Por Raúl Zurita
Selección por Mario Pera
Crédito de la foto (izq.) Editores Asociados /
(der.) www.radio.uchile.cl
7 poemas de Anteparaíso (1982),
de Raúl Zurita
Las playas de Chile I
No eran esos los chilenos destinos que
lloraron alejándose toda la playa se
iba haciendo una pura llaga en sus ojos
No eran esas playas que encontraron sino más bien el clarear
del cielo frente a sus ojos albo como si no fuera de ellos
en todo Chile espejeando las abiertas llagas que lavaban
i. Empapado de lágrimas arrojó sus vestimentas al agua
ii. Desnudo lo hubieran visto acurrucarse hecho un ovillo
sobre sí tembloroso con las manos cubriéndose el
purular de sus heridas
iii. Como un espíritu lo hubieran ustedes visto cómo se
abrazó a sí mismo lívido gimiente mientras se le
iba esfumando el color del cielo en sus ojos
Porque no eran esas las playas que encontraron sino el volcarse
de todas las llagas sobre ellos blancas dolidas sobre sí
cayéndoles como una bendición que les fijara en sus pupilas
iv. Porque hasta lo que nunca fue renació alborando por
esas playas
v. Ese era el resplandor de sus propias llagas abiertas en
la costa
vi. Ese era el relumbrar de todas las playas que recién allí
le saludaron la lavada visión de sus ojos
Porque no eran esas las costas que encontraron sino sus propias
llagas extendiéndose hasta ser la playa donde todo Chile comenzó
a arrojar sus vestimentas al agua radiantes esplendorosos
lavando frente a otros los bastardos destinos que lloraron
Las playas de Chile VII
Muchos podrían haberlo llamado Utopía
porque sus habitantes viven solamente
de lo que comparten, de los trabajos
en las faenas de la pesca y del trueque.
Ellos habitan en cabañas de tablas a las
orillas del mar y más que con hombres
se relacionan con sus ánimas y santos que
guardan para calmar la furia de las olas.
Nadie habla, pero en esos días en que la
tormenta rompe, el silencio de sus caras
se hace más intenso que el ruido del mar
y no necesitan rezar en voz alta
porque es el universo entero su catedral
i. Solitarias todas las playas de Chile se iban elevando como una visión que les bañara las pupilas
ii. En que Chile fue el hijo lanzándonos un adiós desde esas playas y nosotros el horizonte que lo despedía eclipsado clavándole los ojos
iii. Y en que lejanas ya no hubo playas sino la solitaria visión donde los muertos lanzaron el adiós que nos clavaba en sus miradas renacidos vivísimos como corderos bajo el cielo emocionado en que la patria llorando volvió a besar a sus hijos
Las utopías
i. Todo el desierto pudo ser Notre-Dame pero fue el
desierto de Chile
ii. Todas las playas pudieron ser Chartres pero sólo
fueron las playas de Chile
iii. Chile entero pudo ser Nuestra Señora de Santiago
pero áridos estos paisajes no fueron sino los
evanescentes paisajes chilenos
Donde los habitantes de Chile pudieron no ser los habitantes de Chile sino un Ruego que les fuera ascendiendo hasta copar el cielo que miraron dulces ruborosos transparentándose como si nadie los hubiera fijado en sus miradas
iv. Porque el cielo pudo no ser el cielo sino ellos
mismos celestes cubriendo como si nada los áridos
paisajes que veían
v. Esos habrían sido así los dulces habitantes de Chile
silenciosos agachados poblándose a sí mismos sobre
las capillas de su Ruego
vi. Ellos mismos podrían haber sido entonces las pobladas
capillas de Chile
Donde Chile no pudo no ser el paisaje de Chile pero sí el cielo azul que miraron y los paisajes habrían sido entonces un Ruego sin fin que se les escapa de los labios largo como un soplo de toda la patria haciendo un amor que les poblara las alturas
vii. Chile será entonces un amor poblándonos las alturas
viii. Hasta los ciegos verán allí el jubiloso ascender de su Ruego
xi. Silenciosos todos veremos entonces el firmamento
entero levantarse límpido iluminado como una
playa tendiéndonos el amor constelado de la patria
Cordilleras II
