Por Jorge Polanco*
Selección Yulino Dávila**
Crédito de la foto www.diario.uach.cl
1+1 Cortes de escena,
de Jorge Polanco
Escolares
El suplemento de artes y letras, con un reportaje sobre T.S. Eliot, reposa en una esquina en las afueras de la cárcel. Sirve como mantel a dos escolares. La caja de vino tinto al medio, y una bolsa de papas fritas a un costado, permiten que el diario mantenga cierta utilidad. Con el cadencioso movimiento de sus cuerpos, la caricatura del poeta sobresale del resto del diario por una mancha sucia y delicadamente erótica que pinta los labios del conspicuo anglosajón.
Regiones interestelares de Tarkovski
El hombrecito camina por el sendero y el cartero cita a Nietzsche. El hombrecito riega un árbol recién plantado, aunque esté seco. Al fondo de la decoración, el mar calmo e irreconocible conjuga con una casa. El hombrecito es mudo, y es también la última esperanza ante la catástrofe. No queda otra alternativa para la humanidad. Su corazón late más rápido que el de los adultos. La madre casi llora cuando lo sintió por primera vez. El hombrecito quiere romper el eterno retorno dibujando una línea recta y una llama enorme que corte el circuito de vida y muerte. Una recta alterada por una máquina, tan delicada que divida la realidad en dos y pueda despedazar al titiritero que mueve los hilos de la naturaleza —¿el antiguo dios?—. La caminata por su sendero nos llevará a otros planetas y a reconocernos por fin en la extraña fragilidad.
*(Chile, 1977). Poeta y ensayista. Reside en Valdivia (Chile). Se desempeña como docente del Instituto de Filosofía de la Universidad Austral de Chile. Ha publicado en poesía Las palabras callan (2005), Sala de espera (2011) y las plaquettes Ferrocarril belgrano (2010), Cortometrajes (2008) y Umbrales de luz (2007); y, en ensayo, La zona muda. Una aproximación filosófica a la poesía de Enrique Lihn (2004) y La voz de aliento. Reflexiones sobre poesía y testimonio (2016).