Canto al filo. 5 poemas inéditos de Karina F. Cartaginese

 

Por Karina F. Cartaginese*

Crédito de la foto (izq.) ©Rafal Olbinski /

(der.) archivo de la autora

 

 

Canto al filo.

5 poemas inéditos de Karina F. Cartaginese

 

 

pastoreo

 

cada movimiento que hacés cambia la geografía de mi planeta. ensamblo resonancias de todo lo que le da ala a mí raíz. bailo. la partitura de los pájaros repartida en el tiempo de mi oído. el desorden que me centra y me ordena en un nuevo caos. estoy sola y acompañada por la familia aleatoria que me roza. repito el roce como un rezo. un mantra para el fuego. una invocación para ser estrella de mi paz. una respiración en un arco de resonancia de flechas. símbolos de un paisaje recién creado. me decís pequeños gestos. joyas fugaces mantienen su brillo de constancia

 

es un color que se extiende en la piel, luz continua más allá del encuentro siguiendo en el hilar del extravío y la espera. el faro de sus ojos y de su voz. y de su voz que de hada en hada germina un bosque. lo escribimos para nacer a través del sí. en la repetición del sí: soy otra

 

llevo conmigo un paisaje para tus ojos. en la búsqueda trazo símbolos en el aire y en el suelo, talismanes para el encuentro de los siés

 

te tomo de la mano y me vacío. puedo escuchar mis pasos en las letras que escribo. recuerdo la cercanía de los trazos que dan a mi cuerpo un volumen luminoso. nazco cada vez. crezco, soy jardín. ahora con el ala florecida

 

salto. me escribo mantra. nos perdemos en el pastoreo y ahí nos encontramos. las coordenadas del espacio vibran por todos los cuerpos de las flores. diversas. muy cercanas unas de otras. todas con su bosque en el zarandeo de su verde. en el latir de un carmesí sus plumajes aletean cerca

 

hacia la luz tenue de un sonido en el suelo. el ojo y su dulce ardor. sol. y la certeza de una luna equilibrista en el atardecer me hipnotiza de repente sin que yo sepa del abrazo de su eclipse. su estampa de prado abierto en mi memoria es ventana para abrir o ser raíz nueva cada vez. la boca del bosque me abre espacio en su cuerpo campo

 

pastoreo. dentro de los ecos de una canción. una antena en abanico sintoniza y despliega sutilezas en el aire de esas tardes. salto. y el ladrido a caballo en el monte de una voz que pregunta: ¿dónde y cuándo comienza lo simple? salto. me enhebro en el ojo del zumbido de un panal para seguir el hilado de una especie que nace ya. ¡nacé ya! con un trazo de constelación infinita para no morir. respiro una mariposa de aire que escribo hacia la raíz del riesgo fosforescente de una flor. salto. el mismo sol nos deja ver el límite del sueño en el parpadeo de la luna

 

en la fe de la espera. ese fruto que late. tan. oración que serpentea o hiedra hasta lo alto de ese símbolo o baile cimbrando sus contornos, royéndolos en el espacio para fluir. sería tilde. tan oblicua del atardecer a la espera de mi medalla que me hale luna. que me ilumine sol. que me suene gong. salto. de una letra a otra. tan. que me pierdo de mí en mi vértigo, soy canto al filo que ahora suelto y tan. me ahueco para una voz

 

quise ser el cuerpo de cada palabra que me gustaba y sus noches esquinadas en el límite de los primeros guiños del sol. guiños que te germinan en los ojos por la persistencia de su luz

 

y de tanto atardecer en el bosque se despabiló en mí el diamante del ver. entré a caminar senderos como renglones de un paisaje que me llamaba. me mimeticé en las acuarelas de ese paisaje, morí de mí y escuché mi nombre en el idioma de las flores, sonaba igual pero era distinto. voz nueva. me decía. y yo era esa viniendo ahora

 

Dibujo de ©Rafal Olbinski

 

dúo de luna

 

el paso soñado

 

una finísima lámina protegía los cuerpos

en ese instante donde se suspende el impulso

en cada nueva cercanía

en cada nueva canción

el filo propio confundido y claro

acompañaba todo lo que se cruzaba

 

me reencontré con mí silencio

y esa música se instaló en mí pecho

dulce furia acaracolada de una voz

ola en la que creo y a veces tengo miedo

de saber de un cuerpo inmenso

con todas sus formas habitándome

en pórticos hacía nuevos paisajes

la modulación de la rompiente al final del gesto

sonido enarbolado en los bordes

 

brújula sirena fauna faro

gaviota en vuelo de vals

melodía constante de azul al ras

así el latido de tanza sutil

así el bullir de olas en mí cuerpo nuevo

y sus entrañas luminosas de un decir

 

a veces me quedo boyando en un giro

hasta que encuentro la dirección de una fe

en el fondo de mi verano y en mi no entender

ecos con espuma de silencio me re inician

en esa cresta que me encontró a la deriva

 

