Por Juan Rapacioli*
Crédito de la foto (izq.) Florencia Downes /
(der.) Ed. buenosaires poetry
5 poemas de Vidrio (2017),
de Juan Rapacioli
El testigo
lo vi partir en la noche
me hice el muerto
abajo de la mesa
aguanté la respiración
presioné mis heridas
y la sangre subió
lo vi contra el vidrio
esmerilado deforme
la barba crecida
los ojos al viento
los dedos congelados
y el cuchillo brillante
goteando la sangre
que no pude retener
lo vi trabar la puerta
levantar las piedras
juntar los cadáveres
en la nieve desierta
cortar los leños
en la nieve desierta
hacer el fuego
en la nieve desierta
y arrojar los cuerpos
a las llamas azules
sentí el olor ácido
no hice ruido
me tragué el vómito
que pasó raspando
como hielo astillado
como arena caliente
como metal oxidado
lo vi limpiar la casa
esperar la mañana
armar su mochila
afeitarse desnudo
salir a correr y volver
con un ciervo muerto
que todavía temblaba
lo vi hacer la lista
comer las sobras
beber en silencio
repetir los nombres
lo vi partir en la noche
mientras me desangraba
El traidor
salí de las vísperas
esperé agachado
el silencio de pólvora
en el aire de la tarde
avisé después
cuando no importaba
que no iba a volver
me fui tres veces
contando baldosas
silbando mentiras
no llamé a tiempo
dejé pasar el tren
perdí el vuelo otra vez
quise probar el agua
fría del deshielo
tragué vidrio molido
caminé sin mirar
las manos manchadas
que presionaban
mis tobillos lastimados
pisé unas cabezas
cráneos de plástico
bocas sin dientes
con sed de atención
marqué direcciones
señalé los nombres
dibujé las caras
cobré por adelantado
dormí sin soñar
desperté a la madrugada
la garganta reseca
el sudor congelado
los dedos temblando
por el ruido en la puerta
tomé precauciones
tomé pastillas
tomé el revólver
lo último que escuché
fue el grito a través
del humo negro
que flotaba
pesado
en la mañana
Vidrio molido
vidrio molido en los pulmones
en las fosas nasales vidrio molido
molido en el estómago de los perros
abajo de la casa abajo de los párpados
vidrio molido para levantar una casa
para estrellar una cabeza una certeza
en las uñas vidrio molido en las manos
cerrados los puños molidos en sangre
molido en la mañana sin aire con sed
molido en la ventana rota con piedras
molido en el fondo de la noche cerrada
sobre los cuerpos inyectados desnudos
arrojados con espuma en los labios
en los dientes molido en las encías rotas
flotando por la corriente sin poder mirar
la ola definitiva que corta la respiración
molido el vidrio en las pupilas dilatadas
ojos rojos de fábrica clausurada
rabia contenida por espera perpetua
grito molido por cena en familia
lágrima congelada en el espejo
vidrio molido por cada orificio
por cada segundo zumbido de vidrio
molido como una lluvia final
como el final de la lluvia molido sin sol
La caída
cae un día
rompe su forma
corta el sonido
respira sus últimas horas
cae un día
y no es más
que vidrio empañado
un día cae
como un complot
vulnerado
un sistema derrocado
un organismo infectado
los restos del día
hielo derretido
sobre la vereda
cae un día
delirio contenido
masticado
aferrado a la leyes
de la invisibilidad
cae sobre el mar
los árboles
los autos y los perros
sobre las cabezas bajas
cae un día
se muere en las retinas
el día que cae
no sabe que cae
desconoce su sacrificio
ante la cadencia nocturna
no le importa caer
no le importa morir
no cae un día
sólo quien lo mira
En reversa
en reversa me muevo
tanteo la oscuridad
piso el hielo y se rompe
el agua que me sostiene
buceando de espaldas
con la vista en la superficie
no quiero mirar
el fondo azul
que me absorbe
patino hacia atrás
por el hielo que se derrite
tomo agua salada
nado contra los rocas
corro en la arena
tengo hambre
trago vidrio
en reversa me muevo
no tengo tiempo
para esperar una voz
que me diga
hasta acá llegaste
creo que escapo
hacia adelante
pero en realidad
vuelvo sobre mis pasos
me acuesto en las huellas
busco la forma de mi cara
en un gesto que no tengo
el reflejo me devuelve
la sonrisa de otro
que fui en el pasado
trato de matarlo
con el vidrio roto
la sangre es mía
y brota hacia adentro
en reversa me muevo
miro por última vez
el cuerpo que quise dar
me lanzo sin ver
al futuro que ya pasó