Por Raquel Ramírez de Arellano*
Crédito de la foto (izq.) archivo de la autora /
(der.) Ed. Ya lo dijo Casimiro Parker
3 poemas de La cesta del lobo (2022),
de Raquel Ramírez de Arellano
La chica de la motosierra
La chica de la motosierra sale de mañana y pasea despacio
los coches a la derecha
los árboles a la izquierda
Brota del agujero del amor con la empuñadura de su arma sobre la espalda
y sonríe a los mirlos
y da los buenos días a las espigas
La chica de la motosierra
pasea desde la orilla de sus años en busca de la silla de la esperanza
el motor en silencio
el acelerador hacia atrás
Hinca sus rodillas en el suelo solo tres o cuatro segundos
e implora al cielo que le aflojen las pinzas de la ropa
implora al cielo para que su cuerpo caiga lánguido
sobre el agua de algún mar lejano
implora al cielo que se encienda una luz
La chica de la motosierra
es solo un espejismo frágil y delicado
que se asoma por tu espejo retrovisor izquierdo
cuando detienes la marcha en un paso para cigüeñas
La he mirado como la que se mira hace solo seis años
y he sonreído
como la que sonríe dos veces en la misma semana a una promesa
La chica de la motosierra
ha pelado muchas patatas para el comienzo del año
y en su dedo pulgar
esconde los chispazos del cuchillo contra la piel
el escozor
el cansancio de las comas
la olla a presión de una condena
La chica de la motosierra no tenía una motosierra
no tenía ni siquiera un cactus
no tenía nada entre sus manos
nada distinto a un paraguas cerrado en un día de sol
y solo piensa
qué rápido se transforma el tiempo
a qué velocidad pasan las horas
y detrás de todos esos minutos siempre se encuentra escondida en forma circular
la palabra fin
y el segmento muerte
El pergamino del amor
Hasta hoy nunca había desenrollado el pergamino del amor
ese papiro de goma que a Gertrude Stein le rompía la cabeza
en ¡bang! pedazos de
corcho
espigas
cacerolas
ese payasete que bebe cicuta cerca de tu oído
y te interpela en mitad de todas las películas:
—¡Lo hago lo mejor que puedo guapita de cara!
—Intenta vivir sin pulgares —le grito a la fría manta que tapa el sol
salvaje y la alegría inusitada de esperar a un hijo—
Luego lloro
Ha llegado el momento de evaluar las torpes consecuencias
Ha llegado el momento de sacarse del bolsillo
la leche de vaca
el teorema
los círculos de las células muertas
el aire
¿Hasta cuándo esa mancha?
¿Hasta cuándo la lombriz horadando mis glándulas con su lengua de cerilla?
¿Hasta cuándo tanta gilipollez si no vas a llamarme?
Ahí está
desplegado y sobrio sobre la mesa
aplastando el florero
mutilando retratos
estirando el tiempo como la goma que te sujeta el pelo antes de ser ejecutada
Tampoco sé muy bien qué pinta aquí ¡tan rematadamente soso!
Si agoniza como la salamandra detonada desde un rascacielos
si murmura nombres
si abre el picaporte de unos pies (pasos) ya muy lejanos
el pergamino dorado del amor
la catástrofe que está por llegar para decirnos:
—Los muertos ya lo saben: detrás no hay nada todo era un espejismo sin espejo
El mantero ha malvendido las últimas bolas de nieve de todos los tamaños
Se ha congelado el mundo
Ahora es mejor escribir sobre un cartílago
Ahora es mejor olvidarse de los desesperados y no pensar en conservar la tierra
Ahora es mejor meterte en la barriga a tu persona amada y vomitar geranios
¿Vamos a hablar del amor? ¿Vamos a estrenar el desvelo la magia el maquillaje de las lámparas?
¿Vamos a enumerar los brazos que quieren vivir los tontos la lluvia bajo el cielo de un lugar por ejemplo Berlín?
Ahí lo tienes: el pergamino del amor reservando sus noches de hotel para nostálgicos
Seguro que no
picaré mejillones y haré todo haré poesía de todo de todo se hace una cáscara que guarda sorpresas canciones hipotálamos en el vértice nupcial donde se celebran los divorcios
me haré la lista respondiendo preguntas en entrevistas para tortugas
entraré fuera del caparazón donde tejen sus soles las avispas trucaré el cuentakilómetros antes de vender mi ford passat
me haré de noche y saltaré contigo por la ventana cuando el mar
esté dispuesto a recoger la plancha lacónica de nuestros cuerpos mi ombligo y tus ronquidos tus uñas y mis cejas
regresaremos cada uno por su lado al lugar de nuestra cita y recogeremos el sable las botas de cowboy y cowgirl y cowbaby para rodeos haremos las paces con la vecina polaca que plancha las camisas para celebraciones y entrevistas de trabajo
me reuniré sola con muchas personalidades del mundo del cine mudo mataré la esperanza de que el nazismo no haya existido más que en la casa de los horrores y buscaré la imagen de Hitler ordenando secuestros a sus militares para mear sobre las cuencas rectilíneas de sus ojos
la acabaré jodiendo bien acabaré jodiendo el lenguaje acabaré por decir que el código es el mísero elemento donde solo se cultivan sílabas y después entre la tecla y la tecla del piano trascenderá el sonido uniformemente acelerado como un timbre sin neumáticos para el armisticio de las bicicletas
¿no es eso un lexema para tus flexivos? ¿no es acaso una raíz para la perpendicularidad de tus verbos?
me haré la lista responderé a las preguntas de la aupair recién
llegada a Londres como si alguna vez hubiera existido ese idioma patinaremos con el grupo de referencia para viajantes en el interior de un buque de guerra
detonaré granadas fuera del círculo firmaré decretos de paz con una metralleta bajo el brazo lo haré cuando no queden vendajes en los armarios de los hospitales ni dinero en los paraísos fiscales ni anemia en las amebas que menstrúan cada treinta y cinco noches
voy a reescribir uno de los poemas de Ashbery que nunca supo qué significaban sus poemas para cagarnos juntos en la historia de los reglamentos ¿qué dices que es una ley? ¿qué dices que es una norma? la capacidad de mi mano sobre la tecla no es otra cosa que destruir con violencia lo que un día tuvo significado ¿podemos volver a inventar el mundo? pavoneo chuleo reguetoneo poético ¡cáspita! he inventado una palabra seria este es el momento de suicidarnos todos creo que hacen falta pasta de dientes, papel higiénico y pinzas de tender las ropas hagamos entre todos la lista de la compra la anticapitalista lista de la compra ¿es este poema un ejercicio de escritura automática? ¿es este poema el haz de luz de la caverna del surrealismo? ¿es este poema un invento para truchas marsupiales y logaritmos éticos? no seguro que no
*(España, 1975). Poeta y artista plástica. Filóloga Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid (España). Se desempeña como profesora de Lengua castellana y Literatura en Madrid (España), así como ha impartido talleres poéticos y coordinado el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil Ana Pelegrín de Acción Educativa, Movimiento de Renovación Pedagógica. Obtuvo el Premio de Poesía Blas de Otero Villa (Bilbao, 2017). Ha publicado en poesía Riego automático (2014), La arquitectura de las colmenas (2018) y La cesta del lobo (2022); se ha hecho cargo de la edición y el prólogo de Antología de Antonio Machado; Los antecedentes penales del blanco de Juan Carlos Mestre; Cuentos de Antonio Pereira, y próximamente saldrá a la luz el Romancero. Como artista gráfica ha participado en varias exposiciones colectivas y se han publicado collages de su autoría en como revistas Crátera y Litoral.