“La poesía en el papel elimina la presencia del declamador, sea éste el poeta u otra persona”. Entrevista a Chacal

 

Vallejo & Co. presenta, con motivo de los 20 años de su publicación, las entrevistas del libro Diez conversaciones – diálogos con poetas brasileños contemporáneos, publicado en Brasil, en 2004, por el poeta Fabrício Marques.

 

 

Por Fabrício Marques

Traducción del portugués al español por Prisca Agustoni

Crédito de la foto (izq.) archivo del autor /

(der.) Ed. Gutenberg

 

 

Situando las conversaciones

De 1997 a 2001 realicé algunas entrevistas con poetas. Luego me di cuenta de que, en general, los textos presentaban una característica de permanencia, cuestiones que atravesaban el tiempo y guardaban el carácter de actualidad de las conversaciones. Resolví, pues, seleccionar algunos nombres, añadir nuevos autores, editar los textos y reunirlos en un único volumen. Luego, durante el año pasado (2003) realicé otra secuencia de entrevistas, con Maria do Carmo, Chacal, Sebastião Nunes y Millôr (los dos últimos ya los había entrevistado antes, pero no he incluido aquellos textos en el libro), además de Armando Freitas Filho, Edimilson de Almeida Pereira y Ricardo Aleixo.

El contacto con los autores se dio a través de e-mails y del teléfono, salvo con Affonso Ávila, cuya conversación se dio, frente a frente, en dos momentos: en 1997 y 1999. Si de manera general la estructura de los textos suele ser bajo la forma tradicional de pregunta y respuesta, he decidido mantener, con el poeta de Minas, la forma original en que fue publicada, o sea, la del texto libre. Así como mantuve el texto de Maria do Carmo Ferreira ―poeta que nunca publicó ni siquiera un libro, pero de excelente calidad― bajo la forma de testimonio. Por lo demás, en la mayoría de los casos, el medio de conversación establecido fue internet o el fax, esclareciendo dudas por teléfono, cuando necesario.

 

 

Por lo tanto, este libro es un proyecto editorial que nació de una simple constatación: la mayoría de las entrevistas y testimonios de escritores y poetas se queda diluida, dispersa en el ritmo efímero de los periódicos y, en menor medida, de las revistas culturales. Al mismo tiempo, estos textos se quedan restringidos a una dimensión regional, cuando publicados afuera del llamado eje Rio de Janeiro – São Paulo, no alcanzando, de tal manera, una parcela mayor de lectores.

Al empezar por esta premisa, procuré reunir diez autores de distintos proyectos estéticos, pero con un posible aspecto unificador: todos ellos ―salvo, tal vez, Armando Freitas Filho― revelan/revelaron un interés permanente en otras áreas: traducción (Maria do Carmo, Sebastião Uchoa, Millôr Fernandes), programación visual y publicidad (Sebastião Nunes), periodismo y dramaturgia (Millôr Fernandes), música (Ricardo Aleixo y Chacal), antropología (Risério y Edimilson de Almeida Pereira) y ensayo (Affonso Ávila y Uchoa Leite). Ellos también tienen edades diferentes: es posible conocer las ideas de Ricardo Aleixo, que tiene alrededor de 40 años, hasta Millôr, que tiene alrededor 80. Por una contingencia, geográficamente los autores estuvieron concentrados en tres Estados: Minas Gerais (Affonso Ávila, Ricardo Aleixo, Edimilson de Almeida Pereira y Sebastião Nunes), Rio de Janeiro (Millôr Fernandes, Sebastião Uchoa Leite, Armando Freitas Filho, Maria do Carmo Ferreira y Chacal) y Salvador (Antonio Risério).

Tengo que agradecer Guilhermino Domiciano, que me ayudó a formular las preguntas para Millôr Fernandes, la traductora Prisca Agustoni y todos los entrevistados, por la disponibilidad en participar en este proyecto.

 

El poeta Chacal, en su juventud

 

“La poesía en el papel elimina la presencia

del declamador, sea éste el poeta u otra persona”.

