Por Diego Alfaro Palma*
Crédito de la foto Carolina Lagos C.
El pelaje en las rocas.
7 + 1 poemas de Diego Alfaro Palma
DIMINUTA ESCALA 1:1
Difícil dormir sin esa forma que me dejaste
esa pesca furtiva que hacemos al despertar de improviso
parpadeando como las luces de un árbol de pascua
o es un bosque de linternas en medio del mar
la vi una vez atravesando la línea del Ecuador
el barco nos arrastraba a espaldas del viento
tal vez ambos tengamos un amigo dentro nuestro que guarde esos recuerdos
el mío es un niño tímido que juega solo en un jardín
araña la tierra para crear un río falso y siembra cebollas en miniatura
para alimentar a sus soldados
la campaña fue dura y las ramitas de peumo apenas dieron contra la lluvia
el general ha preferido detener todo movimiento hacer una vida civil en la selva
ese niño los observa deambular con sus capas de agua escribir cartas frenéticas
a sus novias de baúl
pero cuando esos botes y sus linternas nos rodeaban y las olas los iban encaramando
el mundo se volvió una realidad más basta y submarina
como cuando ambos soñamos con el otro y nos contamos esas vidas en la que
nuestros cuerpos están vestidos.
DE LAS CAJITAS DE CORNELL
En cada uno de nosotros existen cuartos secretos esos cuartos están saturados
de cosas no hay luz o quizás solo una vela que guardamos por si tiembla
Nuestras formas de pensar se disponen de la manera en que apoyamos los objetos
algo más inclinados en cualquier parte del suelo
De eso hablábamos viendo las cajitas de Cornell con cacatúas ilustradas
números de la lotería ramas oscuras
Uno de los dos lavaba los platos y el marco que separa el monoambiente nos
encuadraba junto a las miguitas de pan
Cada uno ha elaborado un modelo de conducta y de decir la palabra entonces mi taller
era los viernes de caminatas por la avenida
No teníamos ni la menor idea de qué tipo de aparato era un poema pero sabíamos que
abrían partes de una casa a la que nos daba miedo pasar
Hoy esas zonas están al descubierto con lo que fuimos encontrando o nos cargaron sin
querer: un parque abierto al público con riego automático.
SALA DE MÁQUINAS
Qué podemos hacer con nuestras desgracias cotidianas
pasarles un paño húmedo hasta que el vapor se deslice lento sobre la pizarra
No todo es color de rosa y a veces como las estrellas debemos de chocar
para que salga algo nuevo
una nueva manera de mirarnos
Por eso es mejor no buscar heroísmos ni de este lado ni del otro
y lo que sí estamos acá para no morirnos de espanto
llegar a viejos lo más libres de taras
encontrar la tranquilidad de las estampas japonesas:
En medio de la noche entre los faroles de papel
una mujer barre hasta no dejar una hoja sobre el pavimento.
(De Litoral Central)
VIII
Podrían pasar cuarenta años
los lobos secar su pelaje en las rocas
y así y todo yo no podría decir nada nuevo
pienso en un cangrejo que se despedaza
la arena brilla bajo el movimiento de las olas
porque estuvimos tantas veces en esas playas
dejando que el viento sacudiera las preocupaciones
y todo el tiempo pasó por sus lentes oscuros
como quien piensa la palabra que esconde
del fondo los muertos hablan con un lenguaje de arena
el Purgatorio para Dante era también una playa
las almas guiadas por algo tan ridículo como un ángel
de los altavoces indican el itinerario de los trenes
porque podrían pasar cuarenta años
hacer una elipsis con los nombres que faltan
o cruzar el pasillo del colegio hacia la capilla
su olor a flores asientos correctamente ordenados
el castigo de copiar poesía por la tarde o el odio parido al verso
pero escapábamos en bicicletas por el ripio
y piedritas entraban en los zapatos
esa fue la infancia Jeanne
tardes de pan con palta videojuegos
el valle cerrándose con el movimiento de las montañas
todas las cartulinas azules del mes del mar
y las fotocopias desgastan el rostro original
o como la profundidad alterada tras el terremoto
las olas sucesivas en la rompiente
aunque un día estuvimos enamorados uno del otro
los pueblos se volvían polvo y nos despertaba el sonido de la tierra
derribamos una casa para ver el río
los tordos habitar un sonido que perdió su origen
las películas inglesas que vimos pueden eliminarse
el calor de un verano dar en tu cara
nos imaginamos varias veces a los cuarenta años
el idioma del mar acurrucando sueños en ocho milímetros
llegar por la noche a la cabaña a limpiarse los pies.