Blanco es el espíritu de las nevadas
Blanca es el alba tras los vientos
Pero mucho, mucho más blancas, son
las demenciales montañas, acercándose
i. Blancas son las marejadas de los Andes allá como oleadas que vinieran
ii. Desde los horizontes del viento y la nieve desbordándose hasta que ni el mar las parara
iii. Y entonces como si jamás hubieran sido como si jamás se hubieran quedado como si los mismos cielos las llamaran todos pudieron ver al azul del océano tras la cordillera tumultuoso americano por estas praderas marchando
Cordilleras V
Blancas son también las voces de los
que se fueron
Sí, blanco es el destino que se van
tragando estas montañas
(texto quiché)
i. De locura es el cielo de los nevados gemían marchando esas voladas
ii. Imponentes albísimas sin dejar piedra ni pasto hasta que todo fuera su blancura
iii. Pero no ni borrachos creyeron que la locura era igual que los Andes y la muerte un cordillerío blanco frente a Santiago y que entonces desde toda la patria partirían extraños como una nevada persiguiéndoles la marcha
Los hoyos del cielo VI
Vi a San Agustín con la cara cortada
viniendo hacia mí
desde la última nevada de los Andes
No te detengas -me dijo apenas que
por ti también andan buscando
en los cielos invertidos de la tentación
i. Hundidos hambrientos bañados en horribles nieves: los cielos invertidos de Chile
ii. Ahuecando las pesadas montañas huecas sí huecas son las cordilleras de la tentación
iii. Huecos son también los ojos de los amortajados comentan los cielos hundidos de Chile hueco es el cielo huecos son los horribles ojos de la nieve replican los muertos mirándolos
iv. Huecas son las cumbres huecas son las nieves en que se bañan los muertos huecos son los ojos del llanto corean los cielos invertidos sobre Chile Nos hemos bañado en horribles nieves anotamos nosotras las montañas llorosas de frío invertidas
Pastoral
Chile entero es un desierto
sus llanuras se han mudado y sus ríos
están más secos que las piedras
No hay un alma que camine por sus calles
y sólo los malos
parecieran estar en todas partes
¡Ah si tan sólo tú me tendieras tus brazos
las rocas se derretirían al verte!
[Bonus Track]:
Pastoral de Chile
I
Chile está cubierto de sombras
los valles están quemados, ha crecido la zarza
y en lugar de diarios y revistas
sólo se ven franjas negras en las esquinas
Todos se han marchado
o están dormidos, incluso tú misma
que hasta ayer estabas despierta
hoy estás durmiendo, de Duelo Universal
II
Los pastos crecían cuando te encontré acurrucada
tiritando de frío entre los muros
Entonces te tomé
con mis manos lavé tu cara
y ambos temblamos de alegría cuando te pedí
que te vinieses conmigo
Porque ya la soledad no era
yo te vi llorar alzando hasta mí tus párpados quemados
Así vimos florecer el desierto
así escuchamos los pájaros de nuevo cantar
sobre las rocas de los páramos que quisimos
Así estuvimos entre los pastos crecidos
y nos hicimos uno y nos prometimos para siempre
Pero tú no cumpliste, tú te olvidaste
de cuando te encontré y no eras más que una esquirla
en el camino. Te olvidaste
y tus párpados y tus piernas se abrieron para otros
Por otros quemaste tus ojos
Se secaron los pastos y el desierto me fue el alma
como hierro al rojo sentí las pupilas
al mirarte manoseada por tus nuevos amigos
nada más que para enfurecerme
Pero yo te seguí queriendo
no me olvidé de ti y por todas partes pregunté
si te habían visto y te encontré de nuevo
para que de nuevo me dejaras
Todo Chile se volvió sangre al ver tus fornicaciones
Pero yo te, seguí queriendo y volveré a buscarte
y nuevamente te abrazaré sobre la tierra reseca
para pedirte otra vez que seas mi mujer
Los pastos de Chile volverán a revivir
El desierto de Atacama florecerá de alegría
las playas cantarán y bailarán para cuando avergonzada
vuelvas conmigo para siempre
y yo te haya perdonado todo lo que me has hecho
¡hija de mi patria!