Entrevista a Chacal*

 

 

[marzo de 1998]

Fabrício Marques [FM]: Poeta, compositor, editor, pero principalmente saltimbanqui y performer de poesía. Eres uno de los más notorios representantes de la Generación mimeógrafo, que marcó con su presencia los años 70. Veinte y cinco años después del primer lanzamiento vuelve a ser publicado tu libro de debut Muito Prazer. Es una edición conmemorativa ―de la editora Sette Letras― del libro que, en 1972, tuvo apenas 100 ejemplares mimeografados y distribuidos en la noche carioca, de bar en bar, por un joven de 25 años en aquel entonces. ¿Cuál es la diferencia entre la primera edición y esta edición, 25 años después?

Chacal [Ch]: En mi último libro, Letra Elétrika, de 94, hay un texto llamado “Quântico dos Quânticos”, que dice: 

Será el texto reescrito otro o seré otro yo al reescribir el texto o ya que todo cambia, ¿por qué tú me miras con esta cara de culo cada vez que te digo que ya fui?

 

25 años y el tiempo que va de una encarnación a otra. La primera edición de Muito Prazer, en 1972, tenía la cara de la urgencia, del panfleto, de la guerrilla urbana. Ahora, es una edición revista, ampliada y bien cuidada, con pequeños textos críticos, solapas y un elogio hecho por Waly Salomão, publicado en 72 en la columna de Torquato Neto, “Geléia Geral”, que fue mi salvoconducto en las veredas de la poesía. Ahora mi placer es mayor.

 

 

[FM]: ¿Podrías contar alguna experiencia que te marcó de esta época?

[Ch]: Me acuerdo llegar al aula de la escuela de Comunicación de la UFRJ [Universidad Federal de Rio de Janeiro] con los primeros ejemplares mimeografados en mano. Fue un susto. Algunas personas querían comprarlo. Recuerdo hasta hoy la dificultad que tuve para definir un precio para aquella cosa. Era la primera vez que ganaba dinero con la poesía. Me acuerdo que intenté vender, sin resultado (mi timidez era gigantesca) el libro en la entrada del show “Gal Fa-Tal”, en el teatro Tereza Raquel, en uno de los primeros shoppings de Copacabana, lugar de encuentro nocturno de la gente de aquella época. Que di el libro para Jards Macalé, en el Píer, en Ipanema, point diurno de los muchachos. Y recuerdo las opiniones y consejos de Waly, mi primer lector de poesía.

 

 

[FM]: ¿Cómo viste y viviste las transformaciones (si es que hubo alguna) de las décadas de 70, 80 y la actual?

[Ch]: Es divertido hablar sobre eso, estando dentro de la situación. Cambian los años, los modos, el país, cambio yo. Los años 70 representaron un periodo siniestro, vertiginoso, cercado por tinieblas y droga. Pero en el medio algo brillaba: la negra luz de los poetas poseídos. Y la voz penetró el silencio impuesto y fertilizó la poesía. Los 70 fueron años “punk”, de una poesía urgente, mal acabada, irresistible, vital. La poesía miraba la vida en los ojos y decía cómo ella era, y viceversa.

La torre de marfil, afectada por el rayo de luz, se desmoronó boquiabierta. Y de estos escombros brotó el rock de los 80. Los poetas migraron para la música porque el sonido distorsionado y amplificado de las cajas de son, eran las cajas de guerra que ellos necesitaban. La tecnología vino junto con la industria cultural. La poesía se “performatizó”, se profesionalizó, aprendió los trucos del mercado y untó sus ojeras con maquillaje barato.

En los años 80, los poetas invaden los escenarios, armados de guitarras hasta los dientes. En los garajes de la poesía se reformaba el verso. Científicos del verbo, exasperados con tanto ruido y diluciones, recuperaban el vigor del verso, la columna vertebral del poema era estimulada como antídoto contra los malos hábitos marginales.

 

 

Y llegan los años 90, con su manera collorido [de Fernando Collor de Melo, presidente de Brasil elegido en 1990 y depuesto de su cargo el año siguiente bajo presión popular, por corrupción]. La biodiversidad se impone. La industria drenó el alma del rock y se fue para el interior. Las editoras dejaron el barco borracho de la poesía a la deriva y los poetas despertaron. De los laboratorios de las universidades de letras nació un verso nuevo, repleto de referencias poéticas.

La poesía, cansada de relacionarse con la vida, de luchar para cambiar el mundo, se vuelve para dentro de sí misma. Los cuadernos de cultura se regocijan. Ahora es más fácil encontrar las referencias. Salen de las calles y van para las bibliotecas y las librerías. Pero el otro lado de esta tendencia estalla en las radios y se llama rap, hip-hop, funk. La poesía hablada, cantada en ritmo electrónico, celebrando la miseria urbana. Fin de milenio. Vale todo lo que viene añadiéndose. Radicalmente. 

