Por Violeta Barrientos*
Crédito de la foto (izq.) www.coady.stfx.ca /
(der.) Ed. AUB
3 poemas de Cosas sin nombre (2024),
de Violeta Barrientos
09.
Hay quienes tienen una muerte simple. Mueren del frío que se cuela por sus pies.
Divagan indefensos hasta olvidar sus nombres conocidos. Solo les queda la piel como oscuro distintivo, como un gendarme que señala dónde están.
Su paso es de cartílago, su existencia, un accidente, el exabrupto de un vientre, una arcada en las teorías- de convivencia social.
Del aire vienen y al aire van. Miasmas.
Cifras no recogidas en el balance nacional.
11.
Instantáneas.
Todo espacio es temporal; habitaciones de hotel, oficinas y bares, entreactos, pasillos y ascensores.
Alguien asoma a la puerta. No hay hogar, ni costumbres familiares a la vista.
19.
Murió sin conocer tantos lugares.
Murió sin saber secretos de familia, sin volver nunca a su pueblo ni ser reconocido allí.
Murió sin amar a la mujer de su vida ni probar la ternura que otra le habría dado.
Murió a secas, eso sí se cumplió, y su muerte fue como casi todas las muertes, no llamó la atención. Fue un nombre más, llorado por pocos que asumieron rostros graves y vestidos de luto.
Tuvo tiempo de sobra, pero murió como todos, antes de tiempo.
*(Lima-Perú, 1963). Poeta y ensayista. Se desempeña como profesora del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y profesora de la Maestría de Género de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Es autora de ensayos de análisis político–social y de crítica literaria. Reconocida como Personalidad Meritoria de la Cultura (Perú, 2020). Ha publicado en poesía Elíxir (1991), El innombrable cuerpo del deseo (1992), Tras la puerta falsa (1994), El jardín de las delicias (1999), Tragic/Comic (2003), El libro de la serpiente (2004), Cosas sin nombre (2008; 2024) y Las imposibles orquídeas. Antología personal. 1991–2017 (2019).