3 poemas de «Hotel Odesa» (inédito), de Arturo Desimone

 

Por Arturo Desimone*

Traducción del inglés al español por Romina Freschi**

con modificaciones y correcciones del autor

Crédito de la foto Julieta Bugacoff

 

 

3 poemas de Hotel Odesa (inédito),

de Arturo Desimone

 

 

Sole mare

 

Mare Nostrum, Costa Nostra

no María, sino la Sulamita de piel oscura

de Abisinia

sobre una balsa sagrada

acobardada y con espanto.

 

Y ahora ya es septiembre.

Los destinos de las personas que se ahogan en el mar

no llevan calendario,

un diario escrito con la lengua salada

sobre un cuerpo,

rociado y famélico como el de un monje,

aquí tú igualdad,

donde el celibato y la concepción se hacen

igual de improbables

y sus sumas ahogadas –guiadas por tesoreros,

Secretarías de Cultura, Ministerios de Cirugías Plásticas–

dan una conferencia de prensa para los pájaros.

 

El flamenco se eleva por encima,

una ramita de caña de azúcar en sus garras:

visión, como para advertir a aquellos balseros,

de otra ruta alguna vez tomada,

hacia tierras de hadas más al Oeste.

Especulación: más irónico es el daño

hecho por la ironía que vive entre

la cháchara, que lo que cae

entre los barcos

y los cilindros móviles de goma de los salvavidas

más pesados que nafta sin plomo,

que se supone supervisan a los que están destituidos,

por la tierra, el mar.

La sal construye su propio castillo,

su tierra firma en el cuerpo del bebedor:

sin el vino, sobrio por la luz

y kilómetros sin una cortina

que no sea de estrellas.

 

El poeta Arturo Desimone.
Crédito de la foto: Julieta Bugacoff

 

Estatua abollada del abolicionista Víctor Shoelcher en la isla Martinica

 

El cráneo de yeso aplastado de la estatua

no contiene una sola canción de niños

ni un solo balcón de La Habana cubierto de nubes

en la época de los cañaverales desparramados,

presenciados por el soñador-viajero

del atolón, Martinica, una astilla

de roca coral para el ensueño.

La cabeza rota del figurín

quizás no derramó ensueño

de su cerebro seco de roca coral,

ni un solo recuerdo de ensoñación

de la libertad: una idea sin motor,

arrastrada en un carro de dirección

Arlequín de Holguín,

dibujado por una yegua árabe negra de ojos azules

embarazada de un humano risueño dentro de su Falopio,

inquebrantada por el galope

en sinuosos caminos de tierra del tiempo.

Fueron tales las alucinaciones.

lo que le sucedió a V. Shoelcher

en su visita a Cuba,

agonía entre ojos 

de los juncos que no cantan del látigo-glucosa

que lo llevó a respaldar la abolición,

para vomitar los lingotes de oro de los verdugos

 

Si los activistas hubieran deseado una más caribeña

imitación de USA, con ganas de vivir en su basura,

podrían haber fabricado una silla eléctrica

hecho de anguilas desarraigadas de los corales.

 

¿Van a envolver su cara descincelada

en un plástico que ni siquiera

evita que la cabeza de un pez espada se pudra,

bajo un rostro de máscara de celofán

joyas incrustadas por moscas acumuladas

en la tarde de hambre

mientras desinfectan los mercados de pesca?

Nada de la sabiduría

de los viejos pescadores caerá sobre

sus oídos sin una furia, sin que

levanten un remo contra

sus mayores, para castigar la memoria.

 

Borrar no es cortar las cadenas del ancla

de los tobillos humanos

de esclavos que llevan el ropaje de

sobrenombres shakespearianos –Próspero,

quizás, o Hécuba–, para exhibir

la erudición de los plantadores: farsas devueltas

a sus orígenes, sobre una brasa de mito.

 

Todo lo que pudo haber sido abolido

no sólo gracias a Víctor Shoelcher,

pero tampoco sin él,

aquel cuya imagen picaron

un siglo y medio después,

para la piel blanca y sonrojada por el sol del bèkè

no es diferente de cualquiera

de los más repugnantes traficantes.

Por fin todos son iguales. ¡Ay! de mí.

 Después de achatar

¿Qué venganza de plástico destaparon,

en hueso de alabastro herido?

Se reemplaza con silicona.

 

Robespierre siempre fue

una jugada tan de gente blanca.

Esta ley revolucionaria

de las marionetas

significa ni siquiera

una justicia de casa de títeres.

