2 poemas de «Idiota del Apocalipsis» (2017), de Guillermo Chirinos Cúneo

Nota Josúe Hipolo

Poemas por Guillermo Chirinos Cúneo*

Crédito de la foto (izq.)  Primera ed. Aída Cúneo N./

(der.) suplemento cultural de El Peruano

 

 

La editorial Sub25 da paso a la publicación de uno de los autores poco mencionados pero que, sin duda, tiene una importancia muy merecida. Se trata de Guillermo Chirinos Cúneo, quien vuelve a los letores con la reedición de su poemario Idiota del Apocalipsis (1967), uno de los libros fundamentales de la poesía peruana de los años 60s, el que a través de su psicodelia y barroquismo ha influenciado a poetas disímiles como Roger Santivañez o Josemarí Recalde.

La reedición de Idiota del Apocalipsis (2017) será presentado este viernes 13 de octubre a las 7:00 pm en Paradero Cultural (Jr. Leon Velarde N° 982 – Lince). Los comentarios estarán a cargo de Mario Pera y Carlos Torres Rotondo.

 

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2 poemas de Idiota del Apocalipsis (2017),

de Guillermo Chirinos Cúneo

 

 

Gatos nocturnos

III

 

Era una voz de uranio, una ronca voz de asfalto, como de rosas aplastadas por las bocas mugrientas. Y le advertí celestemente que un pobre muñeco antiguo se divertía en sus bigotes. Y el vaso azul, en la ceja llena de cerveza, respondía a la ciudad ebria, pordiosera del alto hermano bajo letrinas.

 

El poema entonces quería morir. La primavera nocturna lo llevaba hasta un viento de túnicas y muerte, pero sucede en nuestras ramas que corrimos huyendo de los lechos: volamos casi sobre esas hierbas de la noche, vociferaríamos quizá a muchos parques de Lima la caída de nuestros ciegos dulces gatos cimarrones.

 

 

 

El derrumbe

VI

 

Sobre un ártico cruel y una hoja espuma de cerveza, entre caras de humo y orangutanes de jade, una necia voz con palidez de ahogado cuya cabellera de violín y arco trasciende a judías con gafas, ronronea.

Una sonrisa lince y hulla entre el polvo y la frente, un circulo astral, un circulo de ondas rojas y adefesios crepusculares, allá en piedras cuyo fragor de anillos y de cráteres volcaniza la troma rosa del pordiosero hermoso.

También los marfiles negros de los apaches vivamente muertos en colinas de guerra, y los de los vivos altamente lunáticos, hurgan monstruosamente su potra coral y las plumas rojas entre sus carnes dulces y niñas, habas y azules. Y también las amapolas rudas del animal de julio rompen sus extrañas rosas, albas e inconquistables, y parecen dos carcochas velludas de basura sus pulmones pálidos rosadamente tirados.

Las brujas y los magos entonces corren como un circo entre cabras negras, payasos judíos y torres; y la panza herida bajo burro de tropas, (soldados babeantes de hollín, uniformes rosadamente ebrios  de rameras blancas y sucias), yace picoteada en fresas y bocas de niebla desde esas santas podredumbres hasta esas moles bohemias y rotas en cal y rosas de papel.

 

 

 

 

 

*(La Punta-Perú, 1941-Lima-Perú, 1999). Poeta. Publicó en poesía Idiota del Apocalipsis (1967, reeditado en 2017).

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