snowdon trona su voz como un profeta

y el bardo asesinado por la avaricia regia               decide vivir

 

expulsado del Gran Café vienés por robar un panecillo

sabiendo que el mundo se extinguió tras la Gran Guerra y sin fuerzas para una segunda                                                                                                                                                                      [vuelta a los escombros

el senescal de los libros de Occidente                      decide morir

 

 

atardece

la Europa regentada por un campesino enriquecido al estraperlo ha comenzado

se llamará unión será económica ante todo y monetaria

instalará la entrada al templo en la Grand Place de Jerusalén

 

será una Kaffeehaus

desde una mesa Longshanks observa gozoso taza en mano

arder libros en pilas y bardos en hogueras la continuación gamada de su obra

un solo imperio una cultura un pueblo

ein Volk ein Reich ein Führer

 

Europa será una Kaffeehaus sin Buchsmendel y un único libro caníbal

con dos palabras que serán primero Mein Kampf y más tarde

 

DEBE  y  HABER.

 

 

 

LAS NOCHES AZULES DEL BATEAU-LAVOIR

 

a Pedro Carrasco, pintor de poemas

 

París es frío

frío sin leña de varios días y meses de invierno

recurro a mis escritos                                y a una estufa con orín recuperada a los escombros

leo cada verso convicto antes de echarlo a las llamas

sílabas y girones

                                    vahos diagonales

                                                                        en la estancia gélida

 

todo es azul

 

            una mujer azul se baña sobre un balde de agua fría

 

 

 

de qué sirve el arte los monstruos hibridación

entre animal y horror confuso

los tránsitos a la piedra en una catedral del medievo agonizante

Grünewald con cabeza de gárgola

El Bosco vomitando heces cubistas

 

 

desde el cuartucho no se ve más París

que un vientre de tablas con luz de gas

el Bateau-Lavoir en su naufragio de Montmartre

 

hago café    baratolos amigos    me visitan sin un    franconos    sentamos

en el suelo de    maderano    hay sillas    suficientesapesta     a petróleo

 

                                                                                    luego

me dejan solo

recorro las noches pinto con figuras azules tirito esmirriadas

 

contra la pared mil cuadros amontonados                                      mil fetos

de mademoiselles desnudas y diablos africanos                             que no verán la luz

 

 

quién me despertará de este insomnio

a la verdad del sueño

 

el óleo nuevo fluye sobre el óleo seco de un lienzo usado

echo otro bastidor

a la vieja estufa famélica

 

 

en la Rue de Ravignan                                                          se abre un párpado

 

Picasso vacía el cargador de su Browning apuntando al cielo turbio

al acabar su farra en el Lapin Agile de madrugada

 

 

Poeta                          ama ardiente y firme

el arte                         mata lo que ama

 

                                     crear y crear exige extremos

 

la poética lo nunca

lo fijado la descarta

libertad sin canon                              es el canon

 

 

Estalla la guerra

y el bardo vence al magnate

vuelve al frío racionado de un París ocupado que ha prohibido su obra

insufla                                                mujeres a un maniquí                                   aterido

                                                            toros a un manillar                               abandonado
 

se hace fuerte contra la muerte azul

en el reducto mínimo de un baño                            crear crear crear

                                                                                        y las musas de Darío encinta

 

dan a luz una tras otra

 

sin saber si habrá mundo mañana.

 

 

ELIot, ELIot, LAMA SABACTANI?

 

I

 

En nuestra mano ya no hay cartas

de navegación que preserven nuestra nave del escollo

sólo cartas al azar y boca arriba

de una torre de un ahorcado de un marino

fenicio que naufraga en un tarot

del Sternbergersee nobiliario y encrespado

 

a quién si acaso a alguien le importa?

