Poemas por Itzíar López Guil*
Nota y selección de poemas por Aleyda Quevedo Rojas
Crédito de la foto (Izq.) Ed. Siltolá Poesía /
(Der. la autora)
Itzíar López Guil o la profundidad íntima
de la lengua-luz
Ella es, sin dudarlo por un segundo, junto a mis preferidas poetas españolas: Yolanda Castaño, Elena Medel, Olga Novo y María Ángeles Pérez López, lo mejor de lo mejor de la poesía que se escribe actualmente en España. Pero además, considero a Itzíar López Guil una solvente y rigurosa académica y estudiosa profunda de la literatura que se escribe en castellano.
Esta tierra es mía consiguió el II Premio de Poesía Nicanor Parra. Se trata de un cuidado y equilibrado poemario de 63 páginas, editado sobriamente por Siltolá Poesía, junio 2017, que confirma a Itzíar López Guil como una de las más importantes poetas de la España actual.
El libro dialoga con el lector de manera aguda e íntima, desde los recovecos silenciosos, bordes y profundidades de la lengua y el lenguaje, desde el cuestionamiento al desgastado sistema capitalista y el permanente dolor-reto de vivir en una sociedad injusta y deshumanizada, pero al mismo tiempo, una sociedad donde la luz de la noche y del día y el amor a la hija, permiten recobrar el deseo y la fuerza para seguir viajando, escribiendo, pensando, viviendo la vida que es la escritura.
En la contratapa del libro, el poeta español Carlos Piera anota: “En la poesía de Itzíar López Guil ya sabíamos que se puede encontrar la efectividad más íntima y la vivencia de la injusticia cotidiana, igual que la presencia inagotable de un Madrid sucio, de un chaparrón en Zúrich, de un mate, del África inminente, de las faldas del Cotopaxi. Más que en recopilaciones anteriores, se revela aquí que esa extraordinaria apertura empática es (también) la muy personal atención a las vicisitudes de la luz, desde unos ojos de niña hasta unos atisbos esperanzados, un resurgir o una proclamación. Parece fácil. Es, desde luego, ejemplar”.
7 poemas de Esta Tierra Es Mía (2017),
de Itzíar López Guil
Barreras
El mundo es cual es hoy ante tus ojos,
tan simple y tan oscuro como escuchas
en la corteza de las nubes,
en este corazón tardío, y tuyo.
Muy pronto perderás esta amplitud,
y todo empezará a ser estrecho,
preciso e invariable. Cada vez
menos.
Hasta que un día, de mañana,
la luz de hoy resurja, y te permita
ver de nuevo la extensa y misteriosa
esencia de la vida.
Hielo
a Fernando
Te he estado dibujando en cada cuerpo,
en cada boca, en cada río. Siempre.
Hemos crecido juntos con los años,
como soldados de una guerra antigua
que empiezan a entender desde el recuerdo.
Eres como la nieve, cuando hunde
sus manos en la vida y la alimenta.
Con ese mismo hielo me has besado.
Con ese mismo hielo hago cosecha.
Noche oscura
A un lado de mi cuerpo, tú.
Al otro lado, nuestra hija.
El cielo
Es esta mariposa que me eleva
hacia el mejor de los sueños.
“Permacultura en occidente”
Érase una vez un cuento contra el hambre,
una raíz cuadrada de la paz,
un mito alucinante sobre el caos
y el desorden. Nació tras Baltasar
y compañía, tras abrir el saco
de Papá Noel y ver que algo fallaba.
Ahora sois mayores, trabajad
los sueños que, de nuevo, os regalamos:
un coche, una familia, vacaciones;
un campo con monocultivo y democracia;
tus vecinos son vagos, son impuros,
son mujeres, son lobos, son maricas;
compra una pistola, no siembres mijo
o maíz, hay tres mundos, y el último
está lejos, no sale ni en la tele;
el tuyo es tu pantalla, tus amigos
de facebook, mira cómo les va, sube
las fotos, hazte más fotos, muéstranoslas,
déjanos ver las fotos, muchas fotos.
Más fotos de tu vida felicísima.
Porque se va a acabar ya mismo. FIN
Poesía
Me ha sido siempre útil, lo es hoy mismo,
cuando escribo estas líneas
y tengo la certeza de que vivo.
Si las lees, sabrás que ya estoy muerta.
Que amé la luz, mi gente parecida
a la tuya. Y odié la maldad
de los cuentos adultos, los que dicen
las raíces que te extirpan
para que no mires al cielo,
al aire libre de tu prójimo.
Los cuentos que te tallan
un nicho a su medida en tu interior.
Un vacío ordenado y estéril
donde no logre nunca nacer nada.
Ni una pequeña flor que te acompañe.
O pueda dar respuestas a tus preguntas.
Referente
Las palabras se gastan como el cuerpo.
Pero, antes de morir,
qué llenas van de carne:
saludan, se estremecen,
tiemblan de amor y abrazan nuestras bocas
como un pez
que les huyera entre escamas de voz
y de saliva,
blando pez inasible
que escupe al aire el frágil ser,
piel palpable y fugaz,
eco sin fin de su derrota.
Yerba
Mi padre sorbe yerba como gaucho
y la mañana rocosa disuelve
el malestar del cuerpo y de la vida.
Parece el mate niebla de un pantano
que revive, y vuelvo a verle hablar
al campesino, al obrero, la boina
ladeada, urdiendo otro futuro
azul para la tierra.
No importa, padre mío, tu fracaso.
No lo es, no lo fue nunca.
Cuando se acabe el mate y no te vea,
el mundo habrá sido mejor
tejido con tus sueños generosos.
Y esta palabra tuya que dibujas
y aquí queda,
tendrá su pampa limpia.
Su reino de igualdad y de justicia.