El corazón astillado. 5 poemas de Carla Andaluz Queirolo

 

Por Carla Andaluz Queirolo*

Crédito de la foto la autora

 

 

El corazón astillado.

5 poemas de Carla Andaluz Queirolo

 

 

 

Asesina del tiempo

 

Me aproximé al reloj

ardía cada segundo

Perfectas llamas dibujan su rostro inexistente

Inhóspito paraíso de princesas y gigantes

Que guardan diminutas caricias en un ataúd

 

Aprieto el gatillo

Esquivando los apresurados segundos

Las agujas en defensa

disparan sobre este pecho

tan vacío de certezas

tan plagado de ausencias

 

Los diez mandamientos de todos los meses

los 2 sufrimientos de todos mis años

Los días que estuviste dentro

Abandonaron el calendario

 

Apunté al número 10 por accidente …

El “1”

Se clavó en mi pecho

El “0”

Se posó en mi vientre

Vacía

Entregada al castigo y a sus efímera caricias

Súbita resistencia del verso que me tatué en las manos

Cada letra eran puertos para mi sequía

Tardaste con el punto final

Del libro de mi vida.

 

 

 

Con las manos vacías

 

Ódiame como si hubieras depositado la última gota de fe en mis pupilas

Mírate descansando

plácidamente en la curva del persistente e inservible signo de interrogación alojado en mi sien.

Obsérvate al fondo del mar de mis incalculables dudas

En esas heladas, pero placidas aguas tibias que terminaron por oxidar mis deseos.

Quiéreme,

Quiéreme tanto que no puedas calcular las horas sin las agujas de mis piernas interviniendo en cada latido de tu existir

Quiéreme y después no te vayas, no me vuelvas a dejar con el corazón astillado

Y con las manos vacías

Vacías de tus manos.

 

 

 

Mientras duermes

 

Mientras duermes,

Ella deambula sobre las palmas de tus manos,

Sobre la línea divisoria de sus vidas,

Arrullándose por la perfecta cuna de tus huellas

Sobre el oscuro lunar que atestigua el deseo sobre ella

 

Mientras duermes,

Ella cae al precipicio de tus heridas

Ensangrentada

Se posa sobre la llaga húmeda y salada

Cociendo con los hilos de sus venas

La apertura de un nuevo delirio.

 

En un bostezo ella se introduce

Recorre el interior

Pero antes, se recuesta en tus exquisitos labios

Donde cada ranura revela palabras que nunca soltó

 

Ella, se asoma al umbral de tus pensamientos

Tropieza con tu soledad, entonces le hace el amor.

 

De repente

El sol irrumpe por la ventana, reprime el descanso

Amaneció.

Él nunca más volvió a sentirse solo

Y ella jamás despertó.

 

 

 

Te busco

 

Te busco en cada espacio que habitan mis latidos, en el oscuro pigmento de mi sangre, en lado oscuro del corazón…

Te busco sobre mi piel intacta, sobre las manchas que dejan los años, sobre las razones que tengo para olvidar…

Te busco infinitamente en cada rincón del universo, en las raíces del Tule, en el abismo Challenger…

Te busco bajo mis condiciones, bajo la tiranía de otros amores

Te busco aun sintiéndote dentro mí.

Te busco porque no encajo a otra forma de subsistir.

 

 

 

Soy otoño

 

La absurda búsqueda del alma

en esta sombra que me acosa

La añoranza que derrama rocío

al ver mi reflejo

Soy otoño

La calidez del Arce Rojo

La modesta lluvia de sus amaneceres

El irresoluto sol de las mañanas

El osado frío de sus noches

El descenso gradual de sus temperaturas

Pertenezco a la ausencia de la clorofila en las venas

Al arte de su pigmentación, a lo árido de sus hojas

Soy otoño.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1981). Psicóloga y poeta. Participó en el “Segundo Ciclo de Poesía Latinoamericana” (2015). En la actualidad, trabaja su primer poemario.

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