“Despedirse, despedirse, vivir sin despedirse y, todo lo contrario, vivir en la despedida, eso hago yo aquí”, dejó escrito la poeta Guadalupe Grande, personalidad irrepetible y singular, cuya obra está caracterizada por la indagación, la heterodoxia y el cuestionamiento formal. Jarrón y tempestad, su último libro, en el que trabajó hasta días antes de su muerte, el 2 de enero de 2021, constituye el extraordinario legado de una autora de referencia ya imprescindible en el panorama de la poesía española actual.
Por Guadalupe Grande*
Selección por Raquel Ramírez de Arellano
Crédito de la foto (izq.) www.guadalupegrande.blogspot.com /
(der.) Eds. La uña rota
3 poemas de Jarrón y tempestad (2022),
de Guadalupe Grande
senza fine[i]
ahí viene la lluvia sin cáscara ni carcasa cubierta la cabeza de pájaros de cartón su hábito inexplicable su hipocampo astral el retorno de las gacelas de cristal entre las fauces de leones vertiginosos
ahí viene la lluvia su gesto de semilla vidente en la escudilla del más acá su lustre de chaleco gastado en la herida del más allá ese nido imprevisto esa blanda limosna esa noticia sin brida antes del amanecer
del otro lado del latifundio al huerto viene la lluvia de los trapos rojos al huerto vivo de los trapos viejos a los muchachos de humo que tienden el día primero de la sinrazón y las lindas muchachas de aire que giran sobre la suave noche de la ira y su materno delantal
yo sé que la lluvia llovía el día en que todos nacimos y sé que seguirá nevando el día en que algunos mueran sé que los ahogados de mar esperan la lluvia con mucha más hambre que los ahogados de tierra y que ambos por sobre todas las moléculas de las cuberterías por sobre todos los deliciosos trampantojos por cada uno y dos de los carruajes engalanados del abono retributivo siempre sobredorado percibirán su gota de mi
[i] ¡dios mío!, pero entonces ¿qué es / lo que tiene usted en el activo…? / ¿yo? –balbuceo, nefando / no he tomado mi optalidón, me tiembla la voz / de muchacho enfermo / –¿yo? una desesperada vitalidad. pier paolo pasolini
bingo s.a
hay una carta en la baraja un pájaro sin cabeza entre los naipes y solo quedan tres días para no regresar al infierno
algunos juegan a las nalgas inverosímiles sobre las que esquía la luna de miel / adornan el jolgorio panfletario con perros huérfanos expurgan de lentejas las chinches híbridas / reordenan el neologismo su glosa su particular decadencia / desenredan el trastero del porvenir con una pistola de agua / son felices comieron lombrices en la rima voraz del clochard
y ese naipe sin palo que todo lo ordena / esa ficha en la boca del sapo / ese estómago / en combustión a las afueras del tórax vacío / los despojos el láudano la morfina / la fantasía y su pudrición / algo más que una escalera de caracol / algo menos que dobles parejas / un apocalipsis de bolsillo / calderilla para el espectador
definitivamente el juego continúa ya sea la ruleta el agua estancada el bingo del enjambre de avispas terminales la rehabilitación de las fichas en el dióxido de carbono o esa conmovedora palmada en el hombro –tú la llevas
deberías enloquecer / de hecho / has enloquecido[i]
[i] o estatuas: iván el terrible / sonríe al ver harlem. / de gaulle entra cabalgando en la plaza de wenceslao / a la cabeza del ejército rojo // y enormes esculturas modernas: la gran muralla de china / entre españa y españa // mientras napoleón
el comprador de zapatos
a.– un zapato consta de cerco empeine pala ojales cordones lengüeta forro talón tacón tapa suela carrillera puntera / entre varias opciones todas ellas sin dirección de variados materiales en considerable probabilidad piel animal sobre cuya noche caminamos y cuyo respeto imploraríamos para poder llegar allí
hay una noche en la máquina hay un día que comienza en una noche hay una máquina de día que comienza en esa noche y su día termina en la huella de un zapato azul pálido en los ríos desemboca en la noche del día pone un cordón en la flor amarilla y dice lo que comienza dice yo no me unto la cabellera de grasa hay un día que siente horror por todos los orificios de la noche y dice qué siglo de zapatos hijos desahuciados de los antecedentes del día hay una máquina en la hermana de esa noche gemela del día una pequeña historia entre un zapato al pie de la noche el día a manos del cordón el bulto de luz en la noche descalza siempre hay un zapato siempre un día que se aleja de los criminales castrados que se acercan sin suela hay un pie en el siglo pasado contra la noche en el horror de la patria contra el día en el pánico de las flores contra el espanto perfectamente crepuscular de la tristeza en la melancolía sin huella de la abnegación en la gula petrificada del silencio
b.– un eunuco no se somete a la ceremonia de quitar el zapato / cuñadas cinco de la mihsná / no puedo explicar esto
siempre hay una mañana descalza en las anémonas del deseo en las afueras del parque de atracciones de los rizomas en las cerezas capitolinas de los martinis en los ojales de la cólera hay noticias en la máquina de la noche germánica lepra de vacas paciendo en el siglo de los sapos ociosos en las charcas vaticanas de las sandalias hay siempre una hora imprevista en el zapato una hora prevista en la pereza sobre todo ese calendario esa carnera políglota ese sapo cardenalicio esa máquina de la noche esa horma sin zapato
c.– ¿qué trono? / ¡tu zapato! vallejo / ¡tu zapato!
*(Madrid-España, 1965 – Madrid-España, 2021). Poeta, ensayista y crítica literaria. Licenciada en Antropología social por la Universidad Complutense de Madrid (España). Fue hija de los poetas Francisca Aguirre y Félix Grande. Obtuvo el Premio Rafael Alberti. Como crítica literaria, colaboró en diversas publicaciones, y sus dietarios y ensayística recogen la apasionante visión crítica de quien vivió tal como le gustaría ser recordada: un espíritu libre que ejerció con inteligencia y plenitud la desobediencia al canon. En el año 2008, obtuvo la Beca Valle-Inclán para la creación literaria de la Academia de España en Roma: a partir de entonces, profundiza en su dedicación estética aunando fotografía, collage y gráfica digital, en una sorprendente y reveladora poética visual. Publicó en poesía El libro de Lilit (1995), La llave de niebla (2003), Mapas de cera (2006 y 2009), Hotel para erizos (2010), Métier de crhysalide (antología traducida al francés por Dorothée Suarez y Juliette Gheerbrant, 2010), y Mestiere senza crisalide (antología traducida al italiano por Raffaella Marzano, 2015). Junto con Juan Carlos Mestre, realizó la selección y traducción de La aldea de sal (2009), antología del poeta brasileño Lêdo Ivo.