Con motivo de la próxima realización del IV Festival Hispanoamericano de Escritores, entre el 04 al 09 de octubre en La Palma – Islas Canarias (España), el que tendrá como país invitado a México, Vallejo & Co. presenta, a continuación, una muestra de poemas de tres poetas participantes en el evento. Al que desde ya, les recomendamos no perdérselo.
Por Elsa López*, Alberto Ruy Sánchez**
y Myriam Moscona***
Selección Nicolás Melini
Crédito de la foto Festival Hispanoamericano
de Escritores
3 poetas del Festival Hispanoamericano de Escritores
Elsa López
El Rey, Mi Padre
El rey, mi padre,
ha sembrado el desierto de metralla
y miles de soldados
se encargan de regar cada mañana
los bosques de cipreses que llevan a Damasco.
El desierto de Al-Badia me ha secado los ojos
y el aire, terriblemente cálido,
me ha convertido en grietas las pieles de los labios.
El sol de las montañas
es un viejo enemigo para el pueblo de Siria
que camina sin tregua las tumbas de Damoar.
No perdona a los niños ni a las madres ya ancianas
ni a los hombres sin brazos de las tribus del norte.
«Los hijos de la nube» nunca van al oeste
y hace ya mucho tiempo que perdieron el rastro
de aquellas caravanas de sal y de misterio.
¿Qué vendaval de muertes?
¿Qué Sharav del desierto arrasó con sus casas,
sus hijos, sus cosechas?
No hay naranjas que enjuaguen mi garganta
ni albaricoques tiernos que me aplaquen el hambre.
Cuando pasa el cortejo,
yo me cubro el cabello y hago que no los miro,
que nada siento al verlos.
Oigo llegar la muerte,
escucho los aullidos
que atraviesan de noche los tapices bordados
con que ocultan mi tienda los soldados del reino.
Y sus ojos enormes se clavan con asombro
en el rostro sin rostro que ni siquiera tengo.
Y me llena de espanto el caudal de esos ojos
que han crecido los ríos del bosque que tú habitas,
mi amado, el de la sombra.
(de Tránsito)
Tus hijos y mis hijos
caminarán un día por los bordes del mundo.
Desde la antigua casa
verán subir los hombres por el viejo barranco
y volverán el rostro para reconocernos.
Tus hijos y mis hijos sabrán que me has amado.
Ese será el castigo. La ligera sospecha
de haber sido engañados por no reconocerlos,
por no reconocernos entre nosotros mismos.
Pero no sabrán nunca lo mucho que has amado
y cómo has construido laberintos y rostros
que me han acompañado hasta tu misma puerta.
Tus hijos lo sabrán algún día.
Y ya no seré yo quien se lo diga.
No seré yo quien hable ni quien explique a nadie
lo mucho que me amaste.
Será el viento golpeando la casa en su derrumbamiento.
Será el ruido del agua
y el mar atormentado por tu culpa.
Serán los otros.
Los mismos que hoy caminan contigo sin notarlo.
Serás tú y la sombra de tu cuerpo viendo pasar el mío.
Será la noche.
El silencio del mundo acunado en mis brazos.
Cada uno en su sitio
dormirá para siempre con los labios sellados.
Como la tarde aquella en que tú y yo nos cruzamos
al pasar por la calle por donde nadie pasa
desde hace varios siglos.
Como un domingo antiguo en que fuimos al monte
a robarnos ciruelas. El uno sin el otro.
(Siempre robas ciruelas. Y a mí, siempre, la pena)
(de Últimos poemas de amor)
La herida
Sí. Yo soy es niña dolorida y ausente
que camina sin rumbo por las tierras del sur.
Sin párpados mis ojos nunca podrán mirarte.
Yo soy la que navega por las aguas del Ganges
abierta en canal como una vaca enferma
y arrojada al camino de cien pueblos distintos.
Yo soy. Sí. Yo soy esa niña sin clítoris ni lengua.
Yo soy la presentida. La muerta en vida.
La que han casado en vano con abuelos y príncipes.
Sí. Yo soy la que tú miras sentada en esa esquina
y extiende sus dos manos para que la acaricies
y le des un mendrugo o un beso que no pide.