IX
Aunque no pudiera y puedo pero me canso
de estar y sentir la época de las máquinas inútiles
tú y yo entramos al bar de las viejas utopías donde los fantasmas
saludan a los que han perdido la luz para allegarse
sillas unas sobre otras el escenario desmantelado de vino y soda
me explicas este es aún un barrio en combate
del que yo crecí poco queda solo el peladero de atrás
antes los tordos se pasaban a masticar la tarde
hoy toda una vida de clase media se desenlaza
las campanas repiquetean y su sonido da en la estación
ese año que estuve cesante estudié las ventanas de los trenes
creyéndolas una especie de pantalla o proyección de algo lejano
la realidad es la única película que nos quita el sueño
la humedad de los cuerpos trabajados es la primera escena
la segunda el descascararse de la pintura del viejo emporio
a Valparaíso lo quisieron sacrificar como un perro
la tercera es el perro vomitando sangre y pedazos de vidrio
por la mañana la ciudad yace limpia el orín se evapora de las murallas
aunque nosotros hemos entrado a ese bar a conseguir cerveza
los hombres hablan sobre la forma en que me revolviste el pelo
en una cajita de metal tienes cartas del tarot
pero es muy temprano para hablar de la piel
y los viejos se han ido a sus casas a besar la espalda de sus mujeres
la tuya está poblada de lunares que me doy el trabajo de unir
parece una noche en Valparaíso la noche en Valparaíso es un cerro invertido
mi abuela lo dijo una vez mientras cruzábamos la bahía
ellos estuvieron por sesenta años juntos hasta someter cada uno el corazón del otro
¿Es aún posible que las personas desaparezcan así en el otro?
mis viejos se conocieron tras treinta años de casados
los cuerpos son sometidos a ideas
los fantasmas sobrevuelan el antiguo valor de las cosas
en el Tai chi hay un primer movimiento para reconocer que la energía es una
del aire hasta los pies y eres uno y todo y el todo avanza dentro de ti para ser conducido.
X
Pequeña Jeanne de Montreal este gesto se ha vuelto inútil
las casas se han vaciado y un bosque crece dentro de ellas
entre los visillos se asoma un zorro levantando polvo hacia la luz
y aunque se acumulen estas imágenes unas sobre otras
no podrían dibujar el lugar de nuestra nostalgia
ahora mismo tú podrías llegar de una fiesta
decodificar los signos para despertar en el mejor de los mundos posibles
solo así llegaríamos a entender que esto no es ni un tren ni tú una figura de porcelana
extrañamente desaparecen las tiendas de revelado
nuestros recuerdos cada vez más intangibles
y mientras pensamos en esto un grupo de máquinas crea una ciudad
levantan tierra redirigen el curso del río
las fuentes de energía son instaladas en un punto visible
se asfalta un camino llueve los obreros mojan sus overoles
en su casa un hombre mueve las manos imitando las corrientes subterráneas
las cortinas se sacuden al viento y con el tiempo ha aprendido a quedarse solo
es lo que todos debiéramos de llegar a aprender
robar el dinero al dinero que debíamos
sentarse sobre el pasto a ver los últimos enjambres
porque Jeanne llegó la hora que te deje aquí y no le dé más vueltas al asunto
arriba del tren están tus maletas
tratas de acomodar en tus bolsillos un montón de cosas que no sirven para nada
no puedo despedirme sino como alguien que ya antes arruinó otras cosas que no
sirven para nada
ya antes destruimos los bosques y ciudades que crecían dentro de otros
nunca nos prometimos Buenos Aires
y sin embargo ella me esperó unas cuantas veces después del trabajo
están todos los tratos cerrados Jeanne
Montreal entenderá tu ausencia
hay algo bello y terrible en el desarmarse de un diente de dragón
mañana habrá algo que reemplace lo que existió y no nos percataremos
ahora cierra los ojos y piensa que estás nuevamente en casa
ningún objeto o punto está dispuesto a su destrucción definitiva
que los tordos se apoyan en el muro saltando sobre las cañas
el mundo se imita a sí mismo cuando se abre una llave y el agua corre
una excusa para decir un puñado de cosas sobre un plano.
(De Tordo)
Desayuno
Dos manos, dos orillas enlazadas sobre una mesa.
El humo del pan tostándose, el agua hirviendo.
No importa lo que haya ocurrido,
eso queda entre nosotros.
Recuerda, sólo dos cucharadas de azúcar.
Charly Brown
El que siempre intentó patear la pelota
que Lucy le quitó del pie.
El niño al que un árbol devoraba su cometa.
La obra de un caricaturista triste
que se retrataba aún en sus peores momentos,
abandonado por su mujer
con la depresión amarrada al cuello.
El día que Charly Brown decidió hacer su vida
buscar un empleo para el que no era hábil
salir del asfixiante mundo de la infancia
y caer en un callejón cien veces peor
borracho, escritor mediocre, siempre calvo
agotando sus noches frente al papel,
trazando el vistoso chaleco de quien fue su padre
un caricaturista neurótico amado por los niños
con todas las vidas posibles destruyéndolo
entablando ambos al final del día
un diálogo demoledor sobre los psiquiatras,
los tratamientos, la necesidad del amor
cuando el jazz acaba en una habitación oscura
nieva y Charly Brown se echa en la cama,
imagina un cuadro feliz:
un balón que escapa hacia el viento.
(De Paseantes)