III
Allá va la que fue mi amor, qué más podría decirle
si ya ni mis gemidos conmueven
a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras
Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era
nadie y aún están los muros contra los que llorando
aplastaba su cara mientras al verla
la gente se decía “Vámonos por otro lado”
y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella
pero yo reparé en ti
sólo yo me compadecí de esos harapos
y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua
de las piedras para que nos laváramos
y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé
los vestidos más lindos para que la gente te respetara
Ahora caminas por las calles como si nada de esto
hubiese en verdad sucedido
ofreciéndote al primero que pase
Pero yo no me olvido
de cuando hacían un recodo para no verte
y aún tiemblo de ira ante quienes riendo te decían
“Ponte de espalda’’ y tu espalda se hacía un camino
por donde pasaba la gente
Pero porque tampoco me olvido del color del pasto
cuando me querías ni del azul
del cielo acompañando tu vestido nuevo
perdonaré tus devaneos
Apartaré de ti mi rabia y rencor
y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando
incluso a tus malditos cabrones
Cuando vuelvas a quererme
y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido
deshaciendo las cadenas de tu cuello
y corras emocionada a abrazarme
y Chile se ilumine y los pastos relumbren
IV
Son espejismos las ciudades
no corren los trenes, nadie camina por las calles
y todo está en silencio
como si hubiera huelga general
Pero porque todo está hecho para tu olvido
y yo mismo dudo si soy muerto o viviente
tal vez ni mis brazos puedan cruzarse sobre mi pecho
acostumbrados como estaban al contorno de tu cuerpo
Pero aunque no sobrevivirán muchas cosas
y es cierto que mis ojos no serán mis ojos
ni mi carne será mi carne
y que Chile entero te está olvidando
Que se me derritan los ojos en el rostro
si yo me olvido de ti
Que se crucen los milenios y los ríos se hagan azufre
y mis lágrimas ácido quemándome la cara
si me obligan a olvidarte
Porque aunque hay miles de mujeres en quien poder
alegrarse y basta un golpe de manos
para que vuelvan a poblarse las calles
no reverdecerán los pastos
ni sonarán los teléfonos ni correrán los trenes si
no te alzas tú la renacida entre los muertos
Hoy se han secado los últimos valles
y quizás ya no haya nadie
con quien poder hablar sobre la tierra
Pero aunque eso suceda
y Chile entero no sea más que una tumba
y el universo la tumba de una tumba
¡Despiértate tú, desmayada, y dime que me quieres!
V
Rómpanse de amargura, muéranse de dolor
Que se derritan sus tanques
y se caigan a pedazos sus aviones
y que de tristeza se hagan polvo corazones y valles
mentes y paisajes
delirios y galaxias
Porque enlutaron sus casas y arrasaron sus pastos
Porque no hay consuelo para nosotros
y nadie acude
a compadecerse de los afligidos
Y ella llorando decía:
“Nadie me quiere y mis hijos me han abandonado)’
Pero ¿quién podría dejar de querer
al niño que cría
o abandonar al hijo que alimenta?
Pues bien, aunque se encontrase a alguien
que así lo hiciese
¡Ellos nunca te abandonarían a ti!
VI
Chile está lejano y es mentira
no es cierto que alguna vez nos hayamos prometido
son espejismos los campos
y sólo cenizas quedan de los sitios públicos
Pero aunque casi todo es mentira
sé que algún día Chile entero
se levantará sólo para verte
y aunque nada exista, mis ojos te verán