Estos poemas, fue publicado originalmente por sus autores como muestra de amistad y admiración por el poeta Xavier Abril. Uno de aquellos autores, es el recordado poeta peruano José Varallanos (1907-1996) quien publicó su escrito en su poemario Categoría de la angustia (1939), p. 8. Otros autores publicaron estos versos en la revista Amauta, estos fueron José Rivas Paneda, J. Castilla Baltico y Enrique Peña Barrenechea. A la par, adjuntamos dos famosos comentarios de los no menos célebres poetas Carlos Oquendo de Amat, sobre su estima personal a Abril, y César Vallejo, sobre el valor de la poesía abriliana
Por: diversos autores
Crédito de la foto: Cortesía Antonio Melis
2 frases y 4 poemas a Xavier Abril
«Xavier Abril – buscándome yo mismo no sé hasta qué punto soy, y dónde co-
mienza en mí xavier abril».
Carlos Oquendo de Amat sobre Xavier Abril
César Vallejo sobre Difícil trabajo de Xavier Abril:
¡El conjunto es tan vital, tan humano, tan poético! Una gran fuerza pulmonar circula por cada verso, una fuerza natural, sanguínea, desbordante del calor material de la vida. ¡Qué aire! ¡Qué amplitud! ¡Qué prepotencia! tonifica y enciende, exalta y hace bien- Desborda en él la salud, encrespada y tranquila al mismo tiempo, de los aedas primitivos.
Paris, 1936
[En Xavier Abril. Descubrimiento del alba. Lima: Ediciones Front, 1937, p.46.]
Poema de José Varallanos
A XAVIER ABRIL
VIAJERA leve, has seguido el camino que lleva el perfume?
La flor me dice que vives en la gruta azul del sueño,
el ángel de la tarde cuenta que la luna tu corazón inclina.
El silencio y su flauta, y el lucero que gime ya vencido,
el otoño y el agua, la lluvia y las golondrinas que hacia ella parlen
y el rio que apaga su voz líquida de arenga tumultuosa.
Qué pensar de tí?[sic]
Qué decir de la soledad que se alza aguerrida?
Feroces árboles con sus espadas baten al viento
y prosigue la lucha hasta altas horas de la luz y del trino!
Qué pensar de tí,[sic] inquilina armoniosa?
Tú entre tormentas de agua, rumor de flores, trajín de peces
y el silencio que cristaliza las palabras que dices.
Eres para mí el aire tranquilo, el dulce espacio,
la voz ausente y querida en primavera,
el sonido íntimo que me arrebata y me consume,
la terrible luz que me quema las manos y la vida.
Para los hombres eres la mudez de la piedra, la molécula inmóvil,
el horizonte y el alivio que en vano se espera,
el florido brazo muerto en actitud de ayuda.
Poema de José Riva Panedas
Campanarios
A Xavier Abril
1
Todas las campanas nocturnas
tienen sus lechos de plumas.
Todas se reclinan como novias
en la dócil atmósfera.
Y hasta llegar a la cueva del sueño
descienden cientos y cientos de metros.
Todas las campanas nocturnas
cuando mueren suben al cielo.
2
Las campanas muchas veces
preguntan al silencio si las quiere!
Llaman. Llaman
y nadie responde.
Caen como mariposas engañadas
en la Luz invisible de la noche.
Una campanada enferma tose
y otra quiere subir a la Luna.
Ninguna campanada
logra encontrar la senda de su cuna.
3
Ha llorado la Luna
las cinco campanadas de la hora.
La noche siente en los tañidos.
La noche enamorada
besa al silencio en la campana.
Fué[sic] el Señor
quien rimó la campana
y le dio su temblor.
José RIVA PANEDAS
Poema de J. Castilla BALTICO
El poema de Xavier Abril
Según beligeraba[sic]
de forastero
atufarado[sic] del cielo de mi tierra
un calor gutural en clave de alto!,
que me agredí en la batería feérica
y repetiste la picada entera
de tu cruento pillar
de raíz pura.
Me abatía
vocerío solar, guerra estiva
el corazón gritado.
Afligido de recuerdos
yo era un ámbito de luces
tunas.
Briznas alcanforadas
que se timbraban de virtud
por los diamantes forados de sus ojos
en tara
de ver los mil designios,
Digo:
yo era un alma tildada
en la revuelta misma de imantado Día.
Araños en el Cielo quedo…..
¿quién dá[sic] una gritería?
A tope de banderas
le ví[sic] un alucinado,
alquitarado de lagunas vitales;
su pisada clamorosa,
su regocijo visionario,
su estacada!
Javier! Javier! Javier Abril!
por todas las afueras
tengo la gravidez
plenaria
de darme sobre tus isbas pías,
graminadas[sic] de niñez,
de pueril amistad.
I sin embargo,[sic]
ese tu calor cívico sin embates
cada que parecías
con tus ponencias boquirrotas
por mis caladas paredes desquinadas[sic]
―corazon[sic] exiliado―
percutidas de asedios,
voceríos…..
Punto de este recuerdo
y sol lateral,
recamada avería de cristales era.
J. Castilla BALTICO
Poema de Enrique Peña Barrenechea
Elogio a Miss Backer
a Xavier Abril, en parís
josefina backer:
negra desnuda y alegre como un grito marinero.
para tí[sic] es este puñado de versos puesto que bailas
en mi vigilia y en mi sueño.
con tus plumeros de colores en las nalgas eres él
ave taumaturga guiadora a los nuevos puertos.
maravilloso árbol de una pascua pagana adornada con
los abalorios de tus ojos y de tus senos de tí[sic] cuelgan
los juguetes posibles para el ansia desentornillada de
mi sexo.
¡VEDLA DANZAR EN SU ALFOMBRA DE ESPEJOS!
a veces es un ingenuo niño africano civilizado saltarín
de pogo[sic] y otras en el teclado de sus dientes
su lengua toca shimmys[sic] de lujuria.
negra:
embajadora de a selvas[sic] en el parís[sic] de paul morand.
baudelaire desde su huesa aspira todo tu olor de
carne en dinamismo.
volcán fantástico sobre armiños de francia[sic] la lava de
tus gritos guturales desnivelan los terrenos de las
américas.
¡salta!
¡sigue saltando pantera celeste con mostachos albos
de luna que hasta aquí llega tu jadear!
Enrike PEÑA BARRENECHEA