Por Willy Gómez Migliaro*
Crédito de la foto (izq.) www.migliaro.lamula.pe /
(der.) www.cineyliteratura.cl
1+1 poemas de Moridor & otros poemas (2009),
de Willy Gómez Migliaro
Juicios
Para Alfonzo Gómez
Está bien, Dios está conmigo.
La mentira pronuncia bosques sonoros
y la ley que hoy dictaminan
es la excusa ante la culpa. Todo bien
si los asuntos se juntan para el proyecto
de entablar y resolver juicios.
Una noche relegamos los problemas
y dividimos el tendal, asimismo, votamos a favor de ti
y el consejo vecinal te nombró
defensor de nuestras causas desiguales.
No quiero ser hablador, pero todo puede ser movido.
Aunque te hagan quedar como un idiota,
no eres más que un perro amistoso en el fondo del habla.
Preocupa, más bien, el código de enseñanza
y las interpretaciones desopilantes que sueles dar
cuando los diarios, apenas, pueden
con sus niñas de almanaque
y las noticias no hablan de padre y madre juntos,
solo de un juicio silencioso ante la llegada de la navidad.
Al final un film: vuelo de gaviotas, sonido de costas,
extensión del sueño y de la vida
de tantos hombres prestándose a esa narración explícita
que no hemos podido sobrellevar.
Ha cesado el miedo.
Debemos cumplir la promesa de cerrar defensas.
Empieza la cruzada.
Una llamarada de nombres y platos expondrán
a las afueras de los centros comerciales
y recordaremos a nuestros vecinos en las cárceles.
Ella será la primera. Pintará globos aerostáticos
y llenará la bolsa de los niños ciegos en el jardín
y bailará a favor de la libertad.
Haremos todo lo posible por darle un buen puntaje.
No deseas que el año nuevo la pase ocultando
su rostro entre botellitas de cosméticos.
¿La llevarás a donde no ha de cumplir con su papel?
Un suplicio desde adentro
por todos los actos de solidaridad y ella
elegirá su sobrevivencia frente a un hombre justo.
Está bien, sigues siendo un abogado competente,
pese a tu eclecticismo al armar el rompecabezas
de la confianza que deposito en ti. Bien,
Dios también está contigo.
Mientras puedas ser amado, prácticamente
cualquier hermano será
un camaleón de defensa en las salas.
Debo entender por devoción tu servicio de anteponer
un dilema de escritura que no ha convencido al jurado.
Un poco de fuego de edad
e indefinidamente tendrás la aprobación,
inmiscuido, incluso, en formas
de comportamientos llenos de lujo.
Risa de cuerpo y después la distancia
para recompensar la amistad perdida.
No puedo decirte ahora qué está bien.
El aspecto turbio del agua en tus manos te hace llorar.
Hundirse en un oratorio ante los juicios es vergonzoso.
Tengo cuidado.
Tu silencio perfecciona cualquier señal de vida
y suena cada mañana
detrás de nuestras puertas
como olas nocturnas.
Llevamos dos años con un pedido de libertad,
pero quienes te consideran justo, esperan
del otro lado de la sala
que devuelvas nuestro pozo de esperanza.
Un estallido inesperado de religiosidad y política
deforma el sentido de la consideración
si estoy en lo cierto.
Sirva esta ocasión para que leas mis observaciones
o sugerencias afuera.
Entre luciferianos
Bellos, casi brincando en sus pasitos cortos,
las primeras parejas que llegan puntualmente
a la fiesta de cumpleaños,
definen un éxodo desde la sobrevivencia.
Avanzan en sus conversaciones y se mueven
entre un gentío bárbaro
que señalan de este lado donde quedo fuera y pienso:
«Vivo aquí, qué duda cabe, es mi país.
Sin cielo parece que tengo el papel del ave salvación»
La casa es perfecta. Adoquines de piedra
forman una gruta de santos al final del traspatio.
Las puertas se funden con el piso de parqué,
las cortinas abren su alborozo nocturno
y las parejas van llegando
envueltas entre un bochorno de perfumes.
Vuelvo con las parejas que llegaron temprano.
Saben comportarse,
llevan cortes de un buen diseñador y pulseras de oro.
Son jóvenes y bellos.
Estarán ebrios
y hacia la madrugada se amarán o caerán
en la piscina que finalmente reflejará cristales rotos.
De modo alguno la comunicación fluye.
Se entiende que todos hablen del mar, que este
toque nuestra línea de lado y saquen un cuchillo
y el labio vierta una ascensión de signos.
Se extiende el amor.
Es octubre y no he terminado
con el informe de notas de la escuela.
He observado modales
y he establecido un diálogo con nada.
Por entre el humo de los cigarros viene ese amor
de querer ser un santo en las paredes, pero
la superposición de la idea abandona el relato.
Adivino un punto de realidad postrera o precolombina
desde aquí adentro donde todo se viene
como metafísica deleznable.
Nace el prejuicio en esta nocturnidad
a las afueras de un pueblo próspero
y la tradición virreina sus relámpagos
en las copas vacías de la mesa del centro.
La espuma del ponche como una ola
hila mantas precolombinas.
¿Quién desentierra los muertos aquí?
Sale a flote una pasión de envidia.
Suena en una pareja tras otra continuamente
y forman un muro que no inhibirá
el derroche de las fuerzas especiales.
No hay cuerpos tras el deseo de otro cuerpo.
En una ascensión de asaltos a plena luz
la sonrisa tiene su rellano. Noche de matancera
y ritmo desde un caribe boleril, desde
un golfo o bahía sobre cada retazo de vestido
en la pista de baile.
Esto es apenas un margen de error de la cortesía provenzal
que se escribió en pleno siglo dieciocho,
justo antes de que llegara el momento de empezar
algún dolor de culpa.
Algo más nos dice la noche, también los cielos de champaña
y los humores de colonia desinfectante.
Puede que te lo diga después.
Me tengo que ir. Feliz cumpleaños, amor.
*(Lima-Perú, 1968). Poeta y docente. Dirigió las revistas de poesía Polvo enamorado (1990-1992) y Tokapus (1993-1996). Obtuvo el Premio del Festival Internacional de la Lira en Cuenca-Ecuador (2015). En la actualidad se desempeña como profesor de Literatura y consultor en Educación. Ha publicado en Poesía Etérea (2002), Nada como los campos (2003), La breve eternidad de Raymundo Nóvak (2005), Moridor (2010), Construcción Civil (2013), Nuevas Batallas (2014), Lírico Puro (2017) y Manantiales (2021).