Por Pablo Queralt*
Crédito de la foto (izq.) Gustavo Garello –
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(der.) Ed. Cultural Tierra de Fuego
Sobre Oficio: poesía reunida 1980 – 2019 (2023),
de Niní Bernardello**
Desde una mirada de ojos niños Nini nos cuenta la vida, el color de la inteligente inocencia de la adultez marcando el ritmo de las cosas en este mundo, su mundo, el mar en su cabeza, el ardor del amor, las palabras que ponen lectura al caos del vivir. Ese su oficio, vivir y contar, sin renunciar a la picardía del juego que sabe a que se juega, un descubrir en las acciones, un flujo que mantiene constante el interés por todo, como un río que puede ser el Cosquín o el Éufrates y un ruido eterno de su voz contando lo que hay que contar. El fuego, el aire, la voz, poemas largos, cortos con paráfrasis y entonaciones de ritmo, una respiración para cada acto. Pareciera reírse al contarlo como la Marshall al teléfono en su actuación que es su vida en la vida. Cesare Pavese diría el oficio del poeta, el oficio de vivir. Hacer carne a fuerza de repetición, prueba, ensayo y error, el éxito de la experiencia en la materia de la que se ocupa. Yo diría es una poeta femenina con todo lo atribuible a su género, su hermosura, su rigurosidad, su mirada.
En su poesía hay cierto magnetismo, uno no puede dejar el poema y sigue de uno en otro como un continuo, un escuchar pasando por distintas densidades, campos de la memoria y actualidad como 2 vidas, 2 paralelas que se aman aunque nunca se tocan, aman ese espacio entre ellas donde Nini hace el poema. Sus palabras levantan el vuelo de la esencia que va en lo que se cuenta, se dice que, aunque se hable de otro, más dice de uno que del otro. Como un grito o susurro da líneas de sentido a un universo incorporal entre “la materia de lo sublime y la carne de la sensación” parafraseando a Guattari. Ese saber que nos da con su sol y su sombra el trazo el puente de luz, un incendiar como olvidarse de todo para perder todo registro de ficción, entonces el escenario cambia, las nubes, el sol para en lo impalpable de la oscuridad sin poder avanzar ser reemplazada por otra, ese el rito, la voz común. Esa rara habilidad para entrar y salir de esa biosfera de la acción y el cambio, como impreso en la fotografía la mirada fija y el pensamiento congelado, sale a andar en la vida, el movimiento de la película ser.
Lo real aparece más allá del humo y el deseo, la verdad aquieta, calma. Rima los tiempos y los espacios de un mundo interior acompasados territorializando un decir donde objetividad y subjetividad rizoman. Y allí hace arte de lo que encuentra, dando un infinito camino de existir en otras intensidades, de lo oculto, lo que está ahí donde la observación de la poeta interactúa y lo pone en relieve. Descubridora de canciones heridas, todo toca su sangre, en sueños incontables de tensión amorosa, envuelta como recién bañada. La poeta que conoce todos los tonos, va con un oído caudaloso para reescribir, copiar hasta quitarles partes y transformar las escrituras hasta realizar una copia que no deje vestigio del original, ut supra Poética II. La que desveló su vida, única criatura, la que trajo a su sueño un color de meditación y de misterio, una felicidad que tocaba. O cuando después de un día de deseo insoportable, agitados dedos fueron verga y velamen de una barca estremecida, así su pasión agita y dibuja su mundo, aunque fuera la única literatura posible, que solo el dulce corazón de la hembra guarda. Pasión de días aquellos que vuelven enamorándola, enamorándola. Pone en marcha las maquinas deseantes objeto- sujeto en su potencia de trabajo al eterno retorno. Siempre en estado naciente que marca el movimiento. Considerándonos un devenir máquina, un devenir humano.
Dice la canción: amor no es literatura si no se puede escribir en la piel. ¿La que, si no escribe, seguirá viviendo entre penumbras de cuarto en cuarto sin palabra que consuele, entonces como arderá el corazón? Al fin nos dice esta Catita postmo: escribir, tal vez sea dibujar un movimiento en vaivén de perpetua oscilación sobre el vacío, cuidar la vida de la llama. Los recuerdos encendidos que no aroman sino queman de aquel hogar sus días, su amor enrarecido. Nini una magia que doblega fantasmas, la vagabunda del mundo lanzando versiones, verdades, que huye desatando corazones y le pide al universo: aves del paraíso dadme lo que me corresponde y se dice así misma: bebí todo el elixir de golpe o elixir y veneno al mismo tiempo.
Oficio, su obra reunida de 1980 a 2019 nos da una amplia vastedad de su poesía, un camino de su escritura. Sus pasiones la acompañan de libro a libro, como en una barca que las navega, cuando esta tan como triste nos dice ella en su poema “Peruana”, cuando encuentra en sus bolsillos la nota de Vallejo “hay ganas de no haber tenido corazón”, de su libro Puente aéreo (2001) en su sección “Cuídenme, palabras del dolor que espero”. Es una espléndida Bio de poemas encadenados a sus escenas interiores y las exteriores “He perdido todo registro de la ficción, del maquillaje. El escenario ha sido cambiado, también las nubes y el sol todas las flores, aquello impalpable de la oscuridad está aquí donde no puedas avanzar, pensar, demostrar que estás muerta que otra te reemplaza”. Potencia de acción y sentido hay en sus textos que fluyen en la naturalidad de la voz fuera de toda densidad, como un masaje de superficie que transforma el cuadro. De Copia y transformaciones (1991). Así nos vamos conociendo en su transcurso de obra en obra, porque este recorrido más que un conocer, aporta sabiduría en las cosas simples y eternas en el ser, que tan bien transita Niní. Tal vez su germen estuviera allí en la casa materna cuando en el silencio de la niñez y adolescencia, noctambula escribía desde su cama, tal vez los poemas fuesen sus sueños que tejieron esta estética del decir tan propio.