 

 

[FM]: ¿Cuáles son los poetas que son referencias para ti?

[Ch]: Oswald de Andrade, Bob Dylan, Guimarães Rosa, Caetano Veloso, Chico Buarque, Allen Ginsberg, João Cabral, Ferreira Gullar, Manoel de Barros, Arnaldo Antunes.

 

 

[FM]: ¿Y los que estás leyendo actualmente?

[Ch]: Vuelvo a leer Naked Lunch, de William Burroughs. Y terminé de leer la biografía de Noel Rosa, de João Máximo. La calle me interesa mucho.

 

El poeta Chacal

 

[FM]: Los poetas de la Poesía Concreta, de forma general, siempre menospreciaron la poesía llamada “marginal”. Y tú, ¿qué piensas de la poesía concreta? ¿Y qué valoración haces de los poetas “marginales”?

[Ch]: Concretismo: diez en matemática. Diez en política. Cero en portugués. Poesía marginal: cero en portugués. Diez en biología. Cero en matemática.

 

 

[FM]: ¿Cómo fue tu participación en el disco de Fernanda Abreu? Habla un poco de tu actividad de compositor.

[Ch]: Fernanda y yo tenemos un vicio en común: el baile. Fernanda baila por los poros. Todo lo que ella hace tiene swing. A mí me gusta eso. Si el hombre no estuviera bloqueado por ondas de cultura represiva, bailaría como quien respira. Trabajar con Fernanda significa “instalar el automático”. Ella es rápida, inteligente, pasa la pelota y se desplaza para recibir más adelante. Pensamos mucho. Pero no soy compositor. Escribo sin música. Fernanda crea el ritmo, pues es funkera de primera categoría. Nunca compuse nada de música. Las canciones que me gustan más entre las que hice son “A Lata”, “Be Sample”, con Fernanda y Chico Neves; “Vamp”, con Mimi Lessa, que Barão grabó; “Andréia Andróide”, con Ricardo Barreto; y “Leontina”, con Moraes Moreira.

 

 

[FM]: ¿Qué tipo de música estás escuchando?

[Ch]: Planet Hemp, Fernanda Abreu, Piu Piu, Cabeça.

 

 

[FM]: Hace algún tiempo, el poeta Bruno Tolentino levantó una polémica sobre la diferencia entre texto de canción y poesía. En su concepción, Caetano Veloso, por ejemplo, no sería un poeta, sino un compositor. ¿Cómo consideras esta cuestión? 

[Ch]: Tolentinerías. Bruno confunde poesía con poesía culta, que tiene como referencia a sí misma. La poesía que viaja con la música es vagabunda. La segunda es poesía de lengua. La primera, del habla. La poesía de Bruno debe tener una espina dorsal como también quiere João Cabral. Pero desde hace mucho tiempo la poesía vendió las muletas de la métrica y viene extrayendo su ritmo de la respiración entrecortada por los espantos de lo imprevisto. Feliz el país que puede cantar sus poetas, de manera explícita y bonita como se hace aquí.

 

 

[agosto de 2000]

[FM]: De tu experiencia con la poesía, tanto hablada cuanto escrita, ¿cuáles son las principales características que se pueden destacar?

[Ch]: La rima, la aliteración, la paronomasia (imágenes sonoras), junto a la metáfora, la metonimia (imágenes visuales) son del campo de la poesía. Para apreciarlas, es útil que se lea o que se escuche el poema en voz alta. De otro modo, es como consumir música apenas con la lectura de la partitura. La poesía estampada mató, poco a poco, el hábito de escuchar poesía. La poesía provenzal no se crearía en el planeta de Gutemberg. Más que el sonido, la poesía en el papel elimina la presencia del declamador, sea éste el poeta u otra persona. Se pierde la emoción, la dicción, la presencia del poeta, que nos ayuda a percibir las divisiones, el ritmo que él se propuso al crear el poema (en este sentido, basta ver como crecen las Galáxias, de Haroldo de Campos, cuando habladas por él).