La que se arroja al agua desde un acantilado
para dar de comer a ballenas hambrientas.
La que viaja en patera sin hermanos ni madre.
Sí. Yo soy esa. La sin tribu. La herida.
(Inédito)
Alberto Ruy Sánchez
Decir es desear
La boca que dice es sexo que canta.
Decir es desear
y tocar con manos invisibles.
Decir es saborear al mundo
y ser devorado por él.
Decir es entrar en la selva
con los ojos cerrados.
Decir es soñar y actuar el sueño.
Decir consume nuestro aliento
pero nos da existencia.
Decir conjura las ausencias.
Decir es parvada de nubes
y polvo en estampida.
Decir hace llover, apaga estrellas,
retira mares, rompe piedras.
Decir es música muy lenta.
Decir nos conduce al fondo del silencio:
un abismo habitado de deseos.
Decir es y no es.
Marabunta
Cuando te miro
me crece
un ejército de hormigas.
Avanza rumoroso por mis manos.
Me estira la piel.
Se anuncia, no me deja.
Desde mis piernas respiran
un aire diminuto, entrecortado.
Desde el fondo
de mi vientre
presienten la obscuridad
más húmeda
del tuyo.
Como un sol negro
las hipnotizas.
Te huelo y
mis hormigas
se trastornan,
se tambalean.
Te toco
¿o sueño que te toco?
y corren enloquecidas.
Desde el fondo
de mi sangre
apresuradas,
sueñan
que hunden sus dientes
en tu carne,
y en la mordida sienten
tu parpadeo.
Crece en el aire
la anchura palpitante
de labios largos
entre tus piernas,
enrojecidos.
Por esos labios miras
y me escuchas.
Tu más bella flor
carnívora
saborea sin cesar
el paso tenaz
demorado y repetido
de todas mis hormigas.
Adentro,
te descubro
hecha de hormigas negras
desquiciadas,
tan necias como las mías.
En el espejo doble
de hambre y sed
y sed y hambre
que ilusamente llamamos
nuestros cuerpos,
tus hormigas y las mías,
se topan boca a boca.
Se reconocen o se imitan,
se devoran o se extravían
confundidas
entre tantas hormigas
tan mordidas.
Un espejo al pie de los arrozales
Tú bambú,
yo viento,
tú murmuras cuando me meto entre tus hojas,
yo tomo la forma de tu estremecimiento,
tú cantas moviendo lentamente la cabeza,
yo soplo en tu nuca: sigo o empujo tus movimientos,
tu pubis es un coro de bambú que agito al acercarme,
yo me vuelvo contrapunto alado de tus vaivenes púbicos,
tú te inclinas y me tocas, me azotas suavemente, me acaricias,
yo bailo al ritmo que tus manos sueltan,
tú sonríes y te brilla la mirada,
yo me vuelvo por ti plenitud murmurante,
tú trepas por mis nudillos hasta el cielo,
yo me ato a tus rodillas y entre ellas bebo,
tú te detienes y avanzas, imprevisible,
yo te escucho quieto,
tú te transformas, cantas, te vistes de aire,
yo me vuelvo hojas que al pasar agitas,
tú lluvia clara,
yo sediento,
tú luz tenaz entre las hojas
yo bambú,
tú viento.
Myriam Moscona
Cuatro poemas en judeo español
De efsuenyos
kizo
fazer de mi
una
leona
ama yo
me echí
en sus sapatos
i pasí
la vida
alevantando el lomo
kayentando sus piezes
i sonyando
una korona
para meterme a la kaveza
Un bomboniko
si keresh saver algo muestro
desina un sirkulo
mete lapis a la oriya izkiedra
sirkula sirkula
da volta sin alevantar sirkulazion
no kites la punta, janum
agora dimanda
si el tiempo es kastigo o bendizion
kualo keres tu?
keresh saver algo muestro?
mira el ojo vazio
blanko:
se topa
al sentro de lo kreado
avre se avre
es un kompás
ke eskrive lo redondo
ondo grande
ondo i vazío
kreze el ojo
kreze komo un tornado
se kreze i demanda:
kualo keres saver ?
