Por Denise Griffith*
Crédito de la foto (izq.) Ed. Liberoamérica /
(der.) www.entrevidasmm.blogspot.com
3+1 poemas de Carencia (2019),
de Denise Griffith
Decí agua
a Víctor
lo encontraron
cerca de los bosques
de los Pirineos
en Aveyron
cuando tenía doce años
en 1799
Víctor ponía la mano en la olla y no le quemaba el calor
a Víctor le gritaban al lado y ni se daba cuenta
en el proceso de civilización
lo educan
le enseñan el francés
agua, decí agua
si no decís agua no te doy el vaso
le muestran cómo abrir la boca
él abre la boca queriendo comunicarse
y no sale nada
cuántas veces damos por sentado que hablamos
libro, le enseñan
libro, esto es un libro
Víctor
hizo progresos
aunque nunca pudo desarrollar el lenguaje
ni escrito ni verbal
y sin lenguaje
no hay pensamientos
Juventud desvencijada
anotó su nombre y número
en un billete de cien pesos
y lo invirtió en mi regalo
me dijo que el billete volvería a mí
en el momento indicado
hasta entonces hasta luego
y el papel regresó diez años después
para encontrarse con nada nuevo en el horizonte
solo una parte de mi juventud desvencijada
hastiada, rara, putrefacta
con un reloj de los noventa en un cajón
que antes daba la hora pero ya no
y solo sirve para guardar chicles
para calmar los nervios
algún día alguien nos bajará el sol y no la luna y nos quemaremos
Sabiduría popular
a la verdura la tiñen para que se vea mejor
cuando por dentro está podrida
la mejor manera de saberlo es oler y tocar
eso lo sabemos
ahora:
la cáscara de la naranja
no es naranja
es verde
la tiñen para que se vea madura
hay una mariposa contra el cristal de una puerta
pensando que está en la naturaleza
un montón de versos sueltos
no son un poema
a esta chica que conozco
le gusta la sensación de sacarse los zapatos ajustados
luego de complacer a los demás
solo sabe guardar secretos
para evitar quemar puentes:
un envase vacío que conserva como parte del decorado
una remera de una banda que no escuchó
unos anteojos sin aumento
un orgasmo bien fingido
es sabiduría popular
que a las cosas es mejor hacerlas bien
y si no, para eso ni hacerlas
hasta el sonido del ventilador la agobia
una melodía que dice frustración
pintar
mandalas
no
la va a calmar
trágica es la amplitud de su sonrisa
así como la mía
simulando ser un sordo vacío terminológico
siempre me sorprende cómo en el teatro puede alguien morirse
y sin embargo al final aparecer
para el aplauso
ese magnífico aplauso, tan efímero
poéticamente incorrecto
no como en el cine
en el cine
nadie va a salir a saludarte
suplís la carencia pero no satisfacés la necesidad
Sin pestañas
Cristo te ama
yo ya no
dice la leyenda en la pared de un callejón
me gustaría saber qué vio mi amiga
antes de culminar en el suicidio por pastillas
si el mar
el cielo
la desintegración
o tal vez
un rostro en particular
con cada evocación
un cansancio me aplasta
me achancha
e interrumpe el duelo
no se oye gemir al tiempo
no se ve parir a la inclemencia
cataratas de realidad caen sobre mí
yo respiro aún
en la celebración de la vida
yo brindo con agua
los ojos se me irritan y me voy quedando sin pestañas