Se gana, por otro lado (perdida en un recital, pero no totalmente en el CD), la posibilidad de volver de inmediato a determinados versos, para percibirlos mejor. Para la poesía más reflexiva, tal vez el mejor vehículo sea la poesía impresa, leída en paz. Pero una poesía que se quiere relato del cotidiano, con un lenguaje más cercano del habla, con sus impurezas y tics nerviosos, como en la poesía de los años 70, cabe mejor la presentación al vivo, donde la dicción, el gesto, el ritmo, o sea, características del habla, confieren a la poesía la impresión de lo pasajero.

Rodolphus Agrícola dijo que la poesía sirve para enseñar, conmover y encantar. João Cabral habla en poesía como máquina para ver, destacando su visualidad. Los concretos hablan en poesía verbivocovisual, deseando agotar las posibilidades de la palabra. La poesía hablada nos lleva a un nuevo estudio. Algo que pase por la música, por el canto, por el teatro, por la “performance”. No estamos delante de la poesía escrita, ni del monólogo dramático. Estamos delante de una simbiosis de estas distintas expresiones. Nadie mejor que el poeta para leer sus composiciones. Él sabrá, mejor que nadie, decir sus poemas dentro de las divisiones deseadas. Claro está que unos pocos declamadores pueden compensar una división equivocada con una buena colocación de voz y gesto.

Pero, en la mayoría de los casos, lo que se ve es un actor que quiere superponerse al poema, que quiere dramatizar y dar intenciones que están bajo la responsabilidad del espectador. El declamador debe tener la exacta medida de la palabra. Y no lanzarla como si fuera piedra. Tampoco mojarla con escupitajos melodramáticos. Las palabras, estas bajitas, saben muy bien lo que quieren decir. Cabe a quien habla transmitirlas con sabor, y a quien las recibe, oídos abiertos. Por lo demás, quedan el gestual, la dicción, el dominio del micrófono de quien habla, las condiciones acústicas del espacio, la respiración de la platea y, sobre todo, la calidad del poema.

 

 

[FM]: ¿Qué “dice” un poema hablado, que no puede decir el poema escrito, tipográfico?

[Ch]: Tal vez la distancia del rostro y de su retrato. La palabra, cuando se repleta de sentido se vuelve prosa, diría mi primo. Por eso no se contenta con yacer simplemente sobre el papel como perro atropellado. Ella quiere inflarse, viajar, ganar otras dimensiones. Entonces ella trama aquí, trama allí, se enfurece, se hace la boba, driblea, engaña y, fulmina, escapa por la puerta de la boca, rellenando el espacio con su sonido único, mágico, imantado.

Cuando el poeta levanta la voz, el sol se ruboriza de envidia porque sabe que es la única energía que puede superarlo en su grandeza y calor. La voz llena de fuerza para hacer con que la poesía acontezca y rellene con pájaros el espacio de una sala, de una noche, del vacío. La voz con su precisión quirúrgica, a pesar de ser imprecisa como la de Drummond, pequeña como la de Bandeira, áspera como la de Cabral, presenta allí, gota tras gota, decantada por el filtro del verbo, la vida condensada. Palabra, fuente de cura y de locura, tan expresivas como una mirada, un gesto, una burla.

La palabra, que estremece y recorre por dentro el cuerpo, en una corrida de obstáculos, cuando sale de la boca es vida, aunque inspirada por la muerte. La poesía en la voz del poeta es un digno espectáculo. Ver como la criatura se retuerce o se trastorna, sonríe o gesticula para decir lo que para nadie es fácil, pero es bueno, saludable, depurativo. Con o sin recursos electrónicos, con o sin trabajos de cuerpo o voz, el poeta allí se agiganta, incorpora un sistema solar y se manifiesta ciudadano del planeta Tierra.

 

El poeta Chacal

 

[Julio de 2003]

[FM]: ¿De dónde vino el apellido Chacal?

[Ch]: De una antigua jerga: onda chacal. La utilicé después de un entrenamiento del equipo carioca infantil de voleibol en 1964. Después del entrenamiento, la gente estaba comiendo en silencio en la cantina, llegué y dije: ¡qué onda chacal! Fue para la calle. Pegó.

 

 

[FM]: Naciste en el barrio de la Gávea y con un año de edad fuiste para Copacabana. Después volviste para Gávea, donde vives desde 1983. ¿Qué representan para ti estos lugares de Rio de Janeiro? ¿Al final, qué significa para ti la ciudad de Rio de Janeiro? Escribiste un libro sobre el Posto 9, ¿verdad? ¿Rio es fundamentalmente el mar? (Chacal, me gustaría que te detuvieras más en esta pregunta, y viajaras en el tiempo, recordando todo lo que quisieras de tu infancia, de tus padres, hermanos, si es que los tienes).

[Ch]: Tengo 3 hermanas. Dos más viejas y una más joven. Rio es mi ciudad. Adoro cantarle de todas las maneras. Además del Posto 9, edité una revista llamada O carioca, y organizo hace 13 años el “CEP 20 000”, que es el código postal de la ciudad.

Rio es mi playa en la infancia y adolescencia en Copacabana. Muchas olas y fútbol. Las primeras domingueras y fiestas escuchando Satisfaction. La primera novia. Después el clásico en el Colegio Estatal André Maurois de 67 a 69, ya en Gávea. El movimiento estudiantil. El descubrimiento de la samba en Mangueira, en el Imperio Serrano. Sexo, drogas y poesía en la Escuela de Comunicación de la UFRJ y en el eje Bajo Leblon / Pier (Playa de Ipanema)* [ nombre de barrios de Rio].

El encuentro con Waly [Salomão] y Torquato Neto en 1972, en el Teatro Teresa Raquel en Copacabana, durante el periodo del show “Gal Fatal”. La vida casi siempre en la calle, en los bares, en la playa. Rio es una ciudad out door. La vista es casi siempre un colirio. La ciudad es de dispersión, festiva, difícil es concentrarse en el trabajo. Pero Rio es principalmente la ciudad donde nací y vivo desde hace 52 años.

 

 

[FM]: ¿Hace cuánto tiempo estás vinculado a la poesía? ¿Qué significa para ti esta larga vinculación? ¿Qué es lo que la poesía trajo o sacó de tu vida? (poesía incidental, para acompañar la pregunta: “Estamos volviéndonos viejos y escribiendo menos/ (…) no hay ningún criterio en ponerse viejo”).

[Ch]: Descubrí la poesía en 1970, a través del libro sobre Oswald de Andrade, de la colección Nuestros Clásicos, de la Editora Agir. A partir de ahí empecé a escribir mis poemas kodak. Flashes de la vida, del instante. La poesía es mi canal de comunicación con el mundo. A través de ella traduzco mis experiencias. La poesía me ayudó a estar en el mundo y me quitó de la angustia del siempre difícil contacto humano.

 

 

[FM]: A vida é curta pra ser pequena es tu libro más reciente, ¿no es cierto? Existe, en él, casi una contaminación permanente en los poemas por las letras de música y viceversa, ¿estás de acuerdo? Me gustaría que comentaras esta “hibridación”.

[Ch]: No veo mucho esta diferencia. Creo que, en general, transito por distintas poéticas. Del poema más corta, como el título del libro, para la poesía en prosa, para el poema rimado. Creo que mi poesía no encaja en modelos. Yo los uso, simplemente.

 

 

[FM]: El poema que abre el libro es “uro preto a pé”. ¿Cómo es “batir la piedra/ pisar piedra/ en ouro preto”?

[Ch]: Creo que habla de una obsesión, de una necesaria obstinación para poder crear, sin que la dispersión, la avalancha de solicitudes del día a día te impidan de escribir.

 

 

[FM]: En Ruas, el narrador dice que “hace medio siglo/ ando por las calles (…) a pie”. Chacal, este contacto directo con la vida ciudadana, con áreas urbanas, uniendo el elemento biográfico con las palabras, ¿es esencial para el poeta (“pegar el oído en el asfalto/ tomar el pulso de la ciudad/ y bailar”)? ¿En estas andanzas puede uno saber de qué está hecho el contenido de la caja negra del planeta? ― Eso sin hablar de los poemas “cidade” y “à rua”.

[Ch]: Amo la calle. Como João do Rio, pienso en la calle como la morada del azar, el combustible para la creación. Los libros, la escuela, pueden complementar el aprendizaje. Pero lo esencial viene de las calles, de los encuentros fortuitos, de la batucada.

 

 

[FM]: La sección “figuras”, desfila una multitud de personajes interesantes: leontina, sonhoníricos, bundamental… ¿Podrías hablar un poco de estas figuras?

