3 poemas de «El circuito de la ensenada» (2019), de Alonso Belaunde

 

Por Alonso Belaunde*

Selección de poemas por Omar Pinedo**

Crédito de la foto (izq.) Ed. PUCP – Colec. Underwood /

(der.) Tatiana Gamarra –

www.puntoedu.pucp.edu.pe

 

 

3 poemas de El circuito de la ensenada (2019),

de Alonso Belaunde

 

 

Botanical gardens

 

I.

Entre pinos antiguos

qué más puedo decir:

en su longevidad han oído

incluso al cielo.

Y sin embargo, pequeños poetas como yo

aún se congregan bajo sus ramas

y escriben en papeles o servilletas,

vislumbrando tenuemente el hilo que ha unido

su vida con la de otros seres

su vida con antiguos hombres

todos los puntos azarosos de sus vidas.

 

II.

Cuando niños, deteníamos la primavera

y en el recreo, agitábamos grandes varas

en los campos de golondrinas.

    Sabíamos —ahora lo entiendo—

que nunca alcanzaríamos ninguna.

Y recién es hoy, al otro lado del Pacífico,

que me pregunto al cobijo de estas ramas

si escenas tan tenues y primarias

no serán el alma enraizada

    enterrada en el alma de mis conocidos:

los juegos del cielo

la naturaleza de otros seres

las golondrinas congregándose

    en los campos de primavera.

 

El poeta Alonso Belaunde

 

Voyager

 

a Mathilde

 

Podría escribirte de distintas formas,

—Ya sabes, instagram, messenger,

whatsapp—

pero aun si lo intentara no podría explicarte

exactamente qué es lo que quiero decir.

Además —debo decirlo— he estado leyendo filosofía

sobre el lenguaje y el uso del lenguaje

y cómo una palabra no es nunca una palabra

sino una suma bastante personal del que habla

y una suma bastante personal del que escucha.

Sabiendo eso, ¿qué dirán mis palabras?

Al escribirte me sonrojaría ante mi deshonesto idioma

e hilando expresiones inútilmente, no rasgaría ni el

más mínimo velo.

    Así que nos ahorro eso a ambos

y aquí te escribo:

 

Glaciar                   Catarata                   Deshielos

 

Amanecer en silencio              Caminos vacíos

 

Escarcha helada en los dedos

 

El brillo imponente del sol

 

Pues bien, tu espíritu en viaje

avergonzó desde el inicio

mis deseos pueriles de lo nuevo,

    y por esa cachetada te admiro.

Así que te extiendo, en agradecimiento,

    amadas señales del agua.

(Y tal vez tú comprendas

—sea lo que sea; confío—

aquello que pensé al salir a correr

entre los setos y la bahía rocosa:

que en viaje, solo,

siento la realidad de todas las cosas.)

 

 

El mar, ingresando a la costa,

ensancha sus aguas en cristalinas bahías.

 

Los bosques, creciendo en riberas,

elevan sus hojas al brillo del cielo.

 

Amigos conversan sobre lomas de césped;

entre ramas oscuras, sopla el viento del mar.

 

Más tarde, contemplando la luna,

un inmenso árbol blanco recuerda el gran continente.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1991). Poeta. Reside en Ciudad de México (México). Licenciado en Humanidades por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Se desempeñó como jefe de práctica de la PUCP y fue miembro del Círculo de estudios japoneses Tenjin. Además, es investigador de la historia del haiku en el Perú. Ha publicado en poesía Río Javier Prado (2016), Temporada de lúcumas (2016) y El circuito de la ensenada (2019).

 

**(Lima-Perú, 1988). No estudió filosofía ni literatura. No ha sido traducido a 227 idiomas. No ha ganado ningún premio. No ha sido incluido en ninguna antología, ni ha fundado un movimiento literario. No es docente universitario. Escribe sobre lo que quiere, como quiere, cuando quiere. Ama a sus amigos. No tiene deudas. Los cielos le sonríen. Vive feliz.

 

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