3 poemas de «Jardines» (inédito), de Karina Cartaginese

 

Por Karina Cartaginese*

Crédito de las fotos archivo de la autora

 

 

3 poemas de Jardines (inédito),

de Karina Cartaginese

 

 

Jardines de azafrán

 

donde se inicia la ilusión de los estambres

se disputa un cortejo floral

en andariveles desnivelados de orillas

 

sobre los puentes del caos cruza el alma que sueña

todos vestidos de blanco salitre para invocar la lengua dulce

dibujamos símbolos en las paredes hasta perdernos

intercalamos voces amatistas que encienden

cuencos de cielo y embestidas repiten el corte de las flores

 

sulfilados vientos para que no se deshilache el borde

lo entretejido nos nimba la piel en este tiempo

 

el vino derramado en el vestido devela

un mapa púrpura que contiene el desborde de un anhelo

 

la mirada es una guía espesa que sostiene la aureola

en las enaguas recreativas de cielos breves

alisa alucinado craquelé

 

o te corres o danzas

en el ápice despabilado del jaleo de la nave

frenesí boyando en el piélago del deseo

 

huellas rojizas sobre las paredes de un laberinto

seducido de no saber dónde avanza el fluir de un idioma roto

 

enredaderas de sal donde lamer el néctar

avispeo contorsionado y descalzo, mojados los pies

por el rocío de un jarabe que no remedia

 

las piernas enarboladas se reclinan en el pasto

velamen de una embarcación translúcida de deletrear

un dios de la paciencia, en la convulsión

de un cuerpo celeste que puja por volver a nacer

 

 

El agua entregada a los tigres a modo de ofrenda

 

en el jardín de las gencianas nos acaricia la garganta

con sus moléculas de luz, cuando compartimos la casa, la garra y el plato

jugamos volando en el tiempo, nos acomodamos en la siesta

en pausas de tortugas, nos hablamos en voz muy baja

mientras buscamos huellas frescas en el suelo

ocultándonos de las horas, huyendo de las lenguas abrasivas del sol

 

a modo de ofrenda a nosotros mismos este jardín

un latir en la veta donde fluye el río

y un puente que nos cruza hacia el presente

 

nos alamos en el reverso del peso

que se traslada en la hora mansa y lamida

 

La poeta Karina Cartaginese

 

Ardor

 

la fisura en el inicio de un cielo azul, sonrosa el celo de un animal que mora en la curva rota de una dicha espesa. el vuelo de un ave gira en un licor que hizo mamá en la orilla de una constelación arriera de la vida. el perfil de una tonada labra silbidos en la madrugada para llamar a los gatos en los olvidos de una riña

 

a papá la voluntad le deja un buey tatuado en la espalda. su habla reverbera en los giros de un prisma que abre los ojos de un cielo. cifras en el aire, un espacio donde no caben los números, podría ser la boca de un animal infinito

 

el barro del camino tiene huellas del borde de una guerra. hilado heroico en un brocado que alimenta la niñez de los hijos. el lugar podría ser la pradera donde retoza la cría y se confía en los fragmentos de luz, entre las letras que surgen de los matorrales. el ala podría ser la intemperie, la esperanza donde nace el fervor de una bandera huérfana, con un viento que va ondeándose en las venas aligerando el lomo. y sigue, cabalgando a sabiendas de no saber

 

hay una sombra sin cuerpo extendida en lo agreste de un canto de campiña. ahí me recuesto a veces y no digo nada y el viento arrastra letras en una especie de enunciación que no se extingue

 

(Jardines fue escrito aproximadamente entre el 2017 y 2018)

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina, 1971). Bailarinapoetapoetabailarina. Ha publicado en poesía Ellas (2013), Nos Comenzamos (2016) y Fuga de Buey (2018) y las plaquetas Dedicados (2017) Brevas (2017) y Pájaro Kamikaze (2019).