 

 

claro de luna (leer mientras se escucha la sonata Claro de Luna, de Beethoven)

¿dónde baila la música de un mar?

 

mis manos bucean en las teclas de un piano

esa música viene a mi encuentro

en cada nota cincela mis movimientos

estoy sumergida en este brebaje de luna

y su rompiente cristalina en mi pecho

pregunta si es liberación o jaula azulina

 

quiero ser silencio que nada envuelto en marea

aura radiante que arrasa y en su bullir, me invita

como referencia de lugar escribo: cuerpo acaracolado

 

esa melodía que respiro navega en mí médula

me vuelvo bandera cristalina, me embebo en ola

en estelas de himno de espuma, de patria efímera

el vaivén de esa puerta al llanto, pero no

su oleaje, su fuerza elástica eriza

castillos de arena deshaciéndose y recomenzando

en un abrir y cerrar de ojos este mar y su potencia

me atrae hasta escuchar los ecos de los pensamientos

de una luna de orilla a orilla

 

(2018)

 

La poeta Karina F. Cartaginese

 

Dúo jacarandá

(diciembre 2020, dedicado a mis compañeros de danza y a mi maestro, escrito durante la pandemia, para cuando se empezaron a abrir lentamente las puertas de las jaulas)

 

Alfombra lila

 

En el comienzo del verano, el aroma del silencio de palabras desmenuzadas entre las flores de los jacarandás.

Todos dicen algo acerca del silencio abierto en el baile. Sílabas de un tiempo encerrado, enhebran remolinos de sentidos aleatorios o con su lógica de árbol que desde hace mucho tiempo no recibe a unos pájaros.

Cada quien con su árbol partenaire. Todos arremolinados dentro de una música para salir de un tiempo encapsulado. Desatan moños infinitos para entretejer los encuentros. Liberados, no saben si sobrevivirán después del verano. Por eso ahora es la hora del ala. Del ala lila. De la palabra escrita en el aire. Del baile desprendido de su cuaderno y de su plan de papel. Ahora vemos cómo se siente el movimiento de un pensamiento encerrado y cómo piensa un movimiento desenjaulado. En este tiempo lila la mirada no nos pertenece. La mirada y la piel son del aire.

Cada quien va con su jaula para liberar a su pájaro o todo aquello que se quiera liberar llevando a un pájaro como ofrenda o pretexto danzado para un cielo extrañado.

Tanto tiempo de flor invernadera. Ahora somos frutos degustados por las invisibles bocas del aire. Y nosotros vamos en busca de un baile lila donde desprendernos del corsé del encierro.

El perfume de estas flores es un canto callado que solo podemos escuchar debajo de estos árboles o en cualquier otro espacio donde los pétalos puedan ser plumas de alas de unas flores de corazón migratorio.

 

 

 

Allá

donde está el pájaro jacarandá

el suelo es una alfombra de plumas lilas

aladinas en baile

dejan mensajes en las cortezas del braile de los árboles

Allá jacarandá

es el canto de un pájaro

con su plumaje de silencio y tiempo

con perlas de resinas rosas

dan racimo de expandido encanto

hasta llegar a posarse en uno de los brazos del árbol

Allá

en la zona del ala lila

entre el ramaje de los árboles

el pájaro intuye la ofrenda muda

Allá las flechas ensortijan

las preguntas en los cabellos

la a del ala en el ala de siempre

al final y al inicio del vuelo

verbo sí

 

 

 

 

 

*(Argentina). Bailarina y poeta. En la actualidad, escribe textos para Terraza Orsínica (eventos multidisciplinarios) y proyecto Art Bird. Ha publicado Ellas (2013), Nos Comenzamos (2016), Fuga de Buey (2018), La Fiesta de los Escombros y Anotaciones Azules, pequeños libros, especie de guiones poéticos que acompañan a estas dos obras de danza – teatro, resultado del proceso de creación.

 

 

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