Por María García Zambrano*
Crédito de la foto (izq.) Youtube /
(der.) Ed. Vaso Roto
5 poemas de Esta ira (2023),
de María García Zambrano
EL AGUA transparente
sumergida los pies
rozan un fondo de cantos
suavísimos
la silla que sostiene el pavor
es sólida
no flotas
no respiras
no comprendes
tu latir detenido se mantiene
hasta que deja de amasar palabras
–palabras que se yerguen
sin sombra
ni argumento
torre de plumas–
te vacías
masticas el verbo
tan abstracto
lo masticas
–en tu interior un caballo cruza
una gran pradera
y se hunde–
tragas la palabra
la digieres
recorre tu sangre
te ilumina
aceptas el juego
–dentro caballos tranquilos
hermosos caballos
en un fondo con lago
y árboles de plata–
él no comprende tu sonrisa
desconoce que un caballo salió del encuadre
y viene
a lamerte las manos
regresa con su analogía
la muerte no se dice
la muerte no
conoces el secreto
–ella que ha visitado
la casa de la muerte
regresa–
los caballos libres entran en su pecho
su corazón cabalga
tenaz
y continúa
SUEÑAN LOS animales libélula sagrada duerme
—mi pequeña Mirla ave que se eleva en su belleza
y su caída—
los animales duermen dentro flota
—luciérnaga acuosa tu tempus fugit vuela
pequeña ojos de plata ríe en los brazos antiguos
ofrenda—
laten los animales todavía en la noche
—y así ruiseñora ave acuática tiembla
no huye canta petirroja
en un cuerpo de harina sin peso en un vestido
a los otros extraño
extraña bondad sueña—
CABALGAN enloquecidos atraviesan el pecho
los caballos del hambre
y un rumor a muerte espantas
con tu aguja
de coser
blanquísimo
cabalgan acarician los caballos del hambre
y un rumor a muerte
un fino rumor alado pájaro con plumas
de acero
locomotora con humo de lengua y un rumor a
los caballos del hambre
sin embargo
aunque estés con un pie en las ruinas
tu carne amanece sin sombra
tu piel bondad y fuegos de artificio
(cabalgan sobre ti
los caballos del hambre)
un amor nutriente máscara insomne
se lleva
esta tristeza de césped tan azul
Piezas heridas
Tan descosida la piel
dentro
en la costura no
en la grieta
así no es posible el hilván
con la vista cansada
un hilo corto
tirar la blusa con cada bordado
tirar la blusa y empezar
con otra vestimenta
otro invierno
un patrón para
la no muerte
olvidar piezas heridas
lo roto
–sin testimonio de lo que fuera
abrazo o confidencia–
abrir la hoja en blanco
pero una cicatriz
una invisible cicatriz
nos cose
a la falsa perfección
del día
Esta ira
Que aprendáis a llorar el día breve
que enfermen vuestras hijas
y no sepáis
el nombre exacto para el miedo
en la garganta se ahogue ese pitido
y arda la madera seca de la muerte
sólo un día
de atravesadas horas
y luces que se enciendan
rojísimas las luces
y sean bestias
escupiendo
sobre los mausoleos
sólo un día
tiriten de frío azuladas las mandíbulas
y nadie pronuncie
el verbo que calme
sus articulaciones
y todo sea balbuceo
de sabio que atesora
sus cuerpos con asepsia
cuando caigan las crías
en lo ignoto
y en esas horas aprendáis
el idioma absurdo de la muerte
sólo un día
*(Alicante-España, 1973). Poeta y crítica literaria. En la actualidad, trabaja como profesora de literatura en Madrid, colabora como crítica literaria e imparte seminarios de poesía en distintas instituciones. Forma parte de la Asociación Genialogías, que trabaja para la visibilización de las poetas. Obtuvo el Premio Carmen Conde. Ha publicado en poesía El sentido de este viaje, Menos miedo, La hija, Diarios de la alegría y Esta ira.