Reproducimos aquí tres fragmentos escogidos por Daniel Contreras, curador de la Exposición homenaje Sebastián Salazar Bondy. El señor gallinazo vuelve a Lima en la Casa de la literatura, este 2014, para dejar en evidencia el alta estima y aprecio no solo en lo personal, sino también en lo literario, que tenían grandes personalidades de la literatura hispanoamericana por Sebastián Salazar Bondy.
Un agradecimiento especial al equipo de la Caslit por permitirnos conocer, ver y difundir la muestra.
3 escritores a Sebastián Salazar Bondy:
Mario Vargas Llosa, Jorge Eduardo Eielson y Mario Benedetti
Selección de textos: Daniel Contreras
Crédito de las fotos: Izq. http://fotos.lainformacion.com/
Cen. http://www.andina.com.pe/
Der. https://carmelourso.wordpress.com
No había casi nada y el trato de hacerlo todo, a su alrededor reinaba un desolador vacío y él se consagró en cuerpo y alma a llenarlo. No había teatro (…) y él fue autor teatral; no había escuela ni compañías teatrales y el auspició la creación de un club de teatro y fue profesor y hasta director teatral; no había quien editara obras dramáticas y él fue su propio editor. No había crítica literaria y él se dedicó a reseñar los libros que aparecían en el extranjero y a comentar lo que se publicaba en poesía, cuento o novela en el Perú y a alentar, aconsejar y ayudar a los jóvenes autores que surgían. No había crítica de arte y él fue crítico de arte, conferencista, organizador de exposiciones (…). Fue promotor de revistas y concursos, agitó y polemizó sobre literatura sin dejar de escribir poemas, dramas, ensayos y relatos y continuó así, sin agotarse, multiplicándose, siendo a la vez cien personas distintas y una sola pasión. (…) ¿Quién de mi generación se atrevería a negar lo estimulante, lo decisivo que fue para nosotros el ejemplo de Sebastián? ¿Cuántos nos atrevimos a intentar ser escritores gracias a su poderoso contagio?
Mario Vargas Llosa
a sebastián salazar bondy
hay cosas que no comprendo
sino llorando
ríos de sangre por cierto
pero en sus manos un vaso de agua
y entre sus ojos un ruido atroz
de vidrios rotos
además caminaba ¿recuerdas?
Caminaba todavía
cuando murió
es decir que se iba
naturalmente
que aborrecía
la oscuridad
que no volvía
más nunca
que su vestido
estaba vacío
que no veía
que no escuchaba
sino tambores
que adivinaba
que dibujaba
que contemplaba
el desastre
Jorge Eduardo Eielson
Tal como el autor se adelanta a admitirlo, no es este un libro [Lima La Horrible] objetivo e imparcial. No puede serlo. Cada vez es más difícil escribir en esta América libros imparciales. Pero tampoco es un producto del resentimiento, un manojo de odios. Es cierto que casi todas sus páginas segregan rebeldía, inconformismo, reproche apasionado, pero en este caso son formas del amor y revelan, en última instancia, la angustia de un testigo que asiste a la falsificación de aquello que ama. Al término de su cálido alerta, Salazar Bondy pudo haber anexado estos veros que publicó hace cuatro años: “Me digo que estoy triste y que la ciudad me conoce / en este breve viaje, mirándome y mirándola, / juntos ustedes y yo, mientras repito estas palabras: / “desciendo aquí, señores. Todavía hay Esperanza”.