11+1 poemas de «Los patios contiguos» (2022), de Nino Morales

 

Por Nino Morales*

Crédito de la foto (izq.) el autor /

(der.) Ed. Aparte

 

 

11+1 poemas de Los patios contiguos (2022),

de Nino Morales

 

 

La brevedad de los días

 

Despiertas asustado

en el momento en que Vincent Vega

le dispara al muchacho afro dentro del auto.

 

Apagas la tele.

 

Sueñas con tus compañeros de liceo.

 Jamás la película es del todo clara

¿Pulp Fiction?

 

Manía de revisar plano por plano.

 

Llevas las manos a tu rostro

 carcomido por el hastío

de un sol pajero de verano.

 

Despiertas del sueño.

 

La gata hurga en la basura

restos de algún almuerzo.

 

Un pastor alemán muerde sus pulgas

recostado

 

sobre latas de zinc.

 

 

 

La noche anterior al Año Nuevo

 

Habíamos estado con Reyes

 bebiendo unas botellas

leyendo a No Vásquez

 

sacándole el rollo a un videojuego.

 

Desde el segundo piso

en los patios contiguos

se podían ver sábanas colgadas.

 

El rojo pardo de las manzanas en la mesa.

 

La garúa nos parecía un sueño futurista

de aviones abandonados en cualquier aeropuerto.

 

–Tenemos todo el futuro por delante

aunque la muerte nos pise los talones–

 

Al día siguiente

partimos al embarcadero.

 

 Un ejército de cholgas

nos abrieron las fauces.

 

 

 

Hurgo en el vertedero

 

Ninguna mano vendrá

a levantarme del charco.

 

Embarcaciones perdiéndose

en el horizonte rojo de la infancia.

 

Los quiltros de siempre

y la tristeza bajo sus patas.

 

En los flippers de Antonio Varas

 jugué mis últimas monedas.

 

Y en una intersección oí decir a una chica:

 

me gustaría morir lentamente.

 

Yo pensé en bengalas

 cayendo en el mar.

 

 

 

Campos de hielo

 

Ahora que estamos

en este cementerio de barcos.

 

Y tomamos algunas fotos

 

podría hablarte de enormes glaciares

que fueron abriéndose paso

hace veinte mil años.

 

Esta misma playa por ejemplo

 

cadenas de montañas denominadas Dorsales.

 

Un día emergieron del fondo

dando paso a estas islas aledañas.

 

Ahora que tus manos se manchan

con el óxido de vértebras metálicas

y el agua se decanta en las superficies

 

podrías decirme:

 

cómo se llama aquel volcán

a qué animal

pertenece su canto.

 

 

Un avión a chorro parte en dos la tarde

 

Esta hora de agua que me regalas

 cae en tu hemisferio.

 

Se iluminan las calles

las esquinas

las plazas vacías.

 

Todo yace suspendido

como en un sueño

al estilo dark city

 

En un paradero

 

los perros

 

esperan el apocalipsis.

 

 

 

Tinta china

 

El espacio moldeado por retroexcavadoras

en tu retina de caleidoscopio.

 

Bandadas de zarapitos

se pliegan y despliegan de las rocas.

 

De los campings sale música a todo volumen.

 La gente toma cerveza y juega al taca taca.

 

Piensas en tantas cosas.

Tu destino hubiese sido otro

de no haber aceptado esta gira de estudio.

 

Intentas descifrar

la ausencia de palabras

ese dibujo en acuarela

 

parecido a alguien que huye

de la gente y los mosquitos.

 

 

 

Descenso

 

Allá afuera la lluvia severa

Noche oscura y drones

Fabricio Márquez

 

Bajamos al centro con Natalia.

Zumbido de gaviotas cahuiles.

El último Navimag zarpaba del fiordo.

 

Relámpagos partiendo en dos la urbanidad.

 

Las piedras bajo el agua

nos obsequian un lenguaje:

 

vi a dios meando

una luna de cartón.

 

 

 

Nota roja

 

Al Chino lo encontramos muerto

con una sonrisa de oreja a oreja

en el Muelle de las Papas.

 

Su cadáver dentro de un bote

yacía inmóvil con 22 puñaladas.

 

Y en su bolsillo izquierdo

un papel arrugado que decía:

 

he visto danzar a un ángel

sobre la cresta de una ola.

 

 

 

Bolsillo de acuario

 

a Carolina

 

Tengo una ballena escondida en mi casa.

 

Un cetáceo que abre las ventanas

y sale a volar.

 

Tiene todas las edades

rompe con las normas.

 

A veces tiene deseos de morir.

 

Le digo que se tienda a mi lado

que puede soñar profundamente.

 

Porque yo también soy costa

una playa desierta

donde podría ahogar su llanto.

 

Tengo una ballena refugiada en mi casa.

 

Es lo único que tengo ahora

y quisiera que jamás se vaya.

 

A veces la guardo en mi bolsillo

y creo que no me falta nada.

 

 

 

R.E.C

 

Intuyes un final.

 

La policía aparece de todos lados.

 

Nada existe después de los fuegos artificiales.

Sacas ruido del teclado.

–Hay sirenas y disparos–

 

Es parte del paisaje.

 

En la radio Santiago Wanders

pierde frente a Huachipato.

 

El poeta Nino Morales

 

Las nadadoras

 

El paisaje prevalece.

 

Podríamos estar al borde

lanzarnos en picada

 

sentir el frío

 

la cabeza sumergida

el impacto con el agua.

 

En las rocas dejan sus toallas y un libro de botánica.

Nadan de espalda.

Alejándose.

También estilo crol.

 

Desaparecen como barcos

que se encaminan a la tormenta.

 

 

 

Las gaviotas que se balancean en el aire

 

Dejan caer mariscos entre las rocas.

 

Cormoranes sobrevuelan la caleta.

 

 

Y allí

donde podría haber algo

 

 

 

existe la ausencia de todo.

 

 

 

 

 

*(Puerto Montt-Chile, 1991). Escritor y guionista. Obtuvo el Premio a la Palabra (Buenos Aires, 2018), entre otros. Participó en Zapatitos con sangre, 66 poetas del Fútbol; y ha publicado en poesía Descenso (2020) y Los patios contiguos (2022).

 

 

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