El recreo verbal y desenfadado del poeta ecuatoriano Alexander Ávila Álvarez

 

Poemas por Alexander Ávila Álvarez*

Nota crítica y selección de poemas por Aleyda Quevedo Rojas

Crédito de la foto (izq.) La caída Ed. /

(der.) archivo del autor

 

 

El recreo verbal y desenfadado

del poeta ecuatoriano Alexander Ávila Álvarez

 

 

Dadme un muro de Facebook y seré poeta, es el segundo libro de poesía de Alexander Ávila Álvarez (Ecuador, 1986). Psicólogo organizacional, librero, editor y poeta nacido en Quito, manufacturado en Cuenca y deportado a la Amazonía, como él mismo anota. Editado por el sello La Caída, fue presentado en la pasada Feria Internacional del Libro de Quito 2022, y es uno de los libros más originales, desenfadados y provocadores que tuve la suerte de leer y compartir…

También compartí una mesa de diálogo sobre los retos y tareas de las editoriales independientes con Alexander, que dirige el sello Sur Editorial, y al igual que yo, al frente de la coordinación editorial de Ediciones de la Línea Imaginaria, coincidimos en que, aunque hace mucha falta una auténtica y consciente política pública para el fomento, circulación, apoyo, estímulo e incentivo al ecosistema del libro en el Ecuador, sellos como Sur Editorial y Ediciones de la Línea Imaginaria, trabajamos en todos esos frentes y ejes, desde hace muchos años sin y con el Estado.

 

 

Dadme un muro de Facebook y seré poeta, me lleva a pensar que el poeta se consagra y se consume en la definición y construcción de un lenguaje dentro del lenguaje esta operación que es larga, difícil, delicada, que solicita las más diversas cualidades del espíritu y que jamás llega a terminarse —porque nunca es, tampoco, exactamente posible—, tiende a llegar a ser el idioma de un ser más puro, más potente y más feliz con su palabra, que no importa qué persona real sea. Esta palabra extraordinaria se hace conocer y reconocer por el ritmo y por las armonías que la sostienen y que deben estar tan íntima y aun tan misteriosamente ligadas a su concepción, que no sea ya posible separar su sonido y su sentido, los cuales se responden sin cesar en la memoria. La memoria de los poemas de este libro es la de un país: Ecuador, la de sus malos políticos, la de las falsas ideas que se construyen en las redes sociales, la del nacionalismo y la religión. El poeta lo cuestiona todo, a veces desde el humor, otras desde la música u otras más, desde el ingenio y las vueltas del lenguaje que ha creado dentro del mismo lenguaje.

Poematizar —escribió Hölderlin— es la más inocente de todas las ocupaciones. Heidegger asiente, y explica el acto de la creación poética como un juego, como actividad libre y pura, desinteresada, del poeta en un orbe de imágenes, de sueños, creado por la palabra, sin compromisos ni ataduras con la esfera de los valores morales. La poesía es un recreo verbal y esto es posible constatar en el libro de Alexander Ávila Álvarez.

Juan Romero Vinueza, poeta ecuatoriano radicado en México, anota sobre este libro:

Este es un proyecto que bebe de la literatura electrónica y cuestiona la noción de creatividad y originalidad, al tiempo que propone el desecho (léase el spam virtual y la escatología) como una fuente de descomposición literaria.

 

Antes de compartir 3 poemas de este libro, les dejo el canal personal del autor donde están los videoclips de poesía que aparecen en el libro; así al menos, luego de leer esta breve muestra, podrán bucear en el tono.

Canal personal del autor: https://www.youtube.com/@alexanderavilaalvarez8090

 

El poeta Alexander Ávila Álvarez

 

3 Poemas de Alexander Ávila Álvarez

 

La Tierra no cava tumbas

es una tumba que toma sol seis meses

y duerme

 

Acá mientras tanto

al que madruga Dios le ayuda

y quien no ayuda no conoce a Dios

si bien Dios ya olvidó que existe

La humanidad se encarga de modelar estatuas

escribir sobre la luz que niega al día

encuadernado en grandes tomos

ahora cátedra:

la educación es un becario de la mentira

(más se sabe por el lodo que por los libros)

quien conoce su historia está tentado a repetirla

(no hay fantasía mayor que hacer lo que se debe)

 

Al parpadeo pertenecemos

un instante congelado de un mal sueño

 

a la Tierra le basta aburrirse un segundo

para que la oscuridad sea siempre

 

 

 

Dadme un muro de Facebook y seré poeta

 

En el balcón de Velasco Ibarra

los niños riegan sus sueños con orina

 

 

 

Las esquinas siempre tienen

un lugar para la orina

 

Nosotros

quienes no publicaremos en las revistas importantes

ni se escribirán ensayos ni estudios sobre nuestra obra

tampoco homenajes

ni ninguna biblioteca llevará nuestros nombres

que a lo mucho seremos el alias de un chico pálido

que no sabe cómo amar

y que de tanto hacerlo     se confunde

y termina solo

más solo que la noche cuando la conoció y

llegó feliz a casa

nomás por haberla contemplado

(esa voz que todavía suena en cada palabra que lee)

el gato aún la recuerda

comió paté de salmón

en un plato dorado que nunca más volvió a ver

No importa si alguien se queda

todo se va

cuando es real nada es futuro

la vida es morir hoy

 

 

 

 

 

*(Quito-Ecuador, 1986). Poeta. Licenciado en Psicología organizacional. Dirige Sur Editorial. Obtuvo el Premio de la I convocatoria de Periodismo Narrativo de Los Cronistas (2020). Ha publicado en poesía Disonancias (2017) y Dadme un muro de Facebook y seré poeta (2022); y, como compilador, la antología Lengua de tayos. Literatura escrita en Morona Santiago (2021).

 

 

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