 

Los activistas yerguen sus carpas

como casas de muñecas,

dando sermones sobre su necesidad

de aplastar figuritas en vez de

la supercomputadora del gobernante.

La autopsia demostraría

reclamos contrahechos, una ostra vacía

disecada por el saqueador.

 

 

 

Muerte de Yanchi, el profeta amos isleño de Aruba

 

Cambié el mundo un poquito.

Fui vago y ambicioso

como un poeta.

Vastos planos venecianos y un agujero

en mi bolsillo trasero de la suerte quemado

por el sol de Aruba,

como un pendejo malintencionado

con una lupa,

era la verdadera personalidad

del Sol, el Majestuoso,

ambicioso y perezoso como un árbol inclinado

que cae, el cuello en la puerta del mar.

 

Perezoso y ambicioso,

halo morado de agosto

alrededor de mi cráneo lleno

de las ideas del mayo Rojo.

 

La temperatura de la isla siempre es más triste.

que cualquier ciprés de octubre del Norte

en una isla de los perezosos,

donde la gente sólo es ambiciosa

en los negocios,

tiburones en el negocio de las tiendas oscuras,

del dinero ilícito,

gloria fabulosa

de errores contables, kilos de harina

ocultos en una choza en la isla desierta,

Millones atados, perdidos en una mentira, una apuesta.

Esfumados en una amplia y famosa fosa nasal.

Sueños venenosos de Tijuana Las Vegas Ibiza

convertido en horror pétreo

en los desechos de un sapo de lluvia

o la verdad retenida

en un trago del cuello de un pelícano matricida.

El fascismo es una estafa llena de gente,

que ocultó la verdad de la última

voluntad y testamento de Charlie Browne

pero se negó a quemar los documentos del censo

redactados por los colonos holandeses.

El fascismo ama a la gente. Un sol

ronroneando, colmado de gente en él, su corazón tallado

para hacer una plaza, un parque de diversiones, un mall

un club de playa, un sombrero.

Y simplemente no hay amor.

Solo no se puede encontrar ni financiar amor allí.

No hay devolución de los impuestos para tributarios.

Por causa de amor honesto, yo estaba fuera de todo.

parado en un fresco hoyo en la playa.

Pero lo hice, conocí mi sombra,

conocía a los isleños,

la sombra del pueblo.

 

Fallé

en precisión, en apuestas,

mi odio por un dios computacional,

por el cálculo blablabla de Pascal

a bordo de un buque de petróleo y piña.

Ningún tedioso cobarde blablabla Pascal

mercader esquivando los vientos

del destino sí, estaba solo,

pero algo me dice

que ayudé a contrarrestar el mal.

Ayudé a joderlo.

No dejé que mis ojos parpadearan

cuando vi la luz que bajaba del mar

y supe que el fin de la omega había venido por mí.

Me reí una última

risa ronca y amarga,

por llorar

era amargo

como una semilla de anís en mi pecho

cortando mi pulmón,

un coágulo de sangre goteando de la boca.

¿Qué más se puede decir

de millones?

 

Si la libélula se posa en mi cara

la sostendré en mis labios

como el último cigarro de un soldado.

El pelotón de fusilamiento, la escuadra

siempre estuvo aquí, frente a mí.

Ellos eran el pueblo

todo alrededor desde la infancia

(caminé en ellos

como una profetisa de la New-Age camina

en la belleza).

 

No existía tal inmensidad

nada que vislumbrar en un grano de arena.

Detrás del sol, tapiado

por mis collares-de-perlas-de hombre-de circunstancias

¿acaso no añoraba entonces una isla

sin tierra

en medio de la pequeñez

del duelo de un hombre?

 

 

 

 

 

*(Aruba, 1984). Escritor, traductor, poeta y artista visual autodidacta. Proviene de una familia de exiliados de Argentina, Polonia y Siberia. Residió en Holanda, Argentina y, breve, en Túnez. Su poesía ha sido traducida al árabe y español, y editada en jornales literarios del Reino Unido, EE.UU., el Caribe y Australia. En 2023 fue director artístico y fundador del primer encuentro internacional de poetas en Aruba. Obras: La Amada de Túnez y el poemario multilingüe Mare Nostrum / Costa Nostra (2019).

 

 

 

**Argentina. Poeta. Se desempeña como docente en espacios académicos y de creación. Creó revista Plebella (2004-2012) que hoy por hoy actualiza un espacio en redes www.plebellanube.wordpress.com @saudadedeplebe Publicó recientemente en poesía El Precedente (2022).

 

 

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