                                            Madame Sosostris baraja indolente

sus naipes sin lustre pegajosos

por el uso y el poso sudoroso de los lustros

y los vahos que sedimentan el alcohol de los vencidos

en una pensión de Ginebra

en un lago de Ginebra

en un vaso de ginebra en un beso

marchitado de la reina Ginebra a Lanzarote

que se fue

de punta en rojo

rumbo a su lac, su lai, su loin

 

 

II

 

                                    Y el ahorcado del tarot reza

 

 

en la vasta extensión mínima entre muerte y nacimiento

ese instante respirado entre dos inexistencias

apenas si hay un sueño azul bajo tanto escollo a oscuras

 

una noche de jacintos oh doncella en el jardín de los amantes

y toda una vida luego en que te llamen la Chica de los Jacintos

 

 

la soledad se interna en un laberinto de arrugas como una detonación

                                    la soledad se interna

                                    en un laberinto de arrugas

 

                                    como una detonación

 

 

 

oh mi niña qué te he hecho? se lamenta Horacio

pobre niña dicen los poetas renacentistas del Carpe Diem

y los barrocos y los malditos y los visionarios ingleses de los muelles opiáceos

 

 

las palabras gastadas apuñalan unicornios si son nuevos los oídos

y ensangrientan azucenas que iniciaban su caricia

 

 

 

EL GRAN MAGO

 

a Alejandro Céspedes

 

Era sabio. Vio la tramoya de la vida

y no había un niño allí para salvarle.

 

Creen los simples que se muere de fracaso.

Fracaso o éxito no importa a la mente inquieta

que vuela desde niña a los espacios con un ala rota.

 

Espacios que son en la infancia

hogar de tibieza, de libros, de notas como copos al piano.

Más tarde se desploman sobre el hombre que mira un mar ardiendo

y tanta belleza le causa         profundidad de angustia

                                                  tristeza infinita

                                                  soledad perpetua.

 

La humedad es gris y permanente en el invierno

-Helmholtz Watson, el poeta, pide su exilio en las Malvinas-;

la humedad no permite una luz, empapa de soledad el calcio de los huesos,

encierra en garajes diminutos la celulosa tintada de los libros.

                                                               La carcoma derrumba los lirismos,

                                                               roe las patas de la mesa.

 

El cuerpo, con sus días y sus noches sin distingo,

se pudre como aglomerado humedecido;

se enmohece y desmigaja, causa cólico,

agota sus tendones, sus alientos, todo                         lo que en el hombre hay de apego

y lo mantiene vivo

 

                                                    dame

                                        Edipo,              la mano.

                          Miremos                                el ocaso          juntos.

 

 

La vida no es el lujoso cortinaje ni el atrezo

ni el esplendor del personaje ante la audiencia

                                                                 embriagada por su hambre

                                                                 de engaño y fantasía.

 

La vida es tramoya de listones

entramando un esplendor de cartón piedra.

 

                                                                              Es la humedad

que desconcha grisácea las paredes.

 

 

¿A qué seguir, Chanfalla, sentado en la platea? Conoces el final, el texto es pobre,

los actores equivocan los matices

                                                                 y sus tonos son de niño que leyera.

 

 

Chanfalla se yergue de lo oscuro

                                       un hombre solo

                                       en pie

                                       se pone en marcha

                                                                                                                     hacia su mutis

 

que espere al tercer acto

la multitud de dóciles

 

 

                                                                 UN DISPARO

 

 

un veneno       una soga          un salto

                                                                           al

                                                                           va

                                                                           cí

                                                                           o

                                                                           o

                                                                           o

                                                                           o

 

bang

 

                                        bang

 

                                                                            bang

 

 

                                                                                                                     deja intacta tan solo

                                                                                                                                         la lucidez

 

                                                                                                                 el truco del Gran Mago

 

 

 

 

 

 

*(Segovia-España). Profesor universitario en el C.U. Cardenal Cisneros de la Universidad de Alcalá de Henares (España), y director del “Rincón de la Poesía “en Mundo Noticias de Radio Internacional. Ha publicado en poesía Levantas los párpados y amanece (2013), Piel disidente (2015), Piel disidente (ampliada con 14 grabados de Pedro Carrasco, 2017) y Suzanne (2017); y en poemas para niños El cerdito guarrete (ilustrado por Marta Moya, 2017).

 

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