Nini Marshal actriz argentina dramática y cómica de los años 1940 y 1970 que entre sus personajes desarrolló el de “Catita” una vulgar entrometida y dicharachera de barrio.
5 poemas de Oficio: poesía reunida 1980 – 2019 (2023),
de Niní Bernardello
Libro Natal
En el verano austral
todo es sufrimiento. Apenas la lluvia
toca el vidrio de la ventana, el alba
que fulgura eterna sobre un cielo claro
desenvuelve un mantel antiguo
migas, manchas de vino y costras,
figuras recreadas por la vela, caen
y extinguiéndose hablan.
El atlántico moja la punta
de ese género azul donde la vida
se recuesta. Sufre el aire, y
la retama increíble en su oro
traspasa el centro de la mirada.
Azorada veo mi propio ser
sentado en el umbral de mi casa
entre las sierras, esperando la dicha.
No soy buena nombrando flores
o plantas. Son un verde prodigioso,
de sueño amazónico, verde imaginario
de agua y cielo juntos. Llamo apenas
trébol, azucena, después es
un jardín salvaje, sin orden aparente
enredaderas caídas, unidas tallo a tallo
un universo mate hundiéndose
en un charco nocturno, sin un piar
sin un volar. Tendida entre cicutas
y corolas rotas empujo el olvido
como un velero antiguo tocando
un borde
labios
lengua
boca
Quita la pena del día
saber que estás cerca
saber que en mí vive
una estrella: maga eras
sobre los días perfectos.
Hay una línea que borda
un paisaje amadísimo
coirón y tropa, arenales
bajo la luna llena
trapo de luz consciente
en el manjar que tu mano
ofreció a mi boca.
Puedo describir un perfume
de miel almacenado
que se acumula entre
la garganta y la palabra.
Origen y canto
de un lugar en sortilegio
cuzco pequeño, seno de virgen
Cosquín
Oficio
Extensiones plomizas de cielo
y de mar galvanizados
en un plano único
demorado en el abismo
En esa densa penumbra veo
un punto de luz roja
dibujando en el horizonte
un movimiento de vaivén
de perpetua oscilación
sobre el vacío
Es el resplandor del fuego
encendido en el fondo
de una canoa yámana
En medio del viento y de la nada
crear día a día pareciera
ser idéntico a este oficio extremo
de cuidar más allá de sí mismo
la vida de la llama
…
Aspiró este aire cobrizo de orín
y lluvia. Volvió al lugar de la tristeza.
Porque si hurgó en sus bolsillos
y encontró una nota de Vallejo
el de Santiago de Chuco
marcado en rojo al costado.
Estaba escrito así:
Hay ganas de no haber tenido corazón.
Premonitoria
Inconsolable mar escrito, detallado en su
espuma mínima, inconsolable mar atlántico
letra muerta, restringida, orlada.
Un ejército avanza extraviado
en un circuito de hogueras y gritos,
desde Ushuaia un guerrero atormentado
aguarda recostado en su nave.
¿Qué será mi voz entre esas voces
adolescentes?
Nacida entre montañas, mi mano toma
el gesto de las letras grabadas en el aire
y escribe
todavía
toda vida.
…
De derecha a izquierda
o de arriba abajo
como tablillas de arcilla
cuña que estremece
lo que va fluyendo
sin cesar y cabe
en el hueco de la mano.
La misma que mata
o implora. Pero estoy aquí
decidiendo de abajo arriba
mi escritura azul
llama de la noche encendida.
Así, llama de alcohol,
parpadeo fugaz de la letra
de izquierda a derecha
inversa como una espada
que guarda,
adversa como una flecha
que se prepara.
*(Buenos Aires-Argentina). Poeta, traductor y médico. Es Curador de poesía y creador del ciclo de poesía en la biblioteca de San Isidro y del Festival de Poesía de San Isidro, Fue colaborador del suplemento cultural de los diarios El Pregón (Jujuy-Argentina) y Punto Uno (Salta-Argentina). Ha traducido a autores como Yves Bonnefoy, Alice Oswald, Thomas Hardy, D.H.Lawrence, Amy Lowell, Christophe Mannon, Charles Reznikoff y Thom Gunn. Ha publicado en poesía Coca, La piscina, Biosfera del amateur, Cansancio de lo escrito, Un seductor mañana, La flecha de Agustín, Primer paso, Reescritos infinitos, Pueblo de agua, Crack, Escribí mi nombre, Late, 89Golpes y un whisky, El Padre, Pájaros en palabras, Pavarotti, Laleblan, aves del paraíso, Poema de la nieve, Jazz, Perfume animal, Cocineros, Ser y ser visto, Nací en el cine, Ópera, Partes de la escena. Raros sentidos y Mi casa siempre fue la poesía (2023).
**(Córdoba-Argentina, 1940 – Tierra del Fuego, Argentina, 2020). Poeta y artista visual. Residió en Río Grande (Argentina) y se desempeñó como docente. Ha publicado en poesía Espejos de papel (1982), Malfario (1985), Copia y transformaciones (1991), Puente aéreo (2001), Salmos y azahares (2005), Natal (2010), Yeso tango (2012), Agua florida (2013), Oleaje (2016), Antología íntima (2016) y Atardeceres marinos (2018).