Por Juan Pablo Roa*
Crédito de la foto (izq.) www.preguntaediciones.com /
(der.) RIL Eds.
3 poemas de En la mano que escribe.
Poesía 2007-2022 (2023), de Juan Pablo Roa
¿Pero quién, en usual ocasión,
verá sucesivos incendios en una misma calle?
Ida Vitale
ESCRIBO CON mi lámpara
frente a la oscuridad del mundo
para que el canto permanezca.
Todo era un espejismo:
vivir, pensar, huir
eran un mismo trazo.
Algo rompe los cristales del mundo
y sus anchas orillas traen intemperie,
la insidiosa ventana que pone distancia
entre la mano que escribe y el mar de fondo.
Bajo los huracanes de la noche
como un río que comienza a pasar
tras la tormenta,
una mano se abre camino
a través del papel
y la boca que escribe.
A tientas,
más allá del fondo de la neblina,
esa mano que escribe
escribe sin saber que sabe
lo que ahora sabe,
como follaje inscrito dentro de la llama.
Escribe
con las alas nocturnas
de quien conoce la caída
y sin embargo mira
hacia remotos aeropuertos.
Más cerca de la patria que la espera
que del paisaje al que se debe,
esa mano escribe en la noche
a sabiendas de que la noche corre
hacia los altos aires del deseo.
(entre los arrecifes de la noche)
AQUÍ, EN EL azul del azul
ante un balcón que asoma a mis 50 años
una piscina en invierno
resplandece de cal y de hiedra
en memoria de veranos venideros.
Impertérrito, sabe ignorar
el tiempo y su desazón cambiante;
impertérrito sabe estar, ser ahí
sin otra razón que estar ahí.
De pronto el fucsia encendido
interrumpe las cavilaciones
y lo impermanente hace que la mano vuelva
al vértigo modélico de lo impermanente.
«Soy mano. Soy una mano
que se detiene, que borra»
y, a manera de una ronda infantil
repite con la voz de la mente
«un, dos, tres, volvemos a empezar».
(en la media luz noctámbula de mi lámpara)
Ix el sol groc com una grana.
Jordi Pere Cerdà
ESCRITURA, POEMA,
escombros ajenos que sin embargo
entonan un acorde
propio, una música, un campo
que florece en campo ajeno.
Poesía, fruto de soledad
que en la palabra dada ya se sabe
compañía, un campo sonoro que contiene
ese huerto cerrado
en el que vamos siendo a la deriva.
Palabras del canto, rasguños
del grafito que se desgrana,
que se deshace en señales de humo
en linderos apenas perceptibles
marcados en el cielo de la hoja.
Ágata, guijarro que es tiempo
en la mano que escribe,
mano en la que arde lo momentáneo,
altas nubes que inquieren por un cielo
que no existe aunque se puede intuir.
(non per sola vanità)
*(Bogotá-Colombia, 1967). Poeta, editor y librero radicado en Barcelona (España) desde el 2000. Es fundador y director de Animal Sospechoso (librería y editorial especializadas en poesía). Ha publicado su poesía reunida en En la mano que escribe. Poesía reunida 2007 – 2022 (2023); y ha traducido del italiano al español Poesías de Amelia Rosselli (2004), Arqueología del presente de Ana Maria Giancarli (2013) y Desde el balcón del cuerpo de Antonella Anedda (2014).
El libro se puede adquirir en: