Por Mario Pera
Crédito de la foto: facebook
Comentario a un miserable ataque
Me comenta una amiga poeta que, hace unos días, alguien con mala leche habló mal de mí en una columna de “opinión” que pasó absolutamente inadvertida y a la cual no pensaba responder; primero, por su intrascendencia y lo absurdo de sus “argumentos” y, segundo, para no dar cabida a una acusación que, es evidente, nadie con dos dedos de frente ha tomado en serio. Sin embargo, creo que no debemos normalizar, como pasa en nuestro país, que se manchen honras, se difame y nadie responda con el pretexto de no querer bajar a las alcantarillas de donde salió el ataque; porque mientras tanto, la infamia y la mentira ganan terreno por no querer hacerles frente.
¿Qué pasó? Resulta que en la web Vallejo & Co. (que codirijo con Bruno Pólack), cada fin de año hago una nota-recuento inopinada de los lamentables decesos de personajes del ámbito cultural peruano y extranjero. Como saben, la web es un esfuerzo gratuito para nuestros lectores. No tenemos auspiciadores (ni públicos ni privados) porque así lo decidimos. Nuestra intención, con mucho cariño, es dar parte de nuestro tiempo para realizar una necesaria labor de difusión literaria. Como es lógico, muchas veces se nos pasan eventos importantes sin querer, y lo lamentamos. Eso sucedió con el fallecimiento del poeta José Antonio Mazzotti el año pasado cuando, por un lapsus, sin ninguna mala u oculta intención se me olvidó sumarlo (junto a otras sensibles bajas) a dicha nota. Ni Bruno ni yo lo conocíamos en persona, ni le tenemos animadversión. Al contrario, supimos que en algunas ocasiones habló bien de la web, lo que nos alegraba.
Y aquí lo absurdo. En la columna citada que publicó en un diario digital (que me recuerda a lo más nauseabundo de la prensa chicha fujimorista), la académica Giancarla Di Laura me acusa de desdeñar, despreciar e invisibilizar a una voz disidente, despreciar la libertad de pensamiento y expresión, minimizar a quienes se oponen a una narrativa hegemónica y borrar la huella de JA Mazzotti, una larga lista de acusaciones sólo por no sumarlo al recuento de fallecidos del año 2024. ¡Delirante! Y lo más triste, Di Laura estira el chicle para tratar de calzarme en una tendenciosa comparación con Dina Boluarte (incluso de eso va el título y la foto de la columna) y su campaña de censura contra intelectuales incómodos al régimen dictatorial que vivimos. Paralelismo inaceptable que no paso por alto.
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Hay varias cosas. Vallejo & Co. es una pequeña web privada e independiente, no es el gobierno peruano, no tenemos obligaciones; sin embargo, la web es lo más plural posible, basta ver estos doce años de trabajo ininterrumpido y ad honorem. A su vez, la comparación que hace Giancarla Di Laura (este servidor igual a Dina Boluarte) evidencia un deplorable nivel de parcialidad y malicia. Si tuviese 50 centavos más de perspicacia profesional, o mesura, me hubiese preguntado mi versión. Sin duda, yo hubiese hecho lo posible para enmendar el lapsus de la nota, no temo arreglar un lapsus; pero no, ella prefirió la vulgaridad y mentira de una acusación sin pruebas señalando una intrincada teoría de mafias y corruptelas en tiempos en los que, es cierto, los artistas e intelectuales en Perú son censurados y vilipendiados por parte del gobierno, por lo que es cuando más unidos debemos estar en el ambiente cultural para enfrentar esta adversidad.
No obstante, no es la primera vez que Giancarla Di Laura utiliza su pedestal de muy tenue luz para difamar e intentar manchar honras, farandulizar la cultura, elucubrar paranoias. Por mi parte, prefiero sacar algo bueno de este ataque. Pondremos más ganas y tiempo desde Vallejo & Co. plegándonos a las luchas culturales que creamos justas, como hicimos recientemente al pronunciarnos contra el maltrato del Ministerio de Cultura al fallecido Nicolás Yerovi. Ahora es cuando debemos estar más unidos para luchar contra la verdadera censura y maltrato dictatorial que se ha normalizado contra el sector cultural en el Perú, ya que lo único que hacen estas mentiras es debilitar y restar credibilidad a la lucha contra el enemigo real del sector y del país.
Eso es.