Por Soledad Fariña*
Crédito de las fotos www.gramho.com
Un homenaje a tres poetas chilenas,
en complicidad
El Premio Nacional de Literatura se instituyó en Chile en 1942 y desde esa fecha, en poesía, lo ha obtenido una sola mujer: Gabriela Mistral. A manera de homenaje a tres amigas y excelentes poetas postuladas a este premio, traigo aquí tres poemas de mi libro Donde comienza el aire (2006), uno en diálogo con Elvira Hernández, otro con Carmen Berenguer y el tercero con Rosabetty Muñoz.
El primero se llama “Litoral” y en él converso con los libros Álbum de Valparaíso y Carta de viaje de Elvira Hernández entrelazando recuerdos de tantos años de afecto, complicidad, poesía, conversaciones.
“Lengua osa verba” está dedicado a Carmen Berenguer, a su obra completa, a su lengua desatada, a su ritmo, a su entonación cuando lee y vocifera o susurra, a su obra visual.
“Preguntas a una oveja descarriada”, es para Rosabetty Muñoz y su Canto de una oveja del rebaño de 1981, tal vez su primer libro. Las preguntas están dirigidas a esa oveja jovencita —de 20, 21 años— que, desde su isla, Chiloé, se armaba de una lengua, un ojo y un oído dispuestos a contar, también a desafiar. También agregué el poema “Recados desde Chiloé”, inédito, que dialoga con sus libros En nombre de ninguna, de 2017, y Técnicas para cegar a los peces, de 2019.
3+1poemas de Donde comienza el aire (2006),
de Soleda Fariña
Litoral
A Elvira Hernández,
a su poesía, a su amistad
a su abrigo café
desembarca
desbarranca
se echa a vivir con el borrón de
sí misma
juega al azar con la
verdad
repta la roca sube se empina un vaso
de agua
suspira aguanta el aire
saca sonidos que desparrama
al viento
apoyados los codos
en el color del mar
llama con silbo agudo al espejismo del mar
le trae barcos turbios la marea
se estrellan en sus párpados cerrados
se apoya en su sillar y desde ese alto
se balancea mirando como
el paisaje blanco se vuelve pluma
busca en esquinas polvorientas
ronda la noche se viste de papeles
diarios antiguos
los lee con devoción recorta letras
las pega en sus vestidos
y deambula
su linterna se apaga
usa los ojos se le gastan
no habla
ni siquiera entonces habla:
escribe
corre a mirar el
reverso de las letras
continúa escribiendo
se acerca a su propia
cábala
(pero no cree en ella
la desprecia)
baja a la altura de su tacón
ahí se sienta y espera no sabe qué
cree que esta vez
la han engañado sus manos
las esconde
las mete a los bolsillos
con su abrigo café viaja al Sur
a Valdivia a Temuco a Lebu
se queda en Lebu
se interna en la maraña del bosque
y nombra sus sonidos
inicia una caminata verde
pero ya es tarde
si la hubiera hecho ese año
piensa
Lengua
osa verba
a Carmen Berenguer,
a su palabra osada destemplada
sequía de la sal lengua lenguaje como hueso oquedad temblor
de boca desdentada carne marfil pasajes construcción
del abismo quebrada canal para que baje el aire el viento el
vendaval a veces leve brisa por donde dice chiiiit y escribe
deslenguada gorgorea lenguajea su oído refractante callejeo
nocturno su voz es un susurro y se ríe siempre se ríe
de su voz border me dijo borderline respiro apenas
¿Satie? le pregunté ¿por qué Satie? habla bajito chiiit
vereda abajo nunca sola le pido voz a la graciela
a la amanda para tejer este concierto destemplado
de aire y lengua osa y verba cabello negro crece y amplio
que iba a adelgazar me dijo en el verano no lo cumplió
yo tampoco escribió juntó aire en su abdomen escupió
y me llegó de refilón a la cara aquí cerca del ojo
perdón le dije es para ti me dijo y me regaló esta flor de hueso
y nervio
Preguntas a una oveja
descarriada
a Rosabetty Muñoz,
a la juventud de este texto
¿Has gozado de tus días
largamente?
¿Fuiste feliz retozando
con el lobo?
Ah, todavía oyes
rumores espantados
lanuda intrépida
sola y despavorida
Recados desde Chiloé
A Rosabetty Muñoz, a su oído fino, mordaz
despiadado y piadoso
Una niña recuerda furiosa y húmeda los peces cegados
las olas el naufragio
el fuego la luz los objetos amados
contrastan con el ojo impío que mira la foto:
el ojo el brazo quemado el pelo
reviente el pez de su propia herida
avance contra la corriente
cegado
con su branquia expuesta
a dos manos protege su oído
ahora no es tiempo de amarrar la lengua
he provocado mis propias herida soy yo
la que ha llenado de agujeros mi cabeza
la Virgen de Gracia de Tac tiene una cabeza pequeña
encumbrada sobre un montón de ropas
enaguas en contacto con la encarnación
y el rubor de la madera
el bisturí baja y sube en el delgado trozo
de avellano
He escondido mi cara.
Yo quise que se rompa/estrelle contra el suelo…
Furiosa yo y húmeda, recuerdo los peces cegados
las olas el naufragio
(Si envuelvo la guagua
Si la meto a la mochila
Si me pongo el uniforme)
¿Sientes mi olor cuando lees esto?
Deberías.
*(Antofagasta-Chile, 1943). Poeta, y profesora. Estudió Ciencias políticas y administrativas en la Universidad de Chile, Filosofía y humanidades en la Universidad de Estocolmo (Suecia) y Ciencias de la religión y cultura árabe en la Universidad de Chile. Obtuvo la beca del Fondo Nacional para la Difusión del Libro y la Lectura (1994), la Beca Guggenheim (2006) y la Beca del Fondo de Desarrollo del Libro y la Lectura (2006). Ha publicado en poesía El primer libro (1985), Albricia (1988), Una palabra cómplice: encuentro con Gabriela Mistral (1992), El amarillo oscuro (1994), Narciso y los árboles (2001), Donde comienza el aire (2006), Se dicen palabras al oído (2007), Yllu (2015), 1985 (2016), entre otros; en narrativa Otro cuento de pájaros (1999) y en ensayo Una reflexión mestiza desde la escritura de cuatro mujeres chilenas, ensayo (1994), Merodeos en torno a la obra poética de Juan Luis Martínez (coeditora con Elvira Hernández, 2000), entre otros.