Por: Carina Sedevich*
Crédito de la foto: Laura Bellomo
Un silencio perfecto.
15 poemas de Carina Sedevich
ENCIENDO LA LÁMPARA de sal de la montaña
junto a mi cama.
Me suelto el pelo
recordando las canas invisibles.
Me acuesto entre las sábanas de hilo
con la bata dorada de la China.
Debajo mi piel blanca no desea
ni en sus botones rosados
ni en sus lunares pálidos.
Sobre la almohada se escuchan mis anillos
porque está fresco, quizás,
y se afinaron mis dedos.
El oro, la plata, la amatista.
Afuera la noche se ha espesado
porque terminó la luna llena.
Empieza el mes que precede al invierno.
Qué ligera que soy sin tus deseos.
Qué dulce corre el alma
en mi esqueleto.
Qué cierta es esta cara y estos flancos
qué ciertos que son,
qué delicados.
Me admira mi gata, blanca y parda,
y yo la admiro a ella en su silencio.
Hasta el perfume rojo de las flores
tengo.
Qué ligera que soy sin mis deseos.
(De Escribió Dickinson)
Canción de cuna
[para Isabella]
Escuché los latidos en el vientre de mi hermana.
Fueron corcheas, apenas: do, do, do.
Afuera ya se dormían los tordos entre los álamos.
Dormía el calor de mayo. Pero nuestra sangre no.
Un silencio rodó lento, como ruedan los destinos.
Rodó como rueda un canto: sol, sol, sol.
Amor
De una materia turbia y demorada
son los días.
La ternura es posible
y la tristeza
un pan administrado con justicia.
Acuarela
Hay un ardor brevísimo, fatuo,
ante la pena.
La gota de vino se desliza,
enturbia el cristal.
Luego se seca.
De agua son los frutos
del invierno.
De agua
son los años por venir.
Esposos
En diez palabras nos decimos todo:
quince años de esta vida,
tres reencarnaciones.
También los pájaros
que habitan en la orilla
comprenden cómo el mar
ocurre en el océano.
(De Klimt)
UNAS LÁMINAS DE SARRO se desprenden
y golpean las paredes de mi jarra.
Pienso en brillantes filamentos de mica
ocultos en la arena de los ríos.
Pienso en las mangas mojadas
que los poetas chinos
prefieren nombrar para no hablar
de sus lágrimas.
MI HIJO LLAMA por la madrugada desde Gibraltar
donde hay mucha bruma sobre el mar, me dice.
Aquí se escuchan los teros sobre el campo.
El eco de la bomba de mi corazón
podría percibirse con las manos.
Quizás como una soga áspera y mojada
bajando la roldana de un aljibe.
¿Es posible el frío que sube desde el agua?
Tal vez el frío, hijo, nos perviva.
EL OLVIDO es un fruto que requiere trabajo.
Casi siempre tardío, pero rara vez dulce.
No es uva ni es la parra donde pende el racimo.
No es como la sombra que daría la parra
ni como sus raíces contraídas y bruscas.
Se parece a la piedra del cantero y la fuente
que apisona la parra, que la ordena y la ciñe.
*
Hay que hacer saltar el olvido de un golpe
como a una piedra caliza en la cantera.
Que se entibie en la mano que quiera tallarla.
Sea opaca a los ojos. Sea venérea y ajena.
*
Una piedra tan blanca es casi como un niño.
Casi un sacramento para mí.
Inclino mis huesos como panes ácimos
sobre cunas que guardan el amor ajeno.
Qué fue de la ternura que pude sentir.
La siento en la garganta bajar como una hostia.
EN LA VENTANA
con sus piernas rosadas
y sus ojos fijos
la paloma me acecha
tiernamente
como lo haría a un toro
su torero.
*
-Para desear un silencio perfecto
basta escuchar una paloma en celo.-
*
Un viento bravo
convierte en buitre
a la paloma macho.
Interrumpe su danza
alrededor de la hembra
que, por fin,
en silencio
se escapa.
(De Gibraltar)
PIENSO EN TU PENA, hermano,
y el corazón me pesa
como al viejo limonero
sus limones.
*
Te escribo para darte estas noticias:
el aguaribay ha florecido.
Los algodoneros eclosionan.
Las formas de las aves se dibujan
entre las altas ramas de los sauces.
*
Amanecí como una vaca.
Pacífica sobre el pasto.
Satisfecha bajo el sol.
Tan oscura y tan blanca
como otra vaca cualquiera.
Se humedecen mis ojos.
Son redondos y puros.
CON UNA GOTA de agua puede empezar el invierno.
*
Un hombre pasa a mi lado.
Se te parece.
Fuma.
Es de piedra mojada
el paño gris de su saco.
Huele a sombra de pino
su barba pura.
*
Sonrío en mi falaz evocación.
La escarcha vive cuando el sol la tornasola.
EN UNA PELÍCULA oriental
los muertos eligen un recuerdo
para vivir en él como un insecto
inmóvil en un ápice de ámbar.
Buscan momentos sin exaltaciones
en los que no pudieron vislumbrar
resabios de pasado o porvenir.
Al fin,
prefieren recordarse solos.
BEBÉ:
El sol se aleja como un globo de helio.
Siempre es de día en el invierno.
La luz es dura, vertical, probada,
como la herida de un puñal.
También son fuertes tus encías
aunque sean rosadas, todavía.
*
Bebé, esta mujer cruza la plaza
con una taza vieja en la cartera.
Piensa en usarla para alimentarte.
*
Bebé, esta mujer escribe
sentada a la vera de tu cuna
mientras la vida no deja de escurrirse.
Se acerca a la ventana
donde sólo ve techos y palomas
y piensa que eso es todo.
Y es bastante.
(De Un cardo ruso, inédito)
Víspera de Navidad, junto al río
No te merecí. Pero recuerdo tus brazos
como el viejo que evoca un paraje querido
en el que anduvo durante muchos años,
mudo, como transita uno las certezas.
No te merecí. Pero recuerdo tus brazos
tan pálidos, tus dulces vellos oscuros.
Palermo, Buenos Aires
El viento mueve las hojas de los árboles
como señales de luz intermitente
junto al sendero donde sé que vive
el hombre aquel, que yo quería tanto.
Vuelve su nombre, cada vez más raro,
como una caja que se quedó vacía.
*
No voy a verlo.
Cae la semilla de los plátanos.
Vuelan los pájaros,
demasiado bajo.
Mujeres hermosas
pasan muchas.
Más que los copos
que caen de las ramas
o la bandada
de palomas locas.
*
Yo envejezco.
*
Estoy lejos de todo.
De la Belleza,
de la Inmensidad.
Ahora que Comprendo
y Compadezco,
ahora que cualquier lugar
es bueno,
estoy arribando siempre tarde.
*
Pasan los hombres sin Misterio
sobre mi corazón sin Inquietud.
*
Sólo cuando lo olvido todo
el tiempo se mueve, intempestivo.
Profundamente,
como un atentado.
*
-Estas flores blancas que se abren
sobre los árboles, para Navidad,
parece que lo hicieran a propósito.-
(De Cuadernos de Lolog, inédito)
*(Santa Fe-Argentina, 1972). Reside en Córdoba, Argentina. Licenciada en comunicación y especialista en semiótica. Ha publicado los libros La violencia de los nombres (1998), Nosotros No (2000), Cosas dentro de otra cosa (2000), Como segando un cariño oscuro (2012, con reedición en España), Incombustible (2013, con reedición en España), Escribió Dickinson (2014), Klimt (2015), Gibraltar (2015). En 2016 aparecerán Un cardo ruso y Cuadernos de Lolog.