el amor eterno
no es bomboniko de dulsor
no alevantes el lapis
i sirkula
lo mejor del amor
es no saver la ora
despertar a la notchada
kitar el lapis
meldar lo eskrito
kon la kaveza en blankos
echarse anriva un trapo
abajar la kalezika
sin saver del todo ande vas
Lo ke fue
akeyos polvos
trujeron estos lodos
i estas nuves
trujeron
estas luvias
i estas luvias
trujeron estos friyos
i estos friyos
trujeron estos yelos
i estos yelos trujeron
hazinura
i akeyos polvos
son lo ke fueron
ke son estos biervos
ke mas no serán
Simienta
me lo decía mi padre
la edad dorada
….de mi kaveza
está en el guerto
sembrada
i kanta
kantikas
moertas
*(Guinea Ecuatorial, 1943). Poeta y narradora. Doctora en Filosofía. Es embajadora de Buena Voluntad de la Reserva de La Biosfera Isla de La Palma ante la UNESCO y Medalla de Oro del Gobierno Canario (2016). Fundadora y directora de Ediciones La Palma desde 1989. Fue presidenta de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid (1987-88) y presidenta del Ateneo de La Laguna (2011-2013); así como organizadora y coordinadora para el Gobierno de Canarias de los proyectos “El Papel de Canarias” (1993) y “Memoria de las Islas” (1994-2000) y directora de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores (2002-2006). Obtuvo el Premio de Investigación José Pérez Vidal (1993), el Premio Taburiente (2018), el Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Melilla” (1987), el Premio Internacional de Poesía “Rosa de Damasco” (1989), Premio Nacional de Poesía “José Hierro” (2000) y Premio de Poesía “Ciudad de Córdoba Ricardo Molina” (2005). Ha publicado en poesía El viento y las adelfas (1973), Penumbra (1985), Del amor imperfecto (1987), La Fajana Oscura (1990), Cementerio de elefantes (1992), Tránsito (1995), Magarzas (1997), Mar de amores (2002), Travesía (2006), Ofertorio (2008), A la Virgen de Las Nieves (2015), Viaje a la nada (2016), Últimos poemas de amor (2018), entre varios otros; y en narrativa Memoria de un tiempo difícil (1986), José Pérez Vidal, biografía de un etnógrafo canario (1987), El corazón de los pájaros (2001), Las brujas de la isla del viento (2006), El Viaje (2008) y Una gasa delante de mis ojos (2011).
**(México D.F.-México, 1951). Poeta, narrador, ensayista y editor. Doctor por la Universidad La Sorbona (Francia). Se desempeñó entre 1984-1987 como Jefe de redacción y luego editor de libros en la revista Vuelta (dirigida por Octavio Paz) y desde 1988 dirige la revista Artes de México Obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia (1987), la Beca Guggenheim, Gran Oficial de la Orden delas Artes y las Letras (Francia, 2000) y el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México (2017). Ha publicado en poesía La inaccesible (1990), Lugares prometidos (2006), Decir es desear (2011), Luz de colibrí (2016), Escrito con agua (2017), Soy el camino que tomo (2018) y Dicen las jacarandas (2019); en narrativa Los nombres del aire (1987), Los jardines secretos de Mogador (2001), La mano del fuego (2007), Quintento de Mogador (2015) y Los sueños de la serpiente (2017); y en ensayo Mitología de un cine en crisis (1981), Ars de cuerpo entero (1992), Cuatro escritores rituales (2000), Elogio del insomnio (2004), entre otros.
***(México D.F.-México, 1955). Poeta, traductora y periodista. Escritora en ladino. Fue becaria de la Residencia de artistas de Banff Center of the Arts (2000) y recibió la Beca Guggenheim (2006). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes (México, 1998). Se desempeña como profesora en la Universidad de Miami (EE.UU.). Ha publicado en poesía Último jardín (1983), Las visitantes (1989), Las preguntas de Natalia (1991), De frente y de perfil: Semblanzas de poetas (1994), Vísperas (1996), Negro marfil (2000 y 2006), En la superficie azul (2008), De par en par (2009), Tela de Sevoya (2012), entre otros.