8 poemas de «Las lágrimas de Cartago» (1966) de Heather Dohollau

 

Por: Heather Dohollau

Texto y traducción: Víctor Bermúdez

Crédito de la foto: ©Xavier Dubois /

www.xduboisphotographe.fr

 

 

8 poemas de Las lágrimas de Cartago

de Heather Dohollau

 

 

Heather Dohollau (Treherbert, Gales, 1925 – Saint Brieuc, Francia, 2013). Ser una poeta británica de expresión francesa es tan sólo una de las múltiples paradojas que encerraba su vida. En la voz elegante de Dohollau subyace la mirada paciente y sosegada que apacigua la euforia y sin embargo la incita. Una mudanza de espacio trajo en la vida de Heather otra de lengua, habitante de islas y rincones, madre de siete hijos y vital reivindicadora de su libertad, nacional y privada, su obra deambula.

A Heather Dohollau le interesa la verticalidad, la perspectiva, la distancia; todos los elementos que estructuran el paisaje. La forma, el volumen, lo que no está, lo que desaparece salvo por un atisbo de la vista. Los poemas de Dohollau están imbuidos de un sentido del asombro y de una serenidad que se expresa en imágenes inusitadas, inquietantes, delicadas y a veces oraculares. Una presencia extraña, otra, divina, vibra en sus versos. A su poesía le interesa la desaparición: no lo desaparecido, sino el momento de transición en el que se pierde de vista lo que está. Y del choque de ese sitio de luz confrontada consigo misma se desprende una forma tangible de transparencia.

 

 

 

8 poemas de Las lágrimas de Cartago (1966)

de Heather Dohollau

 

 

El plato de la madre

 

En la mesa frente al mar

comiendo ojos

al borde de los sueños

en el balcón angosto

donde se hace vértigo

el espejo incierto

de un cielo sin sobras

 

 

plato ofrenda

nutrir del vacío el día

antes de compartir la flor

del plato de la madre

ese en el que la vida

se aleja de lo próximo

en la alcoba iluminada

 

 

 

Morning glory

 

Olivos e higueras de Berbería

sobre una tierra plana hasta el muro del mar

la mano alzada de Dios en una seda de silencio

azul de volubilis gloria de la mañana y de la tarde

miradas enlazadas de vuelta hacia la orilla amada

risas claras y espuma inmortal

 

 

 

Cementerio marino

 

Blancura de muerte

piedras alzadas sobre la cabeza

y a los pies de las mujeres

que han velado

esta península

donde la puerta del mar

es su entrada

allí donde estamos

entre los cardos musicales

y los huesos de la luz

rodeados de rocas insignias

 

 

 

Plaza del Cairo

 

Una pequeña plaza

a la sombra de los árboles

que trenzan en el cielo

un techo murmurante

para los pájaros profetas

 

 

sobre un suelo de silencio

el tiempo pasa

y los dedos disciernen

bajo el abrigo de las palabras

la redondez de un instante

 

 

 

La barca de los pájaros

 

Nunca en el ancla

bajo el acantilado de las palabras

entre ascenso y caída

hacia el azul de abajo

y un cielo que se inclina

más allá de los árboles

 

 

 

Ícaro perpetuo

la cabeza en el agua

y los pies que arden

por un recuerdo del sol

 

 

queda la salvadora red

del canto de los pájaros

la presencia alada

de un soplo suspendido

 

 

y los velos alzados por la luz

para mantener el rumbo

sobre una estrella ausente

 

 

 

Las lágrimas de Cartago

 

Perlas negras de fuegos extintos

— El cristal de los anillos

encontrados en esta playa de memoria extensa

y allá donde se enrollan como gato que duerme

— Negrura que lleva felicidad

temblaba una lágrima

 

 

 

La rosa de los vientos

 

En inglés el guía decía: a wind-flower

y yo veía una anémona de madera frágil

en lugar de este rastro en la piedra del suelo

de una rosa de los vientos en los pétalos agudos de distancia

de flechas viniendo de lejos hacia el blanco inmóvil

de una nada vacía de la polvadera de todo

 