[Ch]: Leontina surgió de un reportaje en el “Fantástico” [programa televisivo nacional que se transmite en Brasil cada domingo por la noche], sobre alergias que algunas personas tienen después del beso. Moraes Moreira le puso música muy bien. Bundamental es aquel lírico paquidérmico, amante de las convenciones. Un nostálgico de los tiempos de antaño. Creo que existe un poco de él en cada poeta. Sonhoníricos y Burrovaldos son los delirantes de plantón, en oposición a los idiotas de la objetividad.

 

 

[FM]: “Aqui agora”, dice: “lo aquí ahora está distinto/ en 68/ era vivir intensamente/ en 2001/ una odisea en el atascadero”. ¿Cabe todavía vivir intensamente en esta odisea en el atascadero de hoy?

[Ch]: Se vuelve cada día más improbable. Hoy todo es muy previsible. La compulsión para hacer dinero, para ganar la vida, excluye el deseo del planeta vida. Soy un verdadero utópico. Vengo de la generación del 68. Creo que la vida es corta para ser pequeña.

 

 

[FM]: Mientras preparaba estas preguntas, escuchaba la música que está cumpliendo 30 años: “complexo de épico” de Tom Zé: “todo compositor brasileño es un acomplejado. ¿Por qué entonces esta maldita manía, esta preocupación de hablar tan seriamente, de parecer tan serio (…) que te pongas tan serio así en el infierno!”. ¿Estás de acuerdo con el hecho de que la mayoría de los poetas y de los artistas se toman muy en serio? ¿Eso es serio?

[Ch]: Concuerdo totalmente. Esconden bajo la máscara de la erudición la dificultad de enlazar los lazos de los zapatos. Se olvidan del otro. No saben que la vida es un intercambio, base del eterno aprendizaje.

 

 

[FM]: ¿Puedes hablarnos sobre la experiencia del Centro de Experimentación Poética, el CEP 20.000 (allí la onda está buena/ el mundo allí es bueno)?

[Ch]: El CEP 20.000 es mi centro. Un caldero donde se mezcla música, poesía, teatro, performance. Todo último miércoles de cada mes, en el Espacio Cultural Sérgio Porto, en Rio, con el apoyo de Rioarte. Con el CEP, puedo verme otra vez en los poetas de veinte años que todavía consideran la poesía como reflejo de sus vivencias, lo cotidiano muy semejante con el yo de veinte años atrás, cuando la urgencia de entrar en el mercado del trabajo y la insatisfacción con esta situación causada por las ganas de “probar el mundo” es angustiante.

El CEP 20.000 sirve de escenario para que los jóvenes sientan esa furia y no se dejen morir sofocados. Debería tener el apoyo de la Secretaría municipal de Salud.

Con orgullo conmemoramos 13 años de existencia ahora en agosto de 2003. Creo que la historia de la poesía hablada en Rio se divide en antes y después del CEP. Una historia que siempre se renueva. Tal vez porque no nos consideramos más de lo que somos. Tres generaciones se criaron/pasaron por allí.

 

 

[FM]: ¿Cuánto tiempo y cuántos números duró la revista O Carioca que editaste? ¿Cómo es editar una revista de cultura y de arte en Brasil?

[Ch]: O Carioca nació en enero de 1995 para levantar la moral de la ciudad de Rio de Janeiro, oprimida por la guerra santa entre Leonel Brizola y Roberto Marinho. O Carioca no es una revista localista. Sólo quiere cantar a su barrio porque es donde están sus mejores referencias.

O Carioca duró de 1995 a 1998. Fueron 5 ediciones. Todo lo que no pasa por la industria cultural y por sus departamentos de marketing, se establece con mucha dificultad. Esta perversa colaboración que transforma un producto de la sensibilidad humana en una más entre millones de mercancías, es cosa de profesionales. Puede que sea un eterno viajero, huésped del planeta. Pero todavía hago una revista para enanos albinos.

 

El poeta Chacal

 

[FM]: En O Carioca mostraste una característica de amplitud de intereses, oyendo a cineastas, músicos.

[Ch]: Todas las formas de expresión artística me interesan. Ellas se mezclan, así como los sentidos interaccionan. Es lamentable que un artista no tenga curiosidad por otras formas de la creación. Esta amplitud que quise dar a la revista tal vez dificultó su realización. De donde los enanos albinos.

