Por Pablo Fidalgo*
Crédito de la foto (izq.) RIL Eds. /
(der.) archivo del autor
3 poemas de Vivir sin nada (2024),
de Pablo Fidalgo
Ves un adicto
que con todo el cuerpo dice
que esto no es lo que parece
Tú
como puedes le dices
que esto tampoco
(…)
¿Con quién hablas todo el día?
¿Con quién pasas la noche?
¿Con quién sales de casa
y con quién vuelves?
¿O todo es la locura
que parece ser?
(…)
¿Cuánto puede un cuerpo replegarse,
esconderse,
sin que nadie diga nada?
¿Y de qué sirve que me absuelvan
si ya nadie puede verme?
(…)
Si tú eres un paria
¿eso en qué nos convierte?
De aristócrata a paria
en una sola generación
El único título
El único record
(…)
Sé lo que ocurre ahí fuera
sé lo que ocurre aquí dentro
Qué extraña forma de vida
necesitar siempre algo
para vivir sin nada
Epílogo. (Le città del mondo)
Hay un hombre en la isla. El hombre inicia un viaje a pie hacia el interior. El interior es un desierto. Es una isla por la que han pasado muchas civilizaciones. El hombre cree que en el camino ha perdido cosas decisivas, pero quizá solo se ha desprendido de ellas, quizá solo eran un préstamo.
Pregunta a alguien: ¿es más fácil ser yo o ser los otros? No le responden y olvida la pregunta. Avanza y piensa que ahora que ha visto el interior nunca se reconciliará con el mar ni con las orillas. De un día para otro se le entrega un rebaño de ovejas. A las pocas horas escapa de ellas. De un día para otro se despierta con una lámpara a su lado. Escapa de ella. De un día para otro se cansa de dormir al aire libre y en las cuevas.
De un día para otro se cansa de pedir trabajo. De recoger frutas y semillas del suelo.
De un día para otro se cansa de mendigar.
Avanza y piensa que debe encontrar a alguien que lo defienda, pero no ve ninguna ciudad alrededor y olvida la idea. Se pregunta si será así, agotándose bajo un sol africano, como se llega a tener un vocabulario propio. Y piensa, exhausto, en lo último que vio en el mundo.
En los confines de la ciudad se encontró a dos adictos que discutían si es más importante tener pelo o tener dientes. Le zarandearon preguntándole y gritándole, è più importante avere i denti o i capelli? Entonces miró bien a los dos y se dio cuenta de que uno tenía mucho pelo y ningún diente, y el otro tenía todos los dientes y ningún pelo.
El hombre sigue su camino.
Agrigento Centrale
Nuestra historia de amor fue no decidir nada
allí donde los otros deciden todo a cada instante.
Es así como yo empezaría.
Es una idea fiel a lo que fuimos,
suficientemente consciente,
suficientemente abierta.
Llegamos a la ciudad de cualquier manera
exactamente igual que llego hoy.
Salgo de la estación
y miro la plaza y recuerdo
cómo jugamos al fútbol dos contra dos.
Nuestra vida fue un gesto de ruptura
y ahora mi deber es dejarnos caer tan bajo
como lo necesite nuestra historia.
Se puede perder una guerra
y seguir construyéndote
como si la hubieras ganado.
Todo era jugar y limpiarnos.
Limpiar la ropa de tierra y agua.
Limpiar la ropa de otras islas
que no sirven para nada.
Ya no es posible escucharos de nuevo
porque se me duermen algunas partes del cuerpo
en cuanto empezáis a explicarme lo que somos.
Erais solo unos niños, y yo también lo era,
y empezamos a movernos
como cualquier niño educado en la lluvia
la primera vez que sale el sol,
la primera vez que ve a sus amigos
y les toca la cara.
Me acuerdo de ese cuarto y de otros no
porque estábamos en plena forma
por dentro y por fuera.
Éramos todavía posibles,
previsibles e imprevisibles,
no acusados, no revisados, no narrados,
inalcanzables.
En otros lugares hubo llegadas y despedidas,
celebraciones y poemas,
pero ahora solo recuerdo esta habitación
donde entra el siroco,
donde decidimos dormir con todo abierto
a pesar del frío.
Pedimos esta habitación inmensa
como si fuésemos una familia.
¿Éramos una familia?
Si no nos unía la sangre, ¿qué nos unía?
¿El gesto de entrar con la cabeza alta
en aquellos cuartos de juventud?
(…)
*(España, 1984). Poeta y dramaturgo. Ha comisariado ciclos de artes escénicas para MARCO Vigo, Cidade da Cultura de Galicia, Azkuna Zentroa Bilbao y Academia de España en Roma. Su trabajo escénico y su poesía se han presentado en festivales y centros culturales de varios países de Europa y América. Ha publicado en poesía La educación física (2010), La retirada (2012), Mis padres Romeo y Julieta (2013), Esto temía, esto deseaba (2017), Crónica de las aves de paso (2017), El perro en la puerta de la casa (2020) y La dejadez (2022); los textos para la escena están publicados en Tres poemas dramáticos (2015), Anarquismos/Daniel Faria (2019) y Qualcosa nascerà da noi (2020).