 

 

Sidi bou saïd

 

Los callejones de un laberinto de claridad

una plegaria blanca y azul

que se eleva y desciende

por las puertas selladas

las entradas en zigzag

como la voz de un muecín

hacia el centro oculto

y por todos lados flores

como espejo de una fuente

sobre las pendientes del aire

 

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(Versión original en francés)

 

 

Les larmes de carthage (1966),

du Heather Dohollau

 

 

Le plat de la mere

 

A table devant la mer

Mangeant des yeux

Au bord des rêves

Sur l’étroit balcon

Où tourne en vertige

L’incertain miroir

D’un ciel sans reste

 

 

Assiette offrande

Nourrir du vide le jour

Avant le partage fleur

Du plat de la mère

Celle dont la vie

S’en va au loin du proche

Dans la chambre claire

 

 

 

Morning glory

 

Oliviers et figuiers de Barbarie

Sur une terre plate jusqu’au mur de la mer

Main levée de Dieu dans une soie de silence

Bleu de volubilis gloire du matin et du soir

Regards enlacés de retour vers le rivage aimé

Rires clairs et écume immortelle

 

 

 

Cimetière marin

 

Blancheur de mort

Pierres levées à la tête

Et aux pieds des femmes

Qui ont donné suite

Dans cette presqu’île

Où la porte de la mer

Est son entrée

Là où nous sommes

Parmi les chardons musiciens

Et les os de la lumière

Entourés de rochers porte-noms

 

 

 

Place du Caire

 

Une petite place

A l’ombre des arbres

Qui tressent au ciel

Un toit murmurant

Pour les oiseaux prophètes

 

 

Sur un sol de silence

Le temps passe

Et les doigts discernent

A l’abri des mots

Une rondeur d’instant

 

 

 

La barque des oiseaux

 

Jamais à l’ancre

Sous la falaise des mots

Entre montée et chute

Vers le bleu d’en bas

Et un ciel qui se penche

Par delà les arbres

 

 

Icare perpétuel

La tête dans l’eau

Et les pieds qui brûlent

D’une mémoire du soleil

 

 

Reste le filet sauveur

Du chant des oiseaux

La présence ailée

D’un souffle suspendu

 

 

Et les voiles levées de lumière

Pour maintenir le cap

Sur une étoile absente

 

 

 

Les larmes de Carthage

 

Perles noires de feux éteints

— Le verre des bagues

Trouvées sur cette plage de longue mémoire

Et là où elles s’enroulent comme chat qui dort

— Noirceur qui porte bonheur

Tremblait une larme

 

 

 

La rose des vents

 

En anglais disait le guide : a wind-flower

Et je voyais une frêle anémone des bois

Au lieu de ce tracé dans la pierre du sol

D’une rose des vents aux pétales aigus de distance

De flèches venant de loins vers la cible immobile

D’un rien vide de la poussière de tout

 

 

 

Sidi bou saïd

 

Les ruelles d’un labyrinthe de clarté

Une prière blanche et bleu

Qui monte et descend

Par les portes scellées

Les entrées en chicane

Comme la voix du muezzin

Vers le centre caché

Et partout des fleurs

En miroir d’une source

Sur les pentes de l’air

 

 

 

 

 

*(Mexicali-México, 1986). Licenciado en Humanidades (USAL, 2010), Máster en Literatura Española e Hispanoamericana (USAL, 2011), y becario de investigación en la misma institución, donde desarrolla la tesis doctoral titulada Ciencia y modulación del pensamiento poético: percepción, emoción y metáfora en la escritura humanista de Lorand Gaspar, bajo la dirección de la Dra. Amelia Gamoneda Lanza y el Dr. Manuel González de Ávila. De 2010 a 2013 fundó y dirigió la revista Periplo. En diversas revistas ha publicado traducciones de Lorand Gaspar, Bernard Noël, Salah Stétié y Heather Dohollau, entre otros. Sostiene el blog de traducción literaria The light passenger. CV extenso aquí. Twitter: @dantespuppet

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