 

 

[FM]: ¿Cómo era el panorama editorial cuando empezaste a escribir, y cómo lo ves ahora?

[Ch]: En 1971: por desconocer los caminos que me llevaran a una editorial y por considerar más interesante preparar un libro artesanal, opté por el mimeógrafo. Escribir, publicar y distribuir hacían parte de un mismo acto: vivir la vida, simplemente, anotando y publicando lo vivido.

La cosa se extendió y mucha gente empezó a escribir, leer y hablar de poesía. Pero vivir de este acto tan natural como respirar era difícil. Más que venderlos, los libros se donaban. Hasta que vino una editorial importante (Brasiliense) y vendió dos ediciones ―6 mil ejemplares― de mi 9° libro, Drops de Abril (1983), una recopilación de los libros escritos hasta aquel momento. Uno podría hasta vivir de eso si fuese a seguir. Pero la editorial entró en decadencia. Y otras no se interesaron.

En 2002: lanzo mi 13° libro, A vida é curta pra ser pequena, por mi cuenta. Dejo los libros en consignación en librerías y me tratan muy mal cuando hay que hacer el ajuste de cuentas. Cuando la poesía se vuelve libro y el libro mercancía, todo se vuelve “cosa”. Y el poeta apenas es un productor de inutensilios, como dice Manoel de Barros.

 

 

[FM]: ¿Cómo vivir del trabajo poético?

[Ch]: OK, la poesía no es para vivir de ella, sino para que se escriba. Entonces, la produzco desde hace 13 años en el Centro de Experimentación Poética – CEP 20.000, acontecimiento fundamental en el campo de la poesía hablada y performatizada en Rio de Janeiro, con decenas de jóvenes sedientos de la novedad, los últimos martes de cada mes. Creo que si pudiéramos juntar la poesía escrita (con su corte y su precisión) con la poesía hablada (su música y su expresión) con la poesía virtual (con su poder de diseminación e interacción), tendríamos otra vez los medios para popularizar y aumentar el nivel de comunicación poética por el país. Y, quién sabe, incluso vivir de la poesía.

 

 

[FM]: Después de CEP, ¿algo en vista?

[Ch]: Poesía no es arte popular en ningún lugar del mundo. Pero tampoco hay que ignorarla tanto como hoy en Brasil. Y si nosotros, que hacemos de ella nuestro medio de expresión, no intentamos mudar este cuadro, no lo hará nadie.

Creo que podemos revitalizar la Poesía que se hace hoy en Brasil, ampliando y dando nuevo vigor al repertorio de las nuevas generaciones y sembrando otra vez en la corriente sanguínea del país la buena poesía de todos los tiempos. Una manera para alcanzar este objetivo: habría que escoger 4 capitales (Rio, São Paulo, Belo Horizonte y Curitiba, que además de centros importantes, están relativamente cerca, una de la otra) y a 1 poeta áncora que escriba, hable y produzca eventos o publicaciones de poesía en cada capital. A cada estación se lanzaría una publicación con los poetas áncoras y los poetas de determinada ciudad. La publicación sería lanzada con un show. Un web site sería creado y actualizado cada mes y, además de poemas y animaciones, contendría la información sobre los eventos del mes y los lugares de venta de las publicaciones y de los libros indicados. Una vez por año, un gran festival en Brasilia, con poetas y performers de todo el país e invitados internacionales. Este esquema podría reproducirse a nivel estatal y municipal, con elección de ciudades o barrios del centro y de la periferia en encuentros semanales.

Finalmente, la posibilidad de quitar la poesía del gueto, dándole vida a través del espectáculo, calificándola a través de publicaciones y diseminándola a través de Internet. Creo que esto sería un digno upgrade para el CEP 20.000.

 

 

 

 

 

*(Rio de Janeiro-Brasil, 1951). Nombre artístico de Ricardo de Carvalho Duarte. Fue colaborador en revistas de poesía en los años 70. En los 90 editó, entre otros, O carioca. Es compositor (ha colaborado con Lulu Santos, Fernanda Abreu y Moraes Moreira, entre otros); es fundador y director del CEP 20000. Ha publicado entre otros Muito Prazer (1971/2), Preço da Passagem (1972), América (1975), Quampérius (1977), Drops de Abril (1983), Comício de Tudo (1986), Letra Elétrika (1994), Posto Nove (1998) y A Vida é curta pra ser pequena (2002).

 

 

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