Vallejo & Co. presenta, en exclusiva, una breve selección de 7 poemas de «No somos más sabios después del diluvio» (2014), poemario de Diego Molina Rey de Castro.
Por: Mario Pera
Crédito de las fotos: © Diego Molina Rey de Castro
7 poemas de
No somos más sabios después del diluvio
Tú eres la cantera
Tú eres la cantera
que trasluce vidas posibles en el golpe de la noche.
Materia que se corta y derrumba por la punta de los astros
o por el tacto de la suerte
o por viejas herramientas de un dios bipolar.
Vas dejando de ser cantera sin forma final conocida.
Dependes como un animal solitario en la estepa
de una estrella en ciernes.
Sin dominio astronómico
las opciones se multiplican en la pizarra de escombros
pedazos de sillar que se revierten en nada.
You have never been in love,
Until you have seen the stars,
Reflect in the reservoirs
Tus años en la Tierra pertenecen a un dios
obseso con vías que no recorriste
arqueólogo de voces que no escuchaste
de radiantes palabras en el cementerio de tu boca.
En cada artefacto perdido una imagen cobrará vida
¿Se despejará el deseo en los cantos del abra?
Una larva escarba en tus agujeros humildes, trazos de viaje
y esparce sedas místicas al encuentro de tu pleamar
flujo gravitacional de la cuna al entierro
marea muerta que decanta espigones futuros.
Aquella que tú deseas cruzar, al igual que las enredaderas milenarias
que capturan tus grietas
animal suave de erosionadas costumbres.
De regreso a tu dehesa
alguien demandará los orígenes de tus acciones
el disenso entre huesos estoicos y el tacto
el impacto entumecido en virtudes ajenas
y el último pensamiento cuando la sangre arribó a su quietud.
And you have never been in love,
Until you have seen the dawn rise,
Behind the home for the blind
Extrañarás ser la cantera virgen
y exigirás al tiempo y a los planetas el retorno
entre tus corrientes que fluctúan bajo una luna irreversible
que engendran infinitos comienzos en el material macizo
gotera de nostalgia vertical
atravesando bosques azules rumbo a la primera tierra.
You have never been in love,
Until you’ve seen the sunlight thrown,
Over smashed human bone.
Al final: la estructura tallada por los años
con sus puntas mirando al cielo
¿brillará en algún firmamento?
o será absorbida por un entrañable agujero negro
material cósmico donde todo empieza una y otra vez.
En la sombra digital del silencio
el viento mostrará las formas de antiguas catedrales
donde tus cimientos quedarán sólidos en inerte gloria.
Entonces tus huesos
tendones
y deseos
habrán valido
la pena.
Distimia
Roja te presentas distimia
en la hora turquesa
de nuestra libertad labrada
en ella duermen las voces incorregibles
de nuestra verdadera ansia
allí donde se arremolinan las nubes
y la decisión se ensombrece
el demonio del mediodía
encuentra victoria
en una secreta escaramuza.
Finales fantásticos
y súbitos
me acompañan
en la muerte
de mis tímidas guerras.
La tarde de la memoria te atraviesa
dulce distimia
tus intensiones veladas
se enroscan en mis tendones
pronuncio rezos helados
pero en la vanidad luminosa
no encuentro vibración
en las palabras.
Enfermedad de cansados monjes
tuyo es el reino en la agonía del Sol
y mi gloria inacabada
roja te presentas
como el origen
como el oxígeno de nuestra combustión
como creíble final
de esta especie
hecha de arrebatos y silencios.
Así, en una cama insatisfecha
yace nuestra
condena:
este es el animal caído
este es el animal que no descansa.
Trakl
Intento alcanzarte
pero ya te esfumas
en el frío paisaje de una habitación
desordenada.
El halo naranja se acerca y se aleja
en la tiniebla ultramar
su canto es como una medusa
atravesada por negros oleajes
en su suave e incesante dormidera.
Las palabras, una a una, erigen
sensaciones imposibles
con la clarividencia de quien quiere nacer
y aterrizar en un indomable sueño.
Quiero tocarte
pero en un bosque de fuego
silencioso te diluyes.
Tempestad
Y así termino diciendo, sin querer, lo que quiero
decir: el espontáneo influjo de ser
lo que soy
al mirar las constelaciones
y al conocer cada nombre
decirte, sin saber, lo que te salve
de la nieve negra
que desciende a nuestro páramo
y me entregues el antídoto
contra el desasosiego
brillando en las alturas.
En el Derby
un caballo se fue de bruces.
En cada fantasía boreal iba tatuando las esquirlas
de mi obsesión bajo la noche triste de esta época
cuando tus palabras se incrustaron como clavos
en mi guarida impenetrable
¿Cómo es posible
tener que apagar los sentidos
acostarlos en narcóticos arcanos
y suspender el flujo de la memoria
en un fluido blanco de éter
para ser feliz?
Entre luciérnagas cegadas
podría recitar mi bitácora
de las miles de horas desde nuestro cisma
En el sermón de la montaña
mi audiencia se abandonaba
a los colores extinguidos de mis vidas
pero yo solo balbuceaba tu nombre
y lo repetía cada día de la semana
entre los abucheos
mis ojos tornaban hacia dentro
mi deseo luctuoso gangrenaba mis rodillas
como a aquel equino infeliz.
Bajo la niebla azafrán que arropa y quema
a esta urbe nuclear
ya no tengo más letras
más idiomas
más composiciones
al final de mi evangelio
todo esto me hace un hombre más solo
no soy distinto a la certeza prófuga del invierno
ni al ansia del ojo errante de la tierra
mas una oración en desuso
se me escapa
cruza el laberinto
y va hacia ti
y te golpea certera
en la razón
porque habías muerto
pero como el dios de los sueños
o las medusas que pueblan a otras con su veneno
has renacido en otro cuerpo.
Patología de Diógenes
Había sido uno de los creyentes
que es la naturaleza de las cosas
dejarse ver como realmente son
tan solo una vez
un ideograma cansado
perdido en los excesos de la lógica
en el canto pagano a la delicada violencia de las estaciones
escondido en guaridas subterráneas
de ciudades, países y mundos
acróbata de la brújula
haciendo girar la rueda
una y otra vez.
Como hombres semejantes
a los dioses
escuchamos las canciones que hacíamos nuestras
en cada pueblo, éramos una legión de
bíblicos, bárbaros, beodos
ninguna religión ni verdad se secaba en nuestras lenguas.
Oh, Fortuna.
II
Hoy quizás una raza de ermitaño
en compañía de los mirlos
aves ariscas ocultas en el abrigo de los sotos
golpeado por olas de cinismo
en búsqueda de la palabra honesta
para incendiarla con mi farola
perdido en los bordes de una playa lunar
nada se ve claro en el ruinoso mediodía
ni en las diez copas del Tarot
salvo la verdadera intención
en su estado puro y natural
el elemento que infecta a los demás
y los hace radiar como estrellas ociosas.
Innecesario todo esto
necesario nada
que no brote del cuerpo.
Bajo la misma luz de las horas
mientras bostezo cual cuervo blanco
presiento esquirlas
de la verdad en los vientos.
III
Afuera, alguien va hacia algún lado:
una cena, una fiesta, un velorio, una misa.
Yo no voy a ningún sitio.
Si tuviera dónde ir
allí estaría.
Pero no encuentro mejor espacio
mejor compañía
que sobre esta cama
donde como, fumo, bebo, canto, lamo mis heridas y duermo
donde me invade un sueño profundo, sosegado, adorable,
semejante en todo a la muerte
donde no hago mal a nadie y no le deseo nada
al infinito.