5 poemas de «La Sexta Armonía» (2018), de Darío Rojo

 

Por Darío Rojo*

Crédito de la foto Mario Varela

 

 

5 poemas de La Sexta Armonía (2018),

de Darío Rojo

 

 

 

NO IMPORTA QUIÉN viaje ni adónde,

en su descripción del movimiento

tampoco está la respuesta. No hay

respuesta ni descripción, sujeto u objeto,

 

hay una sustancia que va al exterior

al exterior: al menos así parece.

Parece que una rana traspasa la puerta.

Parece que un guanaco caga en el patio.

Parece que el conde recibe una trucha.

 

 

 

ENCERRADO EN UN AUTO inmóvil

los futuros colonos lustran las armas

con las que construirán su nuevo mundo

con todo lo que no puede verse

 

durante el día, su boato en la

imposibilidad del vacío del corazón

 

imposibilidad de cerrar la cápsula

imposibilidad de manipular sustancias

imposibilidad de incorporar recuerdos.

 

 

TODOS LOS HOMBRES son ciudadanos

de Berlín y la especie vencedora

se organizará en el ariete

de la mayor perversión y objeto

del instinto: la humana concepción.

El mosaico de futuras ruinas flotantes

 

lo confirma; no hay virilidad

en la aceptación de la muerte. Lo digo hoy,

que he enviado al conde una trucha.

 

 

 

Y DE PASO EXTIRPAR la noción

y de la muerte del día, ínfula de la metáfora

que en un vidrio brillante

 

mantiene alejado el núcleo de lo evidente.

 

Inversa proposición que en elíptica oficina

promueve el imperativo del asombro

por la unicidad de los rostros humanos.

 

Todas las caras son distintas.

Todos tenemos una cara distinta.

Todos vemos caras distintas.

 

Y de todos modos, el cambio

no se ve afectado por esa condición

expuesta en la naturaleza.

 

El poeta Darío Rojo.

 

HASTA QUE UN DÍA por razones generales

en una cancha de tenis

la constante intermitencia de un único motivo

 

y múltiples sonidos

se convierte en una cúpula rellena de jirones

de plumas ascendentes

que caen en una continua cámara lenta,

a través de lentes astillados por polvo de óxido,

estrellas de polímeros rojos

 

enlozados en cuerpos oclusivos,

decadentes como esa flor en el florero

 

en donde la experiencia se superpone

a la negación de toda pérdida.

Una cúpula combada como un buque

 

que nadie recorre ni puede ver por completo,

como aquel animal

que cada milenio es imaginado:

 

un gorrión taimado que camina y caga

preparando

las condiciones para un nuevo Pascal Day.

 

 

 

 

 

*(La Pampa- Argentina, 1964). Poeta, traductor y narrador. Vive en Duggan, Provincia de Buenos Aires. Formó parte de la revista 18 Whyskys y fue responsable de la editorial Selecciones de Amadeo Mandarino. Publicó en poesía: Astillero, Jimmy el gasolinero, Campaña al desierto, Una civilización, Inmóvil en su afán, Emblemata y, en 2009, Una explicación para todo (poemas reunidos). Junto a Mario Varela publicó El trabajo de los animales (cuentos para niños). Junto a Jorge Salvetti publicó las traducciones de Wallace Stevens, Cartas a Hi Simmons y Un anochecer cualquiera